El alcalde de Calima El Darién está en el ojo del huracán desde hace ocho días por quitarse la ropa en un bar y bailar desnudo, mientras una cámara registraba cada uno de sus movimientos. Aunque las versiones iniciales dieron cuenta de que la actitud fue producto de una borrachera, él tumbó las hipótesis y dijo que lo iban a matar.
Martín Mejía Londoño solo tiene tres recuerdos borrosos de esa noche. Se sentó en la barra de la discoteca, pidió una cerveza para beber y una mujer le dijo que la acompañara a comer una hamburguesa. El resto de la historia está documentada en las grabaciones que inundaron internet, donde se le ve ligero de ropa y sin dominio de la consciencia.
En diálogo con SEMANA, esculcó en su memoria las pocas escenas que le quedan de aquella amarga fiesta: “Yo fui a un sitio nocturno de mi municipio a tomarme una cerveza. Solo recuerdo a una mujer que me dice que la acompañe a comer algo. No me acuerdo absolutamente de nada. Al día siguiente revienta todo este escándalo”, manifestó.
Estuvo dormido en un centro médico el lunes, martes y miércoles. Durante ese período habló inconsistencias y no tenía en la mente el tamaño de la polémica. En la clínica le practicaron exámenes toxicológicos que pusieron en evidencia una sustancia en su cuerpo: benzodiacepina. Con ese hallazgo, calificó la situación como un intento de homicidio.
Sin embargo, no sabe quién lo quiso matar y no tiene en el radar a las personas que lo rodearon en el baile para lanzar una acusación, pero sospecha que sería por temas políticos y su cargo. Tiene más dudas que certezas. Por ejemplo, no entiende las razones por las que no tuvo aliento a alcohol ni por qué los médicos detectaron el consumo de licor.
Esta es su principal tesis: “A mí me parece que esto fue totalmente premeditado, programado, planeado. Me llama mucho la atención una cosa. ¿Por qué esa señora me dice que me salga de la discoteca? Yo pienso es que me iban a matar. Eso es lo que la investigación tendrá que hacer. Aquí hay cosas muy extrañas”, agregó el alcalde.
Supuestamente, una persona con dinero, fuerza e interés sobre su nombre habría ordenado la presunta intoxicación. No le cabe en la cabeza que una botella de cerveza haya provocado semejante efecto en su cuerpo. Lo dice teniendo presente lo que aprendió en el pregrado de medicina y la información que le dieron en una clínica del Valle.
Al parecer, le están cobrando las determinaciones del pasado: “Yo no he sido un alcalde normal, he sido un alcalde diferente, que ha tomado decisiones fuertes. Me las están cobrando todas. Pero respétenme la vida, a mis hijos, mi mamá. Me destruyeron. Yo no salgo hace ocho días de mi casa. Esto no se le hace a un ser humano, no”, manifestó.
No obstante, la gente no le perdona la escandalosa situación. En Calima El Darién están pidiendo su renuncia a gritos y a los organismos de control la destitución, dado que no es la primera vez que protagoniza este tipo de hechos en público. En las fiestas tradicionales de su pueblo, se subió a una tarima, agarró un micrófono y se reconoció como un ladrón.
Frente a esto, aclaró que el episodio de la escopolamina no se puede traducir de la misma manera a razón de que atentaron contra su vida: “Esto no fue una cosa de tragos. Acá hay que ver las cosas con otra óptica. ¿Queremos desviar la atención al trago? Listo, desviémosla. ¿Pero si me hubieran matado? Es un cuento totalmente diferente”, alegó.
Se mostró afectado por el supuesto disfraz que la opinión pública le ha puesto a la emergencia que vivió. Reconoció que su madre no ha parado de llorar, su relación sentimental se fracturó y sus hijos están padeciendo un intenso acoso porque cientos de personas han mostrado a su padre desnudo. La polémica, de momento, no tiene freno.