La discusión del salario mínimo, que este año comenzó con algunas propuestas mucho antes de que se diera inicio con el cronograma oficial, ha dejado ver la preocupación de diferentes sectores de cómo se dará dicho aumento, porque este año tuvo un reto mayor, y fue tener en cuenta el indicador de la inflación, que por ley el aumento no debe ser mayor a esta cifra.
Sobre ello, el grupo multisectorial del departamento del Valle del Cauca que agrupa más de 34 organizaciones de 22 grupos económicos y alrededor de 4.500 afiliados, no están de acuerdo con la propuesta de las centrales obreras del 20 % de aumento del salario mínimo para el 2023.
“Es demasiado alto debido a la regla que se ha establecido en la comisión de salarios donde el índice de la inflación a noviembre es del 12.53 % y el índice de productividad es del 1.24 %, esto daría como resultado un 13.77 %, por lo cual un justo aumento del salario mínimo sería un 14 %”, aseguró Gustavo Muñoz, presidente del grupo multisectorial.
De otro lado, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez Ríos, aseveró: “Queda claro que el Gobierno Nacional no solamente tiene voluntad política para la mesa de concertación, sino que viene trabajando en esa política pública que es determinante para aliviar los costos de la inflación tan alta que tiene un impacto profundo en los hogares colombianos”.
Ramírez Ríos lo declaró al concluir una nueva sesión de la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, donde se espera definir una cifra unificada con los representantes de las centrales sindicales y gremios de lo que será el incremento del salario mínimo para el 2023.
Según la ministra, “hemos venido haciendo un examen minucioso de todas y cada una de las medidas que en este proceso se han puesto sobre la mesa y hoy se trabajaron exclusivamente algunas de las propuestas que se habían hecho en torno al proceso de desindexación de algunos productos y servicios del salario mínimo. Se analizaron nuevos elementos al proceso, así como la regulación de los medicamentos de la canasta básica y los precios de la energía”.
¿Cómo quedaría comparado con el resto de Latinoamérica?
Esta nueva fase de las reuniones entre sindicatos, empresarios y representantes del Gobierno nacional arranca con varias cartas sobre la mesa. Ya se tiene claro el índice de productividad, fijado en 1,24 %; el comportamiento de la inflación, que en noviembre se situó en 12,35 %, y las estimaciones es que al cierre del año sea del 3 %, según el Banco de la República, mientras que para 2023 esté alrededor del 7 %.
También hacen parte de esta discusión otros indicadores macroeconómicos claves como el crecimiento del producto interno bruto (PIB), donde el proyecto por la autoridad monetaria del país es del 7,9 %; sin embargo, recientemente estimó que podría ser del 8 %, cifra que coincide con los datos revelados por importantes firmas y entidades internacionales como la Ocde.
Sin embargo, para el próximo año se prevé un menor ritmo de crecimiento, como consecuencia de la desaceleración que viene experimentando la economía y donde las cifras del Banco de la República señalan que sería del 0,5 %, siendo el menos optimista con respecto a algunas entidades como BBVA Research o Corficolombiana, que estiman que el PIB nacional crezca 0,70 % y 1,8 %, respectivamente. Incluso, hay proyecciones más altas, como la del Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y la Cepal, que proyectaron un crecimiento para el país, en un rango entre 1,8 % y 2,2 %.
Estos datos, sumados a otras variables internas y externas que han impacto el costo de vida en el país, llevaron a las centrales obreras a dar a conocer sus propuestas en torno al incremento del salario mínimo, donde su apuesta es que el alza sea del 20 %. Mientras que los empresarios y gremios económicos decidieron no llevar a la Mesa de Concertación una cifra en específico, sino que, con la propuesta de los sindicatos, comenzar a buscar un punto de equilibrio que lleve a un acuerdo mancomunado.
Así las cosas, el posible aumento del 20 %, equivalente a $200.000, se constituye en el “techo máximo” de referencia. De concretarse esta alza, el salario mínimo pasaría de un millón de pesos a un millón 200 mil pesos, sin incluir el subsidio de transporte. Esto supone que se estaría frente un mínimo equivalente a los 249,4 dólares para 2023.
Y ¿cómo quedaría con respecto a algunos países de Latinoamérica? Si se parte del supuesto antes mencionado, y teniendo en cuenta que aún no se conoce el ajuste en los países de la región, y que solo se tiene el dato del salario mínimo de 2022, la conclusión que se saca es que el mínimo en Colombia seguirá estando por debajo al de Uruguay, Chile, Ecuador, Paraguay y Argentina, según datos reportados por las firmas Endeavor y Ontop.
En el caso de las tres primeras naciones, el salario mínimo para este año está por encima de los 400 dólares, mientras que en las otras dos restantes supera los 300 dólares; dejando en evidencia que el mínimo en el país no está entre los altos en la región. También estaría por debajo de Perú y México (265 dólares); sin embargo, se ubicaría por encima de Brasil (231 dólares) y de Venezuela (28 dólares).
Aunque el anterior panorama pareciera ser favorable para el país, algunas voces se han alzado en torno a mirar con prudencia el incremento del salario mínimo. Por una parte, sectores empresariales advierten de los impactos en cuanto a costos y efectos adversos para la formalidad y la generación de empleo, mientras que académicos piden tener en cuenta las implicaciones que un alza desproporcionada podría ocasionar a las finanzas públicas, quedando este aspecto un poco relegado en las discusiones que sobre el tema se han venido dando en los últimos años.