Los más de 100 monos que el Centro de Investigación Caucaseco y la Fundación Centro de Primates tenía encerrados, en Cali, para experimentar una esquiva vacuna contra la malaria no pueden hablar, pero si lo hicieran, dirían que estaban viviendo un infierno y que haber sido extraídos de su hábitat natural era el menor de los sufrimientos que padecieron.

Y aunque no pueden pronunciar palabra alguna contra sus maltratadores, la expresión de sus ojos les permitía revelar prácticamente todo. Las condiciones en las que fueron encontrados y las laceraciones en sus cuerpos confirmaban lo que no podían decir explícitamente.

A algunos monos se les negó, incluso, el derecho a comunicarse con la mirada: les faltaba un ojo, y otros pequeños ejemplares ya se encontraban muertos.

Las autoridades ambientales encontraron monos nocturnos y monos ardilla. | Foto: Fiscalía General de la Nación

Cuando la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y la Fiscalía General de la Nación llegaron al centro de investigación, ubicado a las afueras de la ciudad, para rescatarlos, tras múltiples denuncias de defensores de derechos animales de la región, los encontraron en jaulas oxidadas, conviviendo con su propio excremento y alimentados con comida para perros.

Son 102 monos nocturnos (Aotus trivirgatus) y seis monos ardilla (Saimiri sciureus) los que fueron sometidos, en muchos casos durante años, a dolorosos experimentos que se convirtieron en torturas y que extrañaban vivir trepados en los árboles comiendo frutas, flores e insectos.

No solo les inoculaban el virus de la malaria, en un nuevo intento fallido por encontrar la cura, también les quitaban las extremidades y el bazo, órgano responsable de generar respuestas inmunológicas.

Los análisis arrojaron que los monos vivían en condiciones deplorables. | Foto: Fiscalía General de la Nación

De acuerdo con Marco Antonio Suárez, director de la CVC, los monos fueron sacados de las montañas de Sucre y traídos a Cali con un permiso de caza otorgado por las autoridades ambientales de ese departamento. Sin embargo, la Fiscalía investiga la existencia de esas autorizaciones y la legalidad de las extracciones.

En esa misma línea, se pronunció el concejal del Movimiento Animalista del Valle del Cauca Terry Hurtado, quien además denuncia que el Centro de Investigación debe responder por cuatro monos nocturnos que no fueron encontrados el día del rescate. “Hay unos permisos de caza para exploración científica, pero queda en duda si estos sustentan la cantidad de monos que tenían. Los requisitos en el país aún son bastantes lapsos y pese a eso los habrían cumplido”, dijo.

Los monos fueron incautados por la CVC y trasladados a un centro de valoración y atención que tiene la entidad en el municipio de Palmira, Valle del Cauca, que fue adecuado para poder recibirlos.

En estas jaulas fueron encontrados los 108 monos rescatados. | Foto: Fiscalía General de la Nación

El proceso de recuperación avanza lentamente. El idílico objetivo que se planteó la CVC es reintroducirlos en su hábitat natural. De no lograrlo, los monos quedarían bajo el cuidado de la entidad el resto de su vida en un espacio digno.

Pero el Centro de Investigación y la Fundación no quieren eso. La pelea por los monos, lejos de terminar, parece que apenas empieza, ya que han instaurado tutelas contra la CVC para recuperar a los animales que tenían enjaulados. De momento, los jueces han negado sus peticiones, pero podrían recurrir a otros recursos legales.

“Si depende de la CVC, nunca volverán a esa Fundación. Han ejercido acciones de tutela para que no los sancionen y recuperar los micos. Hasta ahora, el fallo ha salido favorable para nosotros, pero habrá que esperar los resultados futuros”, aseguró Marco Antonio Suárez, director de la CVC, a SEMANA.

La Fiscalía tiene abierta una investigación contra el Centro de Investigación Caucaseco y la Fundación por los vejámenes padecidos por los monos. El ente señala que habrían incurrido en los delitos contra la vida, la integridad física y emocional de los animales; el medio ambiente y los recursos naturales y la administración pública. Por su parte, la CVC inició un proceso sancionatorio y ordenó la suspensión de las actividades del establecimiento dedicado a la experimentación.

Los monos están bajo custodia de la CVC, en Palmira, Valle del Cauca. | Foto: CVC - A.P.I

Sobre la determinación de la entidad se pronunció en las últimas horas el secretario de Seguridad y Justicia de Cali, Jimmy Dranguet. Según sus declaraciones, su dependencia cumplirá de una vez por todas con la decisión de la CVC, por lo cual el Centro de Investigación Caucaseco y la Fundación serían cerrados en las próximas horas para que no afecten más la fauna silvestre.

“Iremos al establecimiento y revisaremos si tienen los permisos. De no tenerlos, se impondrán los sellos y se cumplirá con la medida preventiva que adoptó la CVC”, precisó el funcionario.

SEMANA se comunicó con Sócrates Herrera Valencia, director del Centro de Investigación Caucaseco, pero no obtuvo respuesta sobre la pelea por los monos. Las llamadas hechas a los teléfonos del establecimiento tampoco fueron atendidas.