En la madrugada de este lunes perdió la vida Cristián Camilo Herrera, un hombre que estaba recluido en un calabozo de la Policía Nacional en el municipio de Jamundí, Valle del Cauca. Si bien la institución cree que fue producto de un accidente, la familia hace graves señalamientos contra los custodios.
Él llegó hace cinco meses a ese lugar tras protagonizar una riña. Durante ese tiempo, estuvo esperando una imputación de cargos que no prosperó: “No le pudieron probar nada, absolutamente nada”, afirmó uno de sus allegados. Allí recibió la trágica noticia de la muerte de su padre y cumplió los 20 años hace ocho días.
Sobre las 2:00 a. m. de este 12 de febrero, su madre recibió una inquietante llamada. Al otro lado del teléfono estaba Herrera, quien la alertó sobre una supuesta sustancia que le habrían suministrado tras las rejas: “Me dieron algo, estoy viendo borroso, venga, venga”, agregó un pariente que pidió omitir su identidad.
La mujer se levantó de la cama y se trasladó a la estación de la Policía. Cuando llegó, los oficiales le comentaron que su hijo había sido trasladado de urgencia a un centro médico. Más tarde, llegó un doloroso mensaje: “Llegó sin signos vitales”. En su cuerpo vieron marcas violentas que explicarían una golpiza.
Al parecer, los compañeros de celda de Herrera confesaron a su familia que “siete policías lo cascaron”. Tras esta comunicación, los allegados del fallecido piden una investigación exhaustiva para esclarecer el minuto a minuto de la situación, pues no descartan que él haya sido víctima de un supuesto crimen a manos de uniformados.
Sin embargo, la Policía Metropolitana de Cali tiene otra versión de los acontecimientos. Los custodios narraron que el detenido se habría fugado del lugar, luego de pedir permiso para ir al baño a altas horas de la noche. En una reacción inmediata, lo recapturaron y lo ingresaron nuevamente a la sede.
“Cuando lo devolvieron a la estación, murió”, reportaron los oficiales. Ellos tienen tres hipótesis: que él se haya golpeado en el momento del escape, que tuviera una condición médica que complicó su salud o que haya sido víctima de una agresión física. Quien tendrá que resolver las dudas será Medicina Legal.
Andrés Echeverry, feminicida de la niña Michelle, habló desde la cárcel y negó supuesta golpiza: “Me encuentro muy bien”
SEMANA tuvo acceso a una grabación en la que habla Harold Andrés Echeverry, quien se encuentra privado de la libertad en la cárcel de Cómbita por el feminicidio de Michelle Dayana, la adolescente de 15 años que fue abusada, asesinada y desmembrada en Cali.
El hombre desmintió la versión de la Defensoría del Pueblo, que advirtió ante la opinión pública que él habría sido víctima de una fuerte golpiza al interior del centro penitenciario, días después de reconocer que sí mató con sus manos a la mujer.
“Me encuentro muy bien, me encuentro bien de salud. Físicamente, muy bien, gracias a Dios. No he sido lesionado o golpeado en mi integridad física. Han sido muy buenos los guardianes del Inpec. La guardia me ha atendido muy bien”, afirmó el delincuente desde Boyacá.
Harold Andrés Echeverry también aprovechó la escandalosa coyuntura para agradecer por la atención que le ha brindado el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) bajo el mando del teniente coronel Daniel Fernando Gutiérrez.
“Quiero mandar un saludo al teniente coronel. El mayor Ospina ha sido una persona que ha estado al tanto de mi salud y de las cosas que he necesitado, ha estado velando por mi seguridad, no ha habido nada de lo que dicen en las noticias”, agregó el feminicida.
Hace tres días, la Fiscalía General de la Nación dio a conocer que un juez profirió una condena de 47 años de prisión en contra de Harold Andrés Echeverry por su responsabilidad en el asesinato de la menor Michelle Dayana González, en hechos que se registraron en la ciudad de Cali, en el Valle del Cauca.