Finalmente, después del paro de los pequeños propietarios de vehículos de transporte público que hace 15 días generó caos en Bogotá, la implementación del Sistema Integrado de Transporte Público (Sipt) sigue adelante. En este momento grandes empresarios del sector presentan propuestas para aspirar a manejar el transporte público en una de las 13 zonas en las que se dividirá la ciudad en 2011, cuando empiece a operar el Sipt. La gran pregunta que surge en este momento es ¿tiene futuro este sistema? Esa fue la inquietud que funcionarios de la Alcaldía y expertos intentaron responder este miércoles en el foro realizado por Semana. Para Jaime Ortiz, arquitecto y asesor de la Alcaldía, es necesario hacer cambios en el sistema de transporte público, especialmente en los buses, que atiende el 75 por ciento de la demanda de pasajeros. Según explicó, Bogotá tiene un sistema de vías de flujo continuo. Es decir, son calles diseñadas para que los carros estén siempre en movimiento y las paradas de los buses entorpecen la circulación. Además, la cantidad de vehículos que se mueven en la ciudad crece cada vez más y “el fracaso para desincentivar su uso es total”, según su apreciación. En consecuencia, ambas situaciones, la del flujo de pasajeros en transporte público y el abundante número de vehículos particulares en las calles, hace necesario un sistema que invite a no utilizar el transporte particular y que haga más efectivos los desplazamientos. “Lo que vamos a hacer es unificar el transporte y dividir la ciudad en 13 zonas y en cada una habrá una empresa que administre el sistema. La idea es que los buses tengan un carril exclusivo y paraderos fijos. Los tiempos de sus recorridos van a ser más puntuales”, dijo por su parte Fernando González, gerente de Transmilenio. Eso llevará a que haya menos buses en las calles. De 12.500 que hay ahora, saldrán cinco mil de circulación. César González, ex presidente de Conaltur, cree que el Sitp “es una revolución indispensable”. Y opina que “el modelo que se está implementando es correcto, pero lo complicado va a ser la transición del antiguo sistema a este que se propone”. En efecto, las dificultades para hacer ese cambio ya se están viendo. Por un lado, la gente no sabe muy bien en qué consiste porque ha faltado difusión al respecto, lo reconoció el mismo Fernando Álvarez, secretario de Movilidad. Además, ya los propietarios de los buses con su paro mostraron que no gustan mucho de las nuevas condiciones del negocio. El Sitp contempla tres posibilidades para ellos: vender el vehículo, hacerse accionistas de las grandes empresas que van a manejar al transporte o entregar el vehículo para que éstas lo administren y les den una mesada. Respecto a entregar el bus a cambio de acciones, el ex presidente de Conaltur dijo que es una propuesta “que no tiene sentido”. La razón es que su participación sería insignificante frente al inmenso capital que deben tener estas compañías. “Hubiera sido buen negocio si los pequeños propietarios se hubieran organizado para tener empresas grandes, pero eso no pasó y, como están las cosas, van a tener una participación mínima”. Sobre la entrega del vehículo para que lo administren los grandes empresarios, el mismo panelista dijo que no es buen negocio para los propietarios. De hecho, el paro se dio, principalmente, para reclamar mayor dinero a cambio del uso de sus vehículos. “Actualmente, un propietario puede recibir unos tres millones de pesos al mes. Pero con el nuevo sistema, el máximo que recibirá es de más o menos 1,5 millones de pesos, según el modelo del automotor”, dijo. Según publicó la revista Dinero en su edición del pasado 22 de febrero, los grandes interesados en el nuevo negocio son algunos operadores del Transmilenio (el Grupo Express, Transmasivo y el Grupo Sí). “Los tres son grupos que se han internacionalizado gracias a la experiencia en Transmilenio”, publicó la revista. De acuerdo con aquella publicación, otros operadores de Transmilenio, que no provienen del transporte público tradicional, como el Grupo Fanalca y Coltanques, son los primeros llamados a participar en la licitación por el Sitp. Lea más información sobre estas empresas. Así las cosas, para los actuales transportadores lo más conveniente es que los propietarios vendan su vehículo, pero con la condición de que les paguen un precio superior al fijado cuando les compran sus buses para chatarrizarlos, que es como están avaluados actualmente. González cree que la consecuencia directa será la formación de un monopolio. “El sistema no está diseñado para que así sea, pero es posible que eso ocurra, porque son las leyes del capitalismo”, dijo. Precisamente, sobre esas leyes del mercado, el ex alcalde Jaime Castro hizo una comparación del Sitp con el Transmilenio. Según él, lo que pasa con el sistema de buses articulados es que mientras la Administración invirtió el 85 por ciento de su valor total, los empresarios que lo manejan apenas aportaron el 15. Pero fueron éstos, los que menos aportaron a la implementación del sistema, los que más beneficios reciben. Ellos se quedan con el 93 por ciento de lo producido, mientras que el 7 por ciento restante es para el mantenimiento de las estaciones y las vías, mas no para recuperar la inversión, denunció. En esas condiciones está el contrato, que dura ocho años. “Con el Sitp, eso se va a multiplicar por tres, porque la concesión será por 24 años. Pero va a pasar lo mismo y con los mismos empresarios, porque los que manejan ahora el Transmilenio, son los que van a ganar la licitación para manejar las zonas del nuevo sistema”, advirtió Castro. Al respecto, Javier Hernández, gerente del Sitp, defendió el proyecto diciendo que las vías por donde se mueven los buses también las paga la Administración y buena parte de lo que produce el negocio es para los propietarios. “La inversión que hacemos en las vías es por inversión social, porque si las hicieran los empresarios, se cargarían los costos a las tarifas de los pasajes. Eso afectaría a los bajos estratos, que son los que más usan el transporte público, mientras que esas mismas vías las terminarían usando quienes tienen vehículo particular por cuenta de los dineros de los estratos más bajos”, argumentó Hernández.