Esta semana se registraron dos casos de turistas que denunciaron cobros excesivos en las diferentes playas de Barú, zona insular de la ciudad de Cartagena.
El pasado 23 de agosto se volvió viral la denuncia de un grupo de mexicanos que fueron víctimas de estos abusos. El denunciante dio a conocer que escogió ese lugar para pasar el día, por sus paradisíacas playas.
Pero con el pasar de las horas realizaron diferentes actividades, pasearon en lancha, disfrutaron de la comida típica, escucharon música, etc. Al finalizar el día, el grupo se disponía a pagar, pero no se imaginaban lo que vendría después.
Al llegar la factura, no podían creer lo que daba la cuenta. Según el quiosco donde pasaron el día, el total por el consumo, actividades realizadas y el servicio, era de 6.502.000 pesos. Destacando que el cobro por el concepto de una ‘picada familiar’ fue de 1.250.000 pesos. El resto de los costos se dividió de esta manera:
- Una lancha privada: 980.000
- Cinco sancochos: 225.000
- Una picada familiar: 1.250.000
- 26 cervezas Corona: 1.170.000
- Una bolsa de hielo: 40.000
- Tres Coca-Colas grandes: 135.000
- Un ceviche de camarón: 85.000
- Siete estadías: 910.000
- Un bafle de música: 120.000
- Servicio restaurante: 737.000
Un día más tarde se reportó el caso de unos visitantes ecuatorianos que deseaban comer un almuerzo típico de la región.
Para su sorpresa, al llegar la cuenta el total indicaba que eran 600 dólares estadounidenses, es decir, lo equivalente a 2.636.358 pesos colombianos, por dos mojarras y cuatro cervezas. Los hechos ocurrieron en Playa Tranquila.
Los turistas, al ver que era alto el costo, preguntaron a una familia que se encontraba por la zona si el cobro era justo y les respondieron que no y que efectivamente estaban siendo robados. Los afectados y la ciudadanía que se encontraba cerca decidieron reclamarle al restaurante.
El pasado jueves, en entrevista con la emisora Blu Radio, Miguel Mayen, uno de los turistas mexicanos que denunció el primer caso, habló sobre lo ocurrido.
El hombre calificó la situación como tensa y señaló que sintieron temor debido a que, tras los reclamos por el alto costo de la cuenta, un grupo de vendedores se pusieron en su contra.
“Discutimos con los chicos del restaurante, no había manera de bajar esa cuenta, nuestros guías nos apoyaron y se bajó un poco quedando en más de 3 millones de pesos. Ya no pudimos bajarla más porque la gente se empezó a poner agresiva. Sentimos miedo de que nos hicieran algo. No había nadie de autoridades ni de turismo”, sostuvo.
El hombre señaló, además, la trampa que realizan algunos vendedores de Playa Blanca para cobrar más de lo debido a los turistas. Manifestó que no entregan el menú con los precios.
“Nunca nos dieron un menú. Se los pedimos varias veces y no nos lo llevaron. Nos confiamos en que los precios iban a ser similares a otras playas y empezamos a pedir, pero igual los precios son superexagerados”, expresó.
Casos que se repiten
A principios de julio se conoció el caso de Febe López, una colombiana que esperaba disfrutar de sus vacaciones en Cartagena, quien denunció a través de la red social Twitter el exorbitante cobro por el servicio de sillas recibido en Playa Blanca. En total, la cuenta dio 336.000 pesos, en que, además de lo consumido, se especifican 250.000 pesos por el “servicio”.
Luego de consumir una piña colada por el valor de 30.000 pesos, un agua de coco con un costo de 20.000 pesos y una botella de agua por 6.000 pesos, el total de la cuenta fue toda una sorpresa para ella.
En el tuit, la usuaria expresó su descontento y realizó un llamado a la Alcaldía de Cartagena para poner un alto a esta situación: “Por eso, odio ser turista en mi propio país. ¿Alguien que me diga desde cuándo uno tiene que pagar $250 mil en servicio por sentarte en una playa pública?”, la mujer asegura que al llegar llegó a un acuerdo verbal donde se estableció que el uso de las sillas correspondía a 30.000 pesos más el consumo.
“Playa Blanca es lo peor que tiene Cartagena. @AlcaldiaCTG ¿Hasta cuándo tanto robo? Si no pagaba los $250 nos iban a hacer daño”, agregó.
Hechos como este se presentan constantemente en la ciudad y no solo en las playas, restaurantes, bares e incluso carreras de taxis, son algunos de los lugares donde turistas se ven expuestos a este tipo de abusos.