En plena zona urbana del municipio de Carlosama, Nariño, la Policía encontró un vehículo de servicio público tipo campero repleto de cocaína.
Los uniformados hicieron el hallazgo en el barrio Camilo Torres de dicha localidad, donde tenían instalado un puesto de control.
Cuando el vehículo pretendía sobrepasar el puesto de control y evadir a las autoridades, los agentes de la Policía le hicieron la señal de pare al conductor, pero este hizo caso omiso y continuó su camino.
Las autoridades cerraron las posibles rutas de escape del vehículo, por lo que lo encontraron abandonado metros más adelante.
Dentro del vehículo fue hallada una gran cantidad de paquetes llenos de cocaína, los cuales estaban marcados con la imagen de un cohete. Se presume que este logo identifica a la organización dueña del cargamento.
Según la Policía, el peso total del mismo es de 700 kilogramos. La cocaína iba a ser comercializada en el departamento de Nariño.
Edwin Orlando Rojas Chisco, comandante del Departamento de Policía de Nariño, aseguró que la institución está buscando al conductor del vehículo para capturarlo.
De otro lado, a la cárcel fue enviado un hombre que se dedicaba a vender cocaína rosada, también conocida como tusi, y pastillas de éxtasis, en Pasto, Nariño.
El sujeto, identificado como Breyner Hernán Pantoja, fue detenido en su propia vivienda, ubicada en el barrio Las Violetas II, gracias a una orden de allanamiento que tenían las autoridades.
En el allanamiento realizado por agentes de la Sijín de la Policía se encontró una gran cantidad de drogas y elementos usados para su comercialización. La Fiscalía General de la Nación detalló que fueron incautadas 537 pastillas de éxtasis, 1.500 tabletas de Alprazolam avaluadas en $ 10.000.000, cocaína rosada en polvo (o tusi), marihuana, dos frascos del anestésico Soloket, 70 bolsas herméticas para empacar pastillas, 12 frascos con esencias aromáticas, una licuadora, una gramera y un teléfono celular.
Pantoja no estaba solo. En la vivienda estaba junto a él una mujer que también fue detenida, pero liberada poco después por orden del juez del caso al no encontrar, al parecer, pruebas suficientes en su contra para imputarla.
El hombre no corrió con la misma suerte, pues por emplear el predio para almacenar y comercializar sustancias ilícitas, le imputaron los delitos de fabricación, tráfico y porte de estupefacientes, los cuales no aceptó. Sin embargo, fue enviado a la cárcel para que responda tras las rejas por dichos cargos.
La llamada cocaína rosada es un colorido polvo que se consume, principalmente, en clubes de música electrónica y que no tiene ninguna relación química con el estimulante a base de hoja de coca que exporta Colombia por toneladas.
En realidad, el tusi es un coctel de varias sustancias, principalmente ketamina, un anestésico usado en animales. “Cada cocinero maneja sus proporciones y existen tantas recetas como cocineros hay en este mundo”, explicó, bajo reserva, un químico farmacéutico que ha preparado la mezcla para venderla.
Su receta contiene principalmente ketamina, a la que le agrega éxtasis y el alucinógeno mescalina. Todas estas sustancias se consiguen en el mercado negro de drogas de la segunda ciudad de Colombia por el equivalente a 180 dólares.
Los 15 gramos de polvo rosado que resultan del proceso valen unos 1.500 dólares en las calles. “Genera estados de euforia, como si estuvieras borracho. Te genera alegría, exaltación”, dijo el cocinero de tusi.