Ante las audiencias de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que se llevan a cabo en la provincia de Ocaña, Norte de Santander, por el caso de las ejecuciones extrajudiciales, donde los militares pidieron perdón por los ‘falsos positivos’, un sobreviviente de ellos, contó su situación tras los desgarradores relatos del Ejército Nacional.

Sandro Pérez, que se desempeñaba como suboficial de inteligencia del Batallón de Infantería Número 15 Francisco de Paula Santander, admitió públicamente que fue uno de los coautores de estos macabros asesinatos.

“Yo represento para ustedes una máquina de muerte. Acepto ante ustedes, el país y el mundo, que utilicé mi uniforme del ejército como pretexto para dar resultados operacionales, haciéndoles creer que eran legítimos, pero en realidad eran asesinatos que se cometieron contra seres humanos inocentes”, indicó exsuboficial.

De acuerdo con el testimonio de Pérez, él era el encargado de la logística para que nadie pudiera encontrar a los jóvenes asesinados. Además, admitió que falsificó varios documentos.

“Planeé cómo debían llegar de Soacha (Cundinamarca) a Ocaña (Norte de Santander), y cómo debían entregarse a los militares. Les robé la identidad a los hijos que ustedes tanto amaban”, precisó ante la JEP.

El uniformado, por último, les pidió perdón una vez más a las madres de los jóvenes que fueron ejecutados extrajudicialmente y les agradeció por enseñarle a valorar cada instante de la vida.

“Jamás se me quitará la vergüenza. Gracias por enseñarme el valor de celebrar un cumpleaños, un abrazo. Hoy ustedes no están con ellos y pasan necesidades por mi culpa, por mis actos. No soy digno de recibir su perdón”, concluyó.

Relato del sobreviviente

En el 2008, un campesino oriundo del municipio de El Tarra, Norte de Santander, que se encontraba trabajando en una finca, vivió el peor momento de sus vidas. Él es Villamir Rodríguez Figueroa, un sobreviviente de los falsos positivos en este territorio del Catatumbo.

Rodríguez, quien fue el único sobreviviente de las 120 víctimas presentadas como falsos positivos en Norte de Santander, cuenta que logró escapar de la muerte hace 14 años, cuando integrantes del Ejército Nacional le dispararon para presentarlo como guerrillero del Frente 33 de las Farc, muerto en combate.

El sobreviviente, quien no sabe leer ni escribir, cuenta que tenía 17 años cuando el Ejército llegó hasta la finca sobre las 4:00 de la tarde, él pensó que lo iban a llevar recluido a prestar servicio, se sorprendió cuando cambiaron de rumbo, luego llegaron a un pelotón y siendo aproximadamente las 8:00 de la noche le dijeron usted va a dormir hoy aquí, lo llevaban amarrado con los brazos en la espalda y fue ahí cuando le dispararon.

“Me dijeron, no vaya a correr y yo les decía que no debía nada, cuando yo sentí fue los tiros y me caí al piso, yo quedé ahí y se armó esa balacera, escuchaba todo porque no perdí conocimiento. Por el radio decían que habían tenido un combate con el frente 33 de las Farc y que a las cinco de la mañana llegaría el helicóptero para recoger el cuerpo”, manifestó Rodríguez.

Rodríguez cuenta que se quedó quieto y se hacía el muerto, luego aprovechó el descuido de los militares quienes se retiraron de la zona sin percatarse que estaba vivo, él se levantó como pudo, pues se encontraba herido y así caminó hasta una finca aledaña.

En esa finca fue auxiliado por dos campesinos y se quedó ahí hasta el amanecer, luego huyo del lugar con rumbo al municipio de El Tarra. En el camino se encontró una caravana que pasaba por el lugar y ellos al verlo herido lo auxiliaron.

“Cuando miraron que estaba herido, me subieron en una moto y me amarraron con un trapo a la cintura de un muchacho. Cerquita donde ellos me habían detenido, estaban otra vez los militares, donde yo no baje con la caravana, me hubieran ajusticiado porque me estaban esperando para matarme”, recordó el sobreviviente ante la JEP.

Rodríguez añadió: “Llegamos al puesto de salud de El Tarra y la gente se fue al batallón, me abrieron orden de captura, pero yo no sabía que era eso, me decían que estaba capturado por ser guerrillero, pero no soy guerrillero; muchos testigos hablaron por mí y la misma Fiscalía dijo usted no es guerrillero”.

Villamir Rodríguez, quien actualmente tiene 31 años de edad, dice que el único que debe perdonar a estos militares es Dios. Este campesino pide al Gobierno Nacional que reconozca los daños causados, pues manifiesta que no pude trabajar porque se encuentra invalido de un brazo y nunca ha recibido ayuda del estado.