Si no hubiera sido por el Transmilenio la semana pasada habría pasado a la historia como la de mayor parálisis en la historia de la ciudad. Las cifras hablan del excelente comportamiento del sistema masivo de transporte: El lunes, cuando arrancó el paro, fueron 1’713.000 los ciudadanos que se subieron a los articulados. El martes se registraron 1’500.000 pasajeros, y aunque fue el único día en que no hubo incremento, hay que decir que ya entonces muchos colegios y empresas habían cambiado sus horarios o decretado descansos obligados. El miércoles fueron 1’718.000 los pasajeros, un récord para el sistema. Y el jueves, 1’650.000 mil. De acuerdo con el ingeniero Francisco Rey, profesor de la Universidad Santo Tomás de Bogotá experto en movilidad, estos resultados desbordaron los promedios internacionales para los sistemas de transporte como Transmilenio. Según le explicó a Semana.com, “normalmente, un sistema de buses de tránsito rápido alcanza a mover hasta 35.000 pasajeros por hora en cada sentido. Aquí, en el eje más cargado, que es el oriental, llegó a los 44 mil pasajeros”. A la vez, para corregir la movilidad en estos días de paro, la Alcaldía decidió levantar el pico y placa desde el martes hasta el jueves. La Secretaría de Movilidad de Bogotá estima que, por día, son 600 mil los vehículos que deben cumplir con esa restricción. Sin ella, no se puede calcular con precisión cuantos carros salieron a circular. Lo cierto es que los atascos se hicieron inmensos en todas las avenidas de la ciudad. Es por eso que nadie parece concebir hoy a Bogotá sin pico y placa, y con contadísimas excepciones hay respaldo general al papel de Transmilenio, más aún cuando se plantea cada vez más la necesidad de integrar el sistema de articulados con el proyecto del Metro y el Tren de Cercanías. Así lo cree Rey: “En el paro se vio la necesidad del Metro y del Tren de Cercanías para que, conjuntamente con Transmilenio y el transporte colectivo debidamente controlado, Bogotá mejore su movilidad”, dijo. Ahora bien, el pico y placa fue efectivo, pero, y así lo confirma el mismo especialista, no se puede olvidar que es una medida de choque. Con el tiempo dejará de ser efectiva, como les ha pasado a varias capitales en otros países, ejemplo: México. “Es que el número de vehículos crece en una proporción muy alta comparado con el crecimiento de la malla vial”, concluye. Como se recordará, la extensión del pico y placa a todo el día se debió, sobre todo, a que las reparaciones que se está haciendo en las principales vías de la ciudad, las obras de nuevas troncales de Transmilenio y las reparaciones de viaductos subterráneos, como los del acueducto. Eso obligó a sacar de circulación a un alto porcentaje de vehículos para evitar congestiones. En ese sentido, es urgente tener listo un sistema que invite a la gente a no sacar el acrro mientras se le ofrece, a cambio, comodidad y agilidad en el transporte público. Eso es lo que promete, al menos en el papel, el Sistema Integrado de Transporte (Sitp). Sólo en ese momento podría hablarse de eliminar el pico y placa. De todas maneras, quienes son críticos del modelo de negocio de Transmilenio y a la vez son escépticos del Sipt, consideran que en el futuro sólo cabrán en el manejo del transporte bogotano los grandes empresarios. El concejal Jaime Caicedo dice que lo que se pretende es “entregarle el negocio completo a las mismas siete familias que controlan gran parte del transporte en Bogotá”. Caicedo basa su interpretación en el hecho de que, como se conoce, la ciudad se dividirá en 13 zonas y el transporte en cada una estará operado por una empresa. Esta concesión, según Caicedo, dejará sin sustento económico a 16 mil familias que dependen del negocio de los pequeños propietarios de buses y busetas. “No tienen en cuenta a las personas que trabajan alrededor del negocio del transporte: mecánicos, lavadores de carros, en fin”. Según publicó la revista Dinero en su edición del pasado 22 de febrero, los grandes interesados en el nuevo negocio son algunos operadores del Transmilenio (el Grupo Express, Transmasivo y el Grupo Sí). “Los tres son grupos que se han internacionalizado gracias a la experiencia en Transmilenio”, publicó la revista. De acuerdo con aquella publicación, otros operadores de Transmilenio, que no provienen del transporte público tradicional, como el Grupo Fanalca y Coltanques, son los primeros llamados a participar en la licitación por el Sitp. Lea más información sobre estas empresas.