La incertidumbre para los cuatro niños rescatados de las entrañas de la selva del Guaviare parece no haber quedado atrás; al contrario, todo indica que la odisea por alcanzar una vida normal tiene otro capítulo. Al accidente de avioneta; a los 40 días perdidos, caminando en círculos, sin comida, sin techo y ante el acecho de peligrosos animales, ahora se suma el pleito legal que se avecina por la custodia de los cuatro hermanos.

Narciso Mucutuy, abuelo materno de los niños, asegura que la custodia debe quedar en manos de él y de su esposa, porque el papá de dos de los menores, Manuel Ranoque, no es la persona idónea para cuidarlos.

“En este momento el cuidado de los niños está en manos de los médicos del Hospital Militar, después de que ellos se hagan su tratamiento pasan a manos del Bienestar Familiar, porque ellos tienen que mirar su situación de la parte psicológica y ver cómo están ellos.

Los niños indígenas fueron rescatados por un grupo especial de las Fuerzas Armadas y miembros de la comunidad indígena que participaron activamente en la búsqueda.

Después no los vamos a molestar a ellos para nada porque queremos que protejan a nuestros nietos bien (...) Después de que pase todo eso y ellos tengan bien los cinco sentidos, normalmente, ahí llegaremos ya a definir para que nos los entreguen, hacernos responsables, ya de ser abuelo, yo me quedo como papá de ellos y la abuelita queda como mamá de ellos. Esa es la esperanza que tenemos”, le dijo don Narciso a Vicky Dávila en una entrevista exclusiva. Luego de conocida esa intención de quedarse con la custodia de los niños, Manuel Ranoque salió al paso a esas declaraciones y señaló que llevará el proceso hasta las últimas instancias porque los niños se deben quedar con él.

“Es mentira todo lo que están diciendo”, aseveró. Sin referirse explícitamente, el papá de los niños trató de desmentir las versiones de posible maltrato intrafamiliar contra su esposa, Magdalena Mucutuy, quien murió en el accidente, y contra Lesly, la mayor de los hermanos. Así las cosas, el calvario para los niños aún no ha terminado, lo que acaba de comenzar es un tire y afloje que tomará muchos más días de los que estuvieron en la selva, incluso varios meses.

El secreto es la resiliencia

Para los cuatro hermanos, quedarse perdidos en la selva quizá no fue el reto principal de sus vidas. Desde hace un par de años navegan con el agua a contracorriente. Ese lunes primero de mayo salieron huyendo de sus casas por amenazas del frente disidente 30 de las Farc que declararon a los Ranoque Mucutuy como objetivos militares.

Los cuatro niños sobrevivieron cuarenta días en la selva. | Foto: Captura de pantalla / Suministrado a SEMANA por indígenas rescatistas

Así lo confirmó Manuel un par de días después del hallazgo de los niños: “Nos tocó salir porque ellos (el frente 30 de las Farc) me amenazaron a mí y a mi familia, y ahora quieren ubicarme para hacerme daño y también a mis hijos, y eso yo no lo voy a permitir”, dijo a la salida del centro hospitalario donde están siendo atendidos los menores.

El vuelo, sin contratiempos iniciales, salió de Caquetá y cayó en límites con Guaviare. Los niños, milagrosamente, se salvaron, quedaron de pie, sin ninguna fractura o golpe que les impidiera la movilidad. Lograron sobrevivir a una tragedia que cobró la vida de su mamá, el piloto de la avioneta y otro de los tripulantes.

Les tocó ver morir a su madre, la lloraron en el lugar, compartieron con el cadáver más de cuatro días, hasta que guiados por Lesly tomaron la decisión de desprenderse de la muerte para caminar en búsqueda de la vida. Otra vez tenían que batallar contra una circunstancia adversa.

Los niños están en el Hospital Militar en proceso de recuperación. | Foto: Suministrada a SEMANA

En el grupo hay una menor de apenas 11 meses, en ese momento, que dependía en gran parte de la leche materna de Magdalena Mucutuy. Así caminaron y sobrevivieron por 40 días. Con el hallazgo el pasado viernes, toda Colombia creyó que la adversidad había terminado, pero no fue así.

Ahora deberán pasar por un proceso bastante complejo para retornar a una vida normal, a una vida de niños. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar no se ha pronunciado sobre cuál será el futuro de los niños, ni en qué hogar continuarán sus destinos, la incertidumbre será el derrotero futuro.