Las autoridades confirmaron la captura de alias La Firma, un exintegrante del Ejército Nacional que en su retiro se habría dedicado a liderar una de las bandas más peligrosas del Valle del Cauca.
De acuerdo con las autoridades, las investigaciones lograron determinar que La Firma se habría retirado del Ejército para traficar con sustancias psicoactivas, liderando las llamadas ollas del departamento.
En medio de un operativo llevado a cabo por la Policía Valle, la Fiscalía General de la Nación, la Armada Nacional y el Ejército, capturaron al hombre en una finca ubicada en el municipio de Apía (Risaralda), donde se habría refugiado mientras se calmaban ‘las aguas’ por confrontaciones que se estaban presentando entre la banda que lideraba en el Valle con otra de Risaralda.
Al capturado lo procesarían por desplazamiento forzado, amenazas y fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones.
Las autoridades también indicaron que en el operativo fueron decomisadas dos armas de fuego, cartuchos, proveedores, celulares y una motocicleta.
Asimismo, fue capturada una mujer como presunta encargada de finanzas y logística del grupo; a quien le fueron imputados cargos por concierto para delinquir y tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
De otro lado, hasta la comuna 3 de Buenaventura, Valle del Cauca, llegaron uniformados del Gaula Militar para capturar a alias Víctor, presunto cabecilla de la banda Los Espartanos, la cual está enfrentada con Los Shottas por el control territorial del distrito portuario.
Contra este sujeto había dos órdenes de captura vigentes proferidas por juzgados de Buenaventura y Buga por los delitos de secuestro extorsivo y extorsión, respectivamente.
De acuerdo con información de inteligencia, alias Víctor, de 32 años, ha dedicado la mitad de su vida a las actividades delictivas, pues desde los 16 años está al servicio de distintos grupos criminales.
A Los Espartanos, liderados actualmente por alias Mapaya, se les atribuyen hurtos, desplazamientos forzados, lesiones personales, extorsiones y homicidios cometidos en la disputa que libran con Los Shottas.
Alias Víctor fue puesto a disposición de la Policía Nacional y el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía para que responda por los delitos mencionados anteriormente.
Aumento de homicidios en zona rural de Cali sería por venganzas
El Comité Interinstitucional de Muertes por Causa Externa indicó que en lo que va de este año, se han registrado 15 homicidios en 6 de los 15 corregimientos de la zona rural de Cali (Valle del Cauca). Dicha cifra duplica el número de muertes violentas a la misma fecha del año anterior.
De acuerdo con el coordinador del Observatorio de Seguridad Distrital de Cali, Pablo Alvarado, los 15 homicidios se han registrado en la parte sur de la zona rural, de los cuales 10 fueron perpetrados con arma de fuego y 5 con arma cortopunzante.
En cuanto a los corregimientos con mayor cantidad de homicidios son El Hormiguero y La Buitrera, ambos con 4 casos, mientras que los otros ocurrieron en Los Andes (2), Villa Carmelo (2), Pance (1) y Navarro (2).
Según el funcionario y de acuerdo con las investigaciones realizadas, nueve de los casos están relacionados con venganzas, lo que indica la existencia de antecedentes y discusiones previas entre la víctima y el agresor. Además, un caso está relacionado con microtráfico, tres con hurtos y dos aún no tienen móvil esclarecido.
Después de analizar las cifras, se evidencia que se ha producido un aumento de ocho homicidios en comparación con el mismo período del año anterior.
Estos casos están georreferenciados en la parte suroriental y sur occidental del Distrito, aunque de manera dispersa. Esto indica que no hay una concentración de homicidios que permita inferir una causa común relacionada con actividades de economías ilícitas.
Ante el incremento de homicidios en la zona rural de Cali, las autoridades locales han implementado medidas para contener el delito. Además de la presencia policial y militar en las zonas afectadas, se ha decidido apoyar con herramientas tecnológicas de monitoreo aéreo, como el Halcón y el sistema de drones, para mantener una vigilancia constante en los corregimientos donde se han registrado los homicidios.