La semana pasada varios mensajes de texto corrieron como pólvora por las guarniciones militares del país. Palabras más, palabras menos, el argumento central es que la administración del candidato presidente Juan Manuel Santos estaban “vendiéndoles” a las FARC el futuro de las Fuerzas Armadas, en la mesa de negociación de La Habana, Cuba. Hasta ahora no se ha logrado establecer quién generó este rumor. Para algunos la semilla de esta versión surgió de un documento firmado entre otros, por el general de la Policía en retiro Héctor Darío Castro, en la que cuestionaba el proyecto de creación del Ministerio de la Seguridad anunciado por Santos y que Semana.com reveló en la historia titulada ‘La carta de la discordia del general’. Semana.com también constató en un amplio sondeo con soldados y policías que estos andan inquietos y que han llamado a sus familias para decirles que así las cosas era mejor votar por el candidato del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga. “Se le está entregando a las FARC el Estado que tenemos hasta hoy y por el que tanto hemos luchado desde hace muchos años. Con eso no se negocia, lo que se quiere es que se ponga fin a un conflicto, porque nosotros también queremos que la guerra se acabe, pero no a costa del debilitamiento de las instituciones, sino del rendimiento de la guerrilla”, le dijo a este portal un alto oficial que naturalmente pidió mantener su nombre en reserva. El oficial reconoció la existencia de los mensajes y explicó la velocidad con que estos se propagaron a lo largo y ancho del país: “Hoy en día todos en el monte o en la selva tenemos un fusil y un celular”. En efecto, en los tiempos que corren, pocos se imaginan a un soldado o a un policía sin un teléfono móvil. No es un lujo sino una herramienta necesaria para mantenerse en contacto con los suyos en tan difíciles condiciones de lucha diaria. El rumor, además, se multiplicó por el cruce de varios factores: 1. Esta ha sido la campaña de las redes sociales: cualquier palabra, cualquier omisión de parte de los candidatos o de sus equipos de seguidores toman vuelo propio en cuestión de segundos. 2. La confidencialidad con la que se han manejado las negociaciones en La Habana: desde el principio se estableció entre las partes que para no repetir los errores del Caguán era mejor trabajar discretamente y sólo al final se le presentaría todo lo firmado al país para que este refrendara o echara para atrás lo acordado. Es natural que con semejante situación muchos militares y policías duden de lo que se está hablando en La Habana a pesar de que en la mesa tienen dos de los mejores y más queridos oficiales: el general de la Policía Óscar Naranjo y el general del Ejército Jorge Enrique Mora Rangel. Nadie se imagina que con dos de los hombres más serios de la oficialidad se esté “regalando” algo a las FARC. El rumor llega a Palacio El rumor, sin embargo, creció al punto de que llegó a la Casa de Nariño. El presidente Santos se molestó profundamente y recordó que él es el enemigo más implacable que han tenido las FARC, pues bajo su dirección se ha dado de baja, entre otros, a Alfonso Cano y al ‘Mono Jojoy’. Eso explica que su fórmula vicepresidencial, Germán Vargas Lleras, haya salido a reclamarle a la campaña de Zuluaga su indebida utilización de las Fuerzas Armadas, que para él van más allá de los rumores: “Jamás en mi vida, y son ya muchas campañas las que tengo a cuestas, había visto a integrantes activos de la Policía Nacional involucrados directamente en actividades proselitistas a favor de un candidato, en este caso Zuluaga”, le dijo este martes a la periodista María Isabel Rueda en el diario El Tiempo. En todos los departamentos a los que voy recibo de parte de nuestros dirigentes políticos denuncias de hostigamientos, llegando al extremo de hasta destruir la propaganda política santista y constriñendo a los electores de Santos para que digan por quién votaron o por quién van a votar”, añadió. Para Vargas Lleras, además, desde la campaña de Zuluaga están “desinformando a la Fuerza Pública en temas como sus prestaciones personales, y sobre la suerte que podrían correr si se creara el Ministerio de la Seguridad Ciudadana. Hacen aseveraciones francamente calumniosas, como afirmar que en La Habana se viene discutiendo la composición o el número de integrantes de la fuerza pública, punto que expresamente quedó excluido de esa agenda. E incluso aseverar que la creación de ese ministerio es una concesión para que miembros de las FARC queden al frente de esa institución. Comprenderá entonces la zozobra que todo esto ha producido en el Ejército y la Policía Nacional, y principalmente entre los familiares de sus integrantes”. Para el aspirante a vicepresidente, la situación se resume en una línea: “Otro frente de la guerra sucia”. Zuluaga: “Están desmotivados” Zuluaga rechaza enfáticamente el señalamiento: “Mi único contacto con la Policía ha sido por razones de seguridad. Me desplazo por todo el país y ellos me acompañan de acuerdo con las circunstancias que determinan los propios organismos de seguridad. Todos los colombianos sabemos que ni ellos ni los soldados en servicio activo pueden votar”. Sin embargo, Zuluaga sí acepta que en su correría por el país ha hablado a la multitud del bajo nivel de autoestima existente en la tropa: “Nuestros militares están desmotivados, pues tenemos un gobierno complaciente con el terrorismo, que ha estado de espaldas a los sectores sociales y que no ha tenido liderazgo político para nuevamente tener una tropa con moral que vaya la ofensiva”, dijo, por ejemplo, este fin de semana en el municipio de Líbano (Tolima). En semejante escenario, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, exigió a todos los sectores políticos no “manosear” las Fuerzas Armadas y mantener la institucionalidad. “Pido a todos los sectores políticos no manosear las Fuerzas Armadas; es un error histórico -subrayó el Ministro de Defensa-. Que no las manoseen desde ningún sector”. Para Pinzón, hay sectores que han tratado de desinformar a los integrantes de las Fuerzas Armadas. “Estas son garantes de la paz y no podemos permitir que sean manoseadas. Es vital que no se dé este manoseo, sobre todo por parte de aquellos sectores que sí sabemos que han desinformado, que han dicho mentiras. No está bien que lo hagan; no es una manera apropiada de manifestar afecto a las Fuerzas Armadas llenarlos de angustia, de temores, de desinformación. Eso no está bien”. Lo paradójico de esta situación a la que ha llegado la campaña electoral es que en este momento, además, de los hombres y mujeres que están exponiendo sus vidas en defensa del sistema democrático, hay varios miles que están en la cárcel -en particular los acusados por las ejecuciones extrajudiciales- que sí están encendiendo velas para que el proceso en La Habana llegue a feliz término porque creen que así como con las FARC habrá borrón y cuenta nueva, ellos también tendrían derecho a recobrar su libertad porque, argumentan, sus acciones fueron hechas en el contexto de la confrontación armada que ha vivido el país en los últimos 50 años. Lo cierto es que el rumor que corrió como pólvora a través de los celulares entre los integrantes de las Fuerzas Armadas es el tema de discusión a escasos 11 días de las elecciones presidenciales.