“Mi proyecto a largo plazo sería ser una gran psicóloga”, fueron las palabras que escribió Ana Karina Blanco Durán, quien en días pasados fue violada, asesinada y lanzada al río Cáchira, en Norte de Santander.
Este trágico hecho tiene consternada a la comunidad del departamento de Norte de Santander, pues Karina, quien tenía 15 años, era la mayor de tres hermanos, se caracterizaba por ser una joven ejemplar y estudiaba en el colegio San Francisco de Asís, en un corregimiento del municipio de Santander en donde cursaba undécimo grado. El pasado lunes 2 de mayo, sus compañeros de clases la vieron por última vez.
Esta menor debía recorrer a pie todos los días aproximadamente 40 minutos desde su casa ubicada en la vereda La Sardina, perteneciente al municipio de Cáchira, Norte de Santander, hasta la carretera principal, donde tomaba el autobús que la llevaba al instituto educativo, pero en la mañana del pasado martes 3 de mayo, Karina no llegó al salón de clases.
Según las autoridades, la estudiante se habría percatado de que un hombre sospechoso la venía persiguiendo mientras ella caminaba. Fue entonces cuando Karina alcanzó a enviarle una fotografía a un familiar alertando que ese sujeto la venía siguiendo. Tras el aviso, los familiares de la menor alertaron a la Policía sobre la desaparición de su hija y, sobre el mediodía, la Defensa Civil encontró a la orilla del río Cáchira el bolso que la menor llevaba para el colegio; luego fue hallado el cuerpo de Karina sin vida con signos de violación, debajo de un puente del río, en el sector conocido como La Primavera.
Mientras buscaban a la niña, otras personas dieron con el paradero del presunto hombre que venía persiguiendo a Karina, pues lo identificaron por la fotografía que ella había enviado. La comunidad, que quería linchar a ese hombre, lo acorraló y lo llevó hasta la estación de Policía del municipio. Las autoridades manifiestan que al presunto agresor, identificado con nacionalidad extranjera, de 55 años, lo llevaban capturado hacia la subestación, cuando un grupo de habitantes del municipio se atravesó, sacaron al hombre del vehículo, lo golpearon y lo atacaron hasta acabar con su vida.
Luego de dos días de haberse presentado esta lamentable escena, se conoció que Karina, en medio de una clase, había escrito una carta proyectando su futuro, en donde se lee que quería ser psicóloga y comprarle una casa a su mamá: “Estoy enfocada en ser feliz, estudiar y ayudar a mi mamá; por cierto, ella es el motivo de mis sueños, es una mujer guerrera y la mujer más maravillosa que puede existir. En mis ratos libres me encanta leer, sobre todo comedia romántica”, escribió la joven el pasado 21 de abril.
“(...) En un año me veo iniciando mi carrera en una universidad, sé que no es mucho, pero para mí sería la puerta principal para cumplir mis sueños. Comprarle esa casita a mamá que tanto desea. Ser una mujer llena de felicidad e independiente. Este año me graduaré con el favor de Dios, hay momentos en los que me asusta crecer”, manifestó Karina en una hoja de papel.
Desafortunadamente, los sueños de Karina llegaron hasta ese pasado martes. La comunidad estudiantil junto a docentes y padres de familia le realizaron un homenaje en su colegio y como símbolo de rechazo salieron por las calles del municipio con pancartas y globos blancos diciendo: ¡No más violencia!