En las últimas horas, fue dejado en libertad un hombre que se encontraba en poder del Frente Jaime Martínez, de las antiguas Farc. La operación humanitaria, que se desarrolló en zona rural de Valle del Cauca, contó con la participación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Defensoría del Pueblo, la Misión de Verificación de las Naciones Unidas y la guardia campesina del Valle.

“Las partes en conflicto deben proteger la vida y la dignidad de las personas que no participan o que han dejado de participar en las hostilidades y deben tratarlas con humanidad en toda circunstancia. En ese contexto, saludamos el gesto humanitario del grupo armado al entregarnos a esta persona para que pueda reencontrarse con su familia”, expresó Kian Abbassian, jefe de la Subdelegación del CICR para el suroccidente del país.

Afortunadamente, el hombre se encontraba en adecuadas condiciones de salud y fue traslado por el CICR a otra zona para reunirlo con sus seres queridos y así poder celebrar en esta época de fin de año su reencuentro tan esperado.

“En las liberaciones, cumplimos un rol estrictamente humanitario como intermediario neutral, en razón a ello no hacemos referencia pública sobre las circunstancias en las que pudo darse la privación de libertad de la persona entregada ni revelamos información que pueda afectar su seguridad. Estos estrictos protocolos garantizan la neutralidad, independencia, imparcialidad y confidencialidad con la que trabajamos y nos permite seguir ayudando a quienes se ven afectados por los conflictos armados y la violencia”, agregó Abbassian.

Cabe mencionar que en lo corrido del año, 61 personas han sido entregadas por diversos actores armados al CICR, por lo que la organización humanitaria reitera a las partes en conflicto que, en su calidad de intermediario neutral, está dispuesto a desarrollar otras operaciones humanitarias que conlleven a aliviar las consecuencias de los conflictos armados y la violencia sobre quienes no participan o han dejado de participar en las hostilidades.

“El diálogo que sostiene el CICR con instituciones estatales, comunidades y con actores armados es confidencial. Agradecemos respetar la reserva que mantiene de este tipo de información para poder desarrollar su labor humanitaria y proteger la dignidad de las personas recibidas”, señaló la entidad.

La nueva modalidad de secuestro en Colombia que involucra a los menores de edad

En Tunja (Boyacá), un microempresario, que por seguridad de su familia no revela su identidad, recibió la tarde del pasado viernes la llamada de un hombre que le decía tener a su hijo de 15 años secuestrado y que a cambio de su liberación pedía 10 millones de pesos. Además, contaba solo con una hora para llevar el dinero al punto indicado.

Lo primero que hizo el padre del joven fue llamar a su esposa. Ella le dijo que el menor había salido al cine con un amigo, pero que la función terminaba justo a esa hora, sobre las 4:00 de la tarde. Le empezaron a marcar insistentemente al celular y mandaba a correo de voz desde el primer intento.

El hombre que, supuestamente, había secuestrado a su hijo le entregó datos precisos de sus vidas, números de cédulas, fechas y lugares de nacimiento, pasatiempos, películas y series de preferencia, lo que le daba mayor credibilidad al supuesto secuestro. Lo llamaba cada 10 minutos y le indicaba que si llegaba a hablar con las autoridades se preparara para lo peor. Como familia, decidieron no buscar ayuda para evitar una tragedia, según ellos. Reunieron el producido de las ventas de los últimos dos días, sacaron lo que tenían en la cuenta de ahorros, eso sumó 2 millones de pesos, y pidieron dos créditos a amigos por 500.000 pesos cada uno.

En 50 minutos, reunieron 3 millones de pesos; le rogaron al misterioso hombre que estaba al otro lado de la línea un mayor plazo. Aceptó solo si entregaba esta primera parte de dinero recaudado, con la condición de que su hijo sería liberado hasta que pagara la totalidad.

Entregaron la plata y cuando estaban tratando de empeñar una maquinaria, entró la llamada del teléfono del joven. “Papá, vi que me marcaron, ¿qué pasó?”. Comprendieron que todo se trató de un falso secuestro. El joven, en una especie de flashback, narró lo sucedido.

Cuando la película terminó, se encontró con dos personas que estaban a los alrededores. Lo abordaron para decirle que podía entrar a la siguiente función gratis, siempre y cuando llenara una encuesta y apagara el celular durante la película para que se pudiera concentrar y luego hacer una retroalimentación del contenido y la experiencia en el cine. Él no vio problema y aceptó. Fue el tiempo suficiente que tuvieron los delincuentes para engañar a los padres. Insisten en no denunciar a las autoridades porque los datos con dirección y demás aún están en manos de los timadores. Pero decidieron contar su historia para evitar que otros casos se registren.