Falleció este miércoles,5 de julio, la niña de nueve años de edad que resultó herida el pasado 1 de julio en una balacera ocurrida en el barrio R9 de Buenaventura, Valle del Cauca, donde los enfrentamientos de bandas criminales tienen a la población en máxima tensión.
La menor de edad, con ayuda de los médicos, luchaba por mantenerse con vida en una clínica de Cali, a la que fue trasladada luego de ser atendida, en principio, en el distrito portuario.
Kimberly Quiñones Hinestroza y su tía fueron alcanzadas por las balas disparadas por bandas criminales en medio de un enfrentamiento. La menor no corrió con la misma suerte de su familiar y murió, debido a la gravedad de las lesiones.
La Alcaldía de Buenaventura lamentó la muerte de la niña y envió sus condolencias a la familia. Por su parte, el personero del distrito portuario, Edwin James Patiño, le hizo un llamado a las autoridades.
“Desafortunadamente, esta niña que estaba luchando para poder mantener su vida, perdió la vida, perdió esa lucha y hacemos el llamado a la comunidad general, a los actores y al Gobierno nacional para que hagan la intervención que necesita el puerto, que desarticule estas organizaciones. No podemos seguir permitiendo que otros niños pierdan la vida. No podemos seguir contando víctimas por estos conflictos”, señaló.
La familia de Kimberly guarda los mejores recuerdos de ella y pide que se haga justicia. “Era una niña muy alegre, le encantaba jugar con sus amigas, hacer videos para TikTok, bailar. No queremos que quede en la impunidad su muerte, era una niña de solo nueve años”, dijeron.
Militarización no es una opción
La militarización de Buenaventura, Valle del Cauca, no es una de las opciones que contempla la Alcaldía para enfrentar la fuerte situación de orden público y seguridad que atraviesa el distrito por cuenta del surgimiento de una nueva banda delincuencial, autodenominada La Banda de Robert, la cual le declaró la guerra a la estructura Jalisco Nueva Generación, y se sumó a la guerra que sostienen Los Shottas y Los Espartanos.
“No nos estamos oponiendo a que el estado ejerza control en Buenaventura, lo que decimos es que no consideramos la necesidad de militarizar la ciudad. Se debe robustecer la capacidad de la Policía y del Ejército, hay que dotarlos de más elementos e incrementar el personal para que puedan responder en tiempo real”, dijo a SEMANA el secretario de Gobierno, Arlington Agudelo.
“¿Es necesario militarizar cuando podemos dar una mejor respuesta policial y militar? En 12 comunas que tiene el casco urbano hay 26 cuadrantes de Policía, los cuales nunca van a ser suficientes para responder, pero si se incrementa el pie de fuerza, seguramente la militarización queda descartada”, explicó Agudelo.
De acuerdo con el funcionario, Buenaventura necesitaría la llegada de al menos 1.000 miembros de la fuerza pública para que el plan de choque contra las organizaciones delictivas sea efectivo. Sin embargo, el secretario señala que su llegada no es suficiente sin condiciones adecuadas y garantías.
“A estos miembros de la fuerza pública hay que garantizarles las condiciones para que se puedan desplazar (…) Requerimos de motocicletas, helicópteros y drones. También hay que brindarles lugares apropiados para descansar y una buena alimentación”, añadió.
Sobre la aparición de esta nueva banda, el funcionario dijo que no se conoce mucho y que el video con el que se dieron a conocer está siendo objeto de análisis. “Es materia de investigación el surgimiento de esta nueva banda, que se dio a conocer a través de un video que hicieron y se hizo viral. Las autoridades deben determinar si es un apéndice de una banda que está en la zona rural o parte de un grupo armado, y si los cabecillas están o no en Buenaventura. Nosotros, como autoridad, tenemos la misma información que tienen los medios y el Gobierno”, concluyó Agudelo.
A las mencionadas bandas delincuenciales que siembran en el terror en el casco urbano de Buenaventura, se suman los grupos armados que hacen presencia en la zona rural: la disidencia Jaime Martínez, el ELN, el Clan del Golfo y la Nueva Marquetalia, organizaciones que se disputan a sangre y fuego el control territorial para mover a su antojo mercancías ilegales y drogas.