En Cartagena, la situación de orden público continúa traspasando límites que ponen en riesgo la integridad de los ciudadanos.
El mes de julio fue catalogado como uno de los meses más peligrosos de este año, incluso, una encuesta reveló que por lo menos el 17 % de los residentes de la ciudad, han sido víctimas de algún delito, siendo el robo el que más se repite.
Debido al incremento de la inseguridad, una frase que se ha vuelto popular en los últimos meses es que: “Cartagena está sin Dios, ni ley”.
Precisamente, así lo sienten los habitantes del barrio La María, sector Habitad 89, ubicado en las Faldas de La Popa, quienes llevan más de tres años sin servicio de alcantarillado y acueducto, a causa del crimen común organizado.
Las pandillas en los sectores más vulnerables, son el pan de cada día, sin embargo, en esta zona los ataques han sido constantes hacia la comunidad. Líderes cuentan que jóvenes pertenecientes a estos grupos delincuenciales decidieron quitar el acceso al agua potable, rompiendo los tubos del acueducto y dejando a su merced a por lo menos 2.500 personas, entre las cuales el 60 %, son menores de edad.
La comunidad asegura que los delincuentes han pedido grandes sumas de dinero a cambio de devolver el agua, sin embargo, las Faldas de La Popa es un sector en extrema pobreza, sus residentes viven en una zona de montaña, con el constante riesgo de derrumbe. Por ser de difícil acceso, las empresas recolectoras de residuos no extienden su servicio hasta allá, así que los niños viven entre la basura.
“Si ustedes están extorsionando porque pasan necesidad, no pueden exigirle pagar a los adultos que están en las mismas situaciones que ustedes. Tú tienes necesidades, nosotros también”, le dicen los líderes a los causantes de esta situación.
En este punto, una de las preguntas que más se repiten es ¿dónde están las autoridades?, los líderes comunales solo expresan decepción con el nivel de abandono estatal. “Aquí hasta a los Policías los roban, por eso no vienen”.
Por otro lado, una de las razones por la cual no han buscado soluciones con la empresa de acueducto -Aguas de Cartagena- se debe a que este es un asentamiento ilegal y que la misma comunidad fue quien se conectó al sistema para poder acceder al agua.
Ahora bien, durante el último año se han vuelto a plantear la posibilidad de recolectar nuevamente el dinero suficiente para recuperar el servicio de acueducto, pero el miedo constante a ser atacados por las pandillas es mayor. A raíz de esto, la alternativa que llevan implementando para por lo menos tener las mínimas condiciones sanitarias en sus hogares, es la compra de tanques de agua a $200, en la avenida principal.
Como es una zona montañosa, los litros de agua deben ir cargados al hombro y luego llevados de casa a casa. De esta manera es como han vivido en los últimos años.
“Nos sentimos abandonados”
No tener acceso a agua potable o el miedo permanente a las pandillas, son solo la punta del iceberg, pues el sector Habitad 89 tiene una larga lista de problemáticas que azotan a su comunidad.
“La verdad que este es un sector muy olvidado, muy vulnerable, aquí nuestros niños pasan necesidad, hay madres solteras y embarazos a temprana edad. Es una situación pesada, que se vive aquí siempre”, aseguró una de las madres comunitarias.
Por ahora, los residentes de Las Faldas de La Popa están a la espera de que el próximo alcalde en turno, tenga en cuenta a su comunidad y plantee propuesta para su reubicación, ya que como ellos mismos aseguran “no vivimos aquí porque queremos, vivimos aquí por la necesidad”.
Igualmente, hacen un llamado a las autoridades Distritales para tomar medidas y acciones que le puedan brindar una mejor calidad de vida a las futuras generaciones que crecen en medio de la pobreza, desigualdad y violencia.