La escena de decenas de jóvenes guerrilleros entrenando en un campo de adoctrinamiento en zona rural de Tumaco, frontera del Pacífico sur con Ecuador, es apenas la punta del iceberg de lo que se viene cocinando desde hace varios meses en esa región.
SEMANA tuvo acceso a un informe de inteligencia militar donde se detalla que este campo de entrenamiento pertenece a las disidencias Oliver Sinisterra y que en ese lugar capacitaban a jóvenes para el manejo de armas, explosivos y acciones terroristas tanto en Colombia como en San Lorenzo y Esmeraldas, ciudades fronterizas de Ecuador.
“Según las primeras informaciones, esta infraestructura ilegal estaba ubicada en la vereda Montañita y tenía la capacidad para entrenar alrededor de 40 a 50 guerrilleros en conocimientos de armas, explosivos, inteligencia criminal y planeamiento de acciones terroristas contra bases militares y estaciones de Policía, de igual forma, mantenían el control delictivo del territorio, evitando el ingreso de comisiones del comando coordinador de occidente con área de injerencia en Ecuador”, dice el informe de las Fuerzas de Tarea Conjuntas Hércules.
Durante el desarrollo de la operación, se logró además el hallazgo de abundante material de guerra e intendencia, entre los que se destacan: propaganda alusiva a la Segunda Marquetalia, kilogramos de pasta base de coca y alrededor de 18 millones de pesos en efectivo.
Pero la complejidad del asunto también radica en que, según una fuente consultada por SEMANA, en ese lugar no solo se estarían adoctrinando guerrilleros colombianos, sino también ciudadanos ecuatorianos que hacen parte de las filiales del crimen que tienen las disidencias de las Farc en ese país.
Debido a la complejidad en los fuertes controles en los puertos colombianos, Ecuador se ha convertido en el país más rentable para mover grandes cargamentos de droga, que son embarcados en Esmeraldas y Guayaquil con rumbo a Centroamérica y Europa. De acuerdo con la fuente de inteligencia, el mercado ilegal tiene el siguiente tránsito: corregimiento de Llorente, vereda Puerto Rico, Río Mataje, San Lorenzo (Ecuador) y luego Guayaquil.
Para ejecutar estas acciones, las disidencias colombianas han aumentado su poder criminal en el vecino país. “Aquí la disputa es entre la Oliver Sinisterra, Los Contadores y el Comando Coordinador de Occidente, que dirige alias Mordisco. Todos ven en Ecuador la joya de la corona, entonces buscan controlar la frontera terrestre y marítima, y para eso deben aumentar el personal tanto allá como acá”, señala la fuente.
En el caso de Ecuador, los jóvenes son reclutados principalmente en los sectores más vulnerables de San Lorenzo, Esmeraldas y Guayaquil; después llegan vía marítima a Colombia, específicamente a Tumaco, Barbacoas y otras regiones del Triángulo del Telembí, donde hay campos de entrenamiento.
Luego de superar esa prueba, a los jóvenes se les dota de armas, mapas y contactos para que regresen a su país y empiecen a controlar las rutas del microtráfico, así como la custodia de los grandes cargamentos que envían las disidencias desde Colombia. Así, la guerra de las disidencias del suroccidente cruzó la frontera y ahora se libra en Ecuador, lo que convierte a estas estructuras en grupos transnacionales.