El pasado 4 de septiembre fue presentada ante la Procuraduría Regional de Bolívar una petición para iniciar una investigación sobre lo ocurrido el pasado 30 de agosto en la Estación Caribe Norte de la Policía, ubicada en el barrio Chambacú de Cartagena, a pocos minutos del centro de la ciudad.

Un grupo de diez de detenidos manifiesta haber sido acorralados y secuestrados durante seis largas horas, en las que los torturaron, golpearon y abusaron sexualmente. En este momento, hay denuncias ante los organismos judiciales y disciplinarios, y hasta en Naciones Unidas.

Los denunciantes expresan que las autoridades estaban al tanto de lo que pasó en las celdas más recónditas de la estación. Además, luego de que se hizo público lo ocurrido, la policía habría montado un simulacro de motín que terminó borrando las pruebas de lo ocurrido.

No fue sino hasta el pasado sábado 17 de septiembre que la Policía Metropolitana de Cartagena se manifestó públicamente por medio de un comunicado.

“El pasado 30 de agosto se presentó un presunto hecho de agresión física y sexual contra un grupo de capturados en la sala de detenidos ubicada en la Estación de Policía Caribe Norte, al parecer por parte de personas que se encontraban en las mismas condiciones de reclusión por su supuesta responsabilidad en distintos delitos”, indicó el documento.

Asimismo, explicaron que en el momento que conocieron el caso, activaron de manera inmediata la ruta de atención por parte de la Policía Nacional y se recibió la denuncia con noticia criminal de las presuntas víctimas. “Quienes fueron trasladadas a un centro asistencial para ser valoradas ante las posibles lesiones y presunta agresión sexual, posteriormente, remitidas al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses”.

Actualmente, el Comando de la Policía Metropolitana de Cartagena explicó que se encuentran realizando el trámite para las indagaciones preliminares por parte de la Oficina de Control Disciplinario Interno de la unidad.

Además, el caso está en conocimiento de la Justicia Penal, Militar y Policial, para que ellos puedan esclarecer las circunstancias de tiempo, modo y lugar de los hechos denunciados. Las autoridades están en el proceso de recolección de pruebas para ser aportadas a la investigación.

Por otro lado, con respecto al tema de los hacinamientos, según la Policía se “ha desplegado un comité para abordar el tema relacionado con las capturas con el propósito de evitar hacinamientos en las salas habilitadas para ese fin, para lo cual existe permanente comunicación y un trabajo articulado con la Secretaría del Interior, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía General de la Nación”.

¿Qué pasó el 30 de agosto?

En medio de un hacinamiento impresionante, y en las barbas o con complicidad de la Policía, se presentó una ‘fiesta’ de barbarie tras las rejas de la estación de Policía de Chambacú, en Cartagena. Se trató de una violación masiva de diez de los detenidos, que fueron acorralados y secuestrados durante seis largas horas, en las que los torturaron, golpearon y abusaron sexualmente.

No hay forma de que esta aterradora ‘fiesta’ se hubiera dado sin la complicidad de los policías que custodian el centro de reclusión temporal. Incluso, ya hay denuncias ante los organismos judiciales y disciplinarios, y hasta en Naciones Unidas, pues no solo permitieron que ese 30 agosto se presentaran los hechos, sino que luego de que se hizo público se habría montado un simulacro de motín que terminó borrando las pruebas de lo ocurrido.

Con cuchillos, palos, hojas de cuchillas para afeitar y hasta cucharas afiladas que usan como armas mortales, empezaron a golpearlos y torturarlos. Eran 16 los hombres que cometían los hechos. La descripción es pavorosa. A cada uno lo pusieron a practicar sexo oral; si se resistía, lo golpeaban y lo cortaban con las improvisadas armas. Además, les quitaron los celulares y les vaciaron las cuentas.

Los diez reclusos que fueron violentados durante esas seis horas, todos, enfrentaban procesos por presuntamente haber cometido delitos sexuales. En la cárcel, como suele ocurrir, les aplicaron la ley del talión: “Ojo por ojo, diente por diente”. Esa es la justificación.