Entre las montañas del municipio de El Carmen, ubicado en la subregión del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, se encuentra la imponente Institución Educativa Enrique Pardo Farelo, la cual atiende a más de 470 estudiantes en todos sus cursos.
Este plantel educativo construido en el año 2000 registra un deterioro notorio que desde lo lejos no se observa, pero al llegar a este lugar hay un notable abandono.
“Hemos tenido falencias en todas las administraciones municipales, donde no hemos podido tener el apoyo que deberíamos tener para poderle hacer mantenimiento al colegio”, señaló Jairo Pérez Real, rector de dicha institución.
En este planten educativo hay humedad, el sistema de canaletas está dañado, no hay comedor estudiantil y algunas baldosas de los pasillos están levantadas, así como tampoco cuentan con personal de aseo. El laboratorio de química no tiene insumos necesarios y la sala de informática tiene computadores, pero sin internet.
“No hemos tenido un pote de pintura, un brochazo oficial o la apertura de una bolsa de cemento para un gran proyecto macro que necesita la institución. En el tema del aseo, los padres de familia voluntariamente aportan entre 2.000 a 5.000 pesos para hacerle aseo a las aulas, porque no tenemos recursos suficientes”, recalcó el rector, quien se mostró enfático con la remodelación de las unidades sanitarias que ya estaban deterioradas.
A estas problemáticas se les suma una situación difícil y es la falta de docentes que, a partir del pasado 31 de marzo de 2023, dejaron de dictar sus clases en este colegio debido a que salieron beneficiaros en la convocatoria del Ministerio de Educación.
Así las cosas, estos estudiantes se quedaron sin tres profesores que dictan: Biología-Química, Matemáticas-Física, y el de Educación física. “Ante la ausencia de estos docentes, esperamos que la Secretaría de Educación cumpla con el reemplazo necesario y ojalá sean las mis áreas”, puntualizó el rector.
Por su parte, Celina Núñez Quintero, docente del área de Ciencias Sociales, se mostró preocupada al mencionar que los estudiantes no tienen un propósito de vida.
“La mayoría de los niños vienen de familias de escasos recursos, donde algunos no tienen un proyecto de vida, no tienen una línea para ellos seguir, por lo que son muy pocos los papás que están pendientes de ellos, del resto son estudiantes que uno tiene que estar luchando con ellos para que salgan a delante y se preparen”, indicó la profesora.
Esta situación ha generado que la comunidad estudiantil busque el camino más fácil, donde se estarían volviendo objeto de reclutamiento para los grupos criminales que tienen injerencia en toda la zona del Catatumbo.
“Hay veces que venimos con miedo a la institución por la circulación de panfletos que en cierta medida dañan la tranquilidad del municipio. Sin embargo, en la parte de delincuencia no tenemos problemas, afortunadamente aún tenemos un nivel de nobleza entre los alumnos, pero en cuestiones de drogas se conoce que de pronto en el municipio la venden, hay niños que la consumen, pero dentro de nuestra institución no están identificados, aunque aisladamente se presentó en años pasados algunos casos”, puntualizó la profesora Núñez Quintero.
Lo cierto que es el pasado 29 de marzo del 2023, en este preciso municipio, ocurrió una masacre que estremeció a todo el territorio nacional, donde dejó un saldo de diez soldados asesinados por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN).