La Policía Metropolitana de Cali capturó a un hombre en el barrio Yira Castro, al oriente de la ciudad, que tenía en su poder una inusual arma de fuego hecha de manera artesanal. Se trata de un elemento metálico en forma cilíndrica que puede albergar y disparar balas calibre 38.

Los policías observaron a un hombre con actitud sospechosa, y al pedirle un registro, arrojó el arma artesanal. “Se procedió de inmediato con su captura y fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación por el delito de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones”, dijo la Policía de Cali.

Arma artesanal incautada en Cali. | Foto: Cortesía

Esta captura se realiza en el mismo sector de la ciudad donde las autoridades dieron un gran golpe a la criminalidad la semana pasada. La Policía Metropolitana de Cali desmanteló una organización criminal especializada en robos. Antes de cometer los delitos, los integrantes se reunían en una casa para realizar actividades de santería y pedir ayuda de espíritus.

La banda era liderada por alias Sebastián, quien se infiltraba en los centros comerciales, perfilaba a las potenciales víctimas y coordinaba todos los movimientos por medio de aplicaciones de mensajería.

El general William Castaño, comandante encargado de la institución en la capital del Valle del Cauca, detalló que WhatsApp se convirtió en un aliado importante para sus maniobras y, desde allí, Sebastián tenía el control de la situación.

“Utilizaba una llamada telefónica grupal [y] nunca colgaba la llamada en el desarrollo del ejercicio del hurto, los mantenían conectados para articularse en los diferentes puntos donde se ubicaban”, comentó el alto mando este viernes 13 de septiembre.

La estrategia consistía en localizar a la víctima y rodearla con motos, para intimidarla con armas de fuego y presionarla a desprenderse de sus objetos de valor. Así quedó registrado en cámaras de seguridad, hoy piezas clave en la investigación.

La teoría de los detectives es que las motocicletas marca Crypton estaban registradas a nombre de una mujer distinguida como Mayerlin y su casa se convirtió, supuestamente, en un centro de acopio del crimen caleño.