¿Cómo llegan los partidos políticos a las elecciones legislativas del próximo 9 de marzo y cuál es el balance del Congreso que termina? Para responder estas preguntas la revista SEMANA buscó a dos observatorios asociados a la facultad de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad del Rosario. Yann Basset, director del Observatorio de Procesos Electores(OPE), y Lina Galindo, coordinadora del Observatorio de Opinión e Información de Interés Público (OPIP), asesoraron al equipo político para hacerles un corte de cuentas a los partidos que protagonizan la contienda por el Legislativo. Tres tipos de documentos producidos por el OPE y el OPIP fueron revisados para el análisis: los mapas electorales del 2010 para cada partido, los desempeños legislativos de las bancadas actuales del Congreso y las propuestas de un porcentaje importantes de candidatos en campaña, tanto repitentes como primerizos. Con estos reportes en mano surgen unas fotografías interesantes de cómo llegan las principales colectividades políticas a la jornada electoral del 9 de marzo y qué hicieron en estos cuatro años. Para el caso de los dos partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador, unas fortalezas similares y unas desventajas parecidas se traducen en unas expectativas muy distintas para el próximo Congreso. Una de los puntos fuertes es el territorial: “El mapa del conservatismo es muy 'conservador', muy anclado en el territorio”, dice Basset. Una mirada a los resultados electorales de los azules en el 2010 muestra unas concentraciones grandes en regiones como Nariño, Huila, Atlántico, Norte de Santander, Boyacá, Tolima y Antioquia (ver mapa relacionado). Esos bolsillos de alta votación corresponden con los mayores electores conservadores que conforman la lista partidista para el 2014. Si bien esos 'bastiones' azules garantizan una votación mínima para este domingo de elecciones, también limitan las posibilidades de crecimiento al carecer de nuevas figuras. En materia de trabajo legislativo los conservadores no se identificaron de manera particular con una ley o una agenda. Según Lina Galindo, del OPIP, el trabajo conservador en el Congreso “se caracterizó por un peso significativo de las iniciativas presentadas en el tema de la aprobación de honores y conmemoraciones, y en segundo lugar por los asuntos políticos y electorales” (ver documento relacionado). Además de los retos geográficos, el Partido Conservador está amenazado ideológicamente por el surgimiento del Centro Democrático. Los votos que obtuvo el expresidente Álvaro Uribe se superponen regionalmente a zonas de representación conservadora. Así mismo, muchos electores apoyaron a los azules a raíz de su cercanía con la figura del antiguo ocupante de la Casa de Nariño. Una zona del país que refleja este pulso político por el apoyo uribista son los departamentos de Antioquia y el Eje Cafetero. Aunque el porcentaje de votos huérfanos -los sufragios de actuales senadores ausentes o que no se lanzaron- del conservatismo es el más bajo de los partidos del país (8,9 %), el Uribismo Centro Democrático le arrebatará apoyos. En conclusión, ese alto índice de votos 'amarrados' es así mismo una debilidad geográfica y de renovación. En palabras de Basset, los conservadores “son prisioneros de su geografía y amenazados en ideología” por los uribistas. Los liberales cuentan con similares 'camisas de fuerza': bastiones territoriales tradicionales y muchos políticos de carrera. Sin embargo, el liberalismo tiene las mismas ventajas de los conservadores (un bajo nivel de votos 'huérfanos'), pero sin las desventajas de la amenaza ideológica y de la prisión geográfica. Una mirada al mapa de votos del 'trapo rojo' refleja los apoyos regionales que mantuvo a pesar de los ochos años de oposición bajo el gobierno Uribe: Cauca, Córdoba, zonas de Huila, Tolima y Santander (ver mapa relacionado). Además de ese colchón de votos y jefes políticos en reelección, el Partido Liberal no está amenazado ni territorial ni ideológicamente por el Centro Democrático. Los años en contra de Uribe limitaron a los liberales a unas regiones tradicionales y ya hoy no están bajo la presión del transfuguismo. Una rama del Partido de La U y Cambio Radical tiene un origen directo en tendencias rojas. El voto del 'trapo rojo' está hoy lejos del atractivo uribista. Otro factor que separa la dinámica de conservadores y liberales frente a la campaña 2014 es el presidente Juan Manuel Santos. La Casa de Nariño ha estado cerca y ha sido generosa con los líderes rojos. No sólo el liberalismo muestra cierta renovación en sus listas, centrada en las víctimas y el proceso de paz, sino también una coherencia ideológica en sus propuestas como bancada. Para Lina Galindo, del OPIP, “con base en el cuestionario enviado a los aspirantes al Senado se identifica un respaldo generalizado del Partido Liberal al proceso de paz y a la salida negociada”. Lo anterior en concordancia con el protagonismo rojo en la aprobación de iniciativas como la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (ver documento relacionado). En conclusión, el escenario de los dos partidos tradicionales es diametralmente opuesto. Mientras el conservatismo puede perder votos ante la oposición uribista, el liberalismo les apuesta a agendas de empleo, precios de la gasolina, salud y justicia con la posibilidad de recuperar terreno perdido en bastiones históricos. “Si el Partido Liberal no crece ahora, no crece jamás”, sentecia Basset, director del OPE. Para mayor información sobre los mapas electorales de los partidos políticos y actuales congresistas, desempeño legislativo de las bancadas e información sobre las posturas de los candidatos de las listas, visite el especial del Opip 'Elecciones 2014: ¿Quiénes son y qué proponen los aspirantes al Senado?' en la página del la Universidad del Rosario.