Una alarmante situación se está presentando en las calles de la ciudad de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, donde niños estarían trabajando en este territorio producto de la crisis migratoria del vecino país (Venezuela).
Así las cosas, en semáforos, andenes y vías públicas de la zona céntrica de Cúcuta, estos infantes se pasean vendiendo productos como gomitas, dulces, galletas y hasta limpian el parabrisas de los automóviles con el fin de obtener unos cuantos pesos.
Sin embargo, esta situación corresponde a que la gran cantidad de adultos migrantes en condición de desempleo, buscan el sustento diario de manera informal, por lo que no tienen donde dejar a sus hijos y los llevan con ellos a trabajar.
“La mayoría de los migrantes no tienen una normatividad de legalización del Estado de permanencia les impide acceder al servicio educativo y es ahí cuando los niños empiezan a sentir apego por el dinero y deja de lado la escolarización. Esto se presenta mucho en estos contextos vulnerables”, señaló Yerson Rojas, director de la Fundación Yo Soy Nuevo Amanecer.
Lo cierto es que en Cúcuta, Villa del Rosario, Los Patios y El Zulia, habitan 210.000 niños y adolescentes entre las edades de 5 a 17 años, donde 5.000 de ellos ejercen algún empleo remunerado, lo que representa que el área metropolitana se ubicara en 2,3 % de la tasa de trabajo infantil.
Esto según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), Cúcuta ocupa la tercera ciudad con más trabajo infantil junto con Bucaramanga. Mientras que Popayán tiene 2,7 % y Cali 2,4 %.
Las acciones en Colombia para tratar de reducir este panorama, que en muchas ocasiones está ligado a la pobreza, son principalmente educativas, por lo que se avanzan en nuevas estrategias para mitigar esta situación.
Las familias vulnerables, en medio de las dificultades económicas, eligen poner a trabajar a los menores para que contribuyan a la generación de ingresos del hogar. El problema es que, de esa manera, lo que se logra es continuar los círculos de pobreza, pues el niño y adolescente pierde la oportunidad de tener una educación que lo saque de la condición.
Uno de los casos más dramáticos en el trabajo infantil está en el campo, donde está la concentración del problema. Según el reciente reporte del Dane, 231.000 de los más de 500.000 casos se registran en las áreas rurales de Colombia.
El Ministerio de Trabajo señala que en este año se avanza en el refuerzo a los territorios a través de talleres presenciales y virtuales sobre el manejo de la herramienta Siriti (Sistema Integrado de Registro e Identificación de Trabajo Infantil), dirigidos a los Cietis departamentales y municipales de todo el país, con el fin de afianzarlos en la construcción de los diagnósticos de focalización de zonas de influencia en trabajo infantil para el nuevo levantamiento de línea de base.
Actualmente, se encuentran registrados en la plataforma Siriti un total de 10.485 niños, niñas y adolescentes, los cuales están en proceso de verificación de parte de las autoridades locales para verificar su situación.