La salud mental de los habitantes de Cali está en riesgo y los jóvenes son los más afectados. El 70 % de los estudiantes caleños se encuentran en riesgo medio, debido a la falta de implementación de la Política Pública de Salud Mental. Como iniciativa resolutiva surgió el colectivo ‘Jóvenes por Cali’.

Entre los efectos de la pandemia de covid-19 y el “estallido social”, la estabilidad emocional de los vallecaucanos se ha visto afectada. La crisis económica y el confinamiento acentuaron los problemas de salud mental.

La virtualidad, además, generó altos niveles de pérdida de interacción física y aumentó el consumo de contenidos superfluos y cargados de violencia sin filtro. En consecuencia, las mentes de niños, niñas y jóvenes, en su mayoría, se han turbado y hasta alertado con un aumento de cuadros depresivos.

El Observatorio de Salud Mental de Cali reveló datos alarmantes sobre la salud mental de los estudiantes en instituciones educativas oficiales. Según un informe del mes de agosto de 2023, el 20 % de los estudiantes está en un riesgo alto de salud mental, el 70 % en un riesgo medio y el 10 % en un nivel bajo. Los casos de suicidio han aumentado significativamente con 30 reportados en los últimos cuatro meses de 2021 y 186 en los primeros cuatro meses de 2022. De igual manera, se han desbordado los informes de agresiones, maltrato y violencia sexual.

Salud mental en Cali. | Foto: Cortesía

Ante este panorama, Daniella Plaza Saldarriaga, gestora del colectivo ‘Jóvenes por Cali’, define la situación como “una olla de presión que precisa ser liberada antes de que sea demasiado tarde”. La joven lideresa, además, elevó una voz de alerta a la sociedad. “Es hora de hablar de salud mental y de reconocer que está en peligro especialmente en los jóvenes. La comunidad educativa se está viendo directamente afectada; el bienestar de los estudiantes y su convivencia escolar entró en un progresivo deterioro”, afirma la abogada caleña, especialista en Derecho Público, quien dirige el colectivo ciudadano ‘Jóvenes por Cali’ desde hace 5 años.

Pese a que Santiago de Cali cuenta con una Política Pública de Salud Mental, con presupuestos asignados, Daniella Plaza Saldarriaga sostiene que se necesita que la implementación de dicha política sea adecuada y cuente con un seguimiento efectivo.

Salud mental en Colombia. | Foto: Getty Images

“Por eso le corresponde al Concejo de Cali intervenir y cuestionarse sobre si la Política Pública está llegando a quienes más lo necesitan y si está generando un impacto positivo en nuestras escuelas, comunas, en la ciudadanía”, manifiesta Plaza Saldarriaga.

La también candidata al Concejo de Cali propone entonces una intervención transversal, que abarque distintos frentes, en virtud de controlar la citada crisis:

En educación: fortalecer la gestión de las emociones en las instituciones educativas mediante programas que ayuden a los jóvenes a comprender y controlar sus emociones de manera efectiva.

En cultura: ampliar la cobertura y promoción de espacios para el arte y la cultura que proporcionen una salida creativa, promuevan la conexión social y ofrezcan formas efectivas para el manejo del estrés y la ansiedad.

Desde el deporte: exigir una mayor oferta deportiva para la ciudadanía, no solo centrada en el alto rendimiento, con el objetivo de reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y la autoestima, sino promover el bienestar físico y emocional.

Acceso a la atención de salud mental: garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios de salud mental de calidad, independientemente de su situación económica.

Son jóvenes con problemas psicológicos. | Foto: Getty Images

“Es responsabilidad de todos trabajar juntos para restaurar la salud mental de Cali y proteger el futuro de sus ciudadanos. Y no, no nos estamos volviendo locos. Hablar de salud mental es un tema necesario, que debe abordarse sin tabúes. La ciudad debe volver a ser un lugar donde el cuidado y la protección se consideren fundamentales en la vida de sus habitantes, y donde la educación no solo se enfoque en la excelencia académica, sino también en el bienestar emocional y social de la comunidad”, manifiesta Daniella Plaza Saldarriaga.