Luciana Armilla Trujillo es palmirana, tiene siete años y practica el BMX hace 15 meses porque, según ella, “le gusta la velocidad”. Su afición por este deporte proviene de Mariana Pajón, a quien admira tanto que un día le dijo a su padre que quería “‘biciclar’ como Mariana Pajón”.
Pero además tiene un gran corazón, porque luego de ver que sus papás Andrés Armilla y Katherine Trujillo repartieron juguetes a familias venezolanas en diciembre pasado, les dijo que quería hacer algo parecido. Así fue que tomó la decisión de ahorrar su mesada para alimentar a los habitantes de calle de esta ciudad vallecaucana.
Su obra social inició en enero de este año. Ella misma compra los ingredientes y prepara sánduches de jamón y queso con mayonesa y salsa rosada para repartirlos en las calles. Entonces los empaca en bolsas biodegradables y sus padres la acompañan a repartirlos.
Hace poco, cuando se le cayó un diente, Luciana vio la oportunidad de aumentar la cantidad de sánduches que repartía: “Lo puse debajo de la almohada y el hada de los dientes me trajo un billete de $ 5.000. Luego le escribí una carta preguntándole si me podía traer $ 10.000 más para mi obra social y me respondió en una carta que sí, pero que debía seguir lavándome muy bien los dientes”. Desde entonces reparte cerca de 50 sánduches mensuales.
Lo que más disfruta de este proceso son las caras de felicidad de quienes los reciben: “Cuando entrego los sánduches me gusta que se pongan felices”.
Su hermana mayor, Catalina, destaca su enorme corazón: “Todos los días Luciana nos enseña a los grandes que tenemos que ser bondadosos, ayudar a las personas y preocuparnos por los demás”.
Su padre –Andrés– no podría sentirse mejor: “Me siento muy orgulloso porque fuera de lo competitiva que es en el deporte, le gusta mucho ayudar a las personas y ama a los animales”.
Y les gusta tanto, que el próximo mes ayudará a los perros en situación de calle: ya está ahorrando dinero para comprar un bulto de concentrado y alimentar a los perros que encuentre en las calles de Palmira. Sabe que el bulto le costará $ 105.000 y que les dejará el corazón contento.
Su próxima meta es comprar un bulto de concentrado para alimentar a los perros en situación de calle. Actualmente está participando en un campeonato regional de BMX y ocupó el primer lugar en la última carrera que corrió.