Los viajeros que por estos días frecuentan las instalaciones del aeropuerto El Dorado, de Bogotá, se habrán dado cuenta no solo de las nuevas obras de ampliación sino de un detalle adicional: ya no está la vieja torre de control y el emblemático edificio que fue construido hace más de seis décadas.Estas instalaciones comenzaron a ser demolidas en junio de este año y el fin de semana prácticamente terminó su proceso. En el lugar donde estaba el edificio quedó un gran espacio que será utilizado para habilitar seis posiciones de contacto para el parqueo de aviones.De esta manera termina la historia de esta edificación cuya construcción comenzó durante el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla. El edificio y la torre de control entraron en operación en diciembre de 1959 con una exposición aeronáutica.Durante 57 años fue testigo del crecimiento del sector y del número de viajeros que el año pasado llegó a 34 millones.Pero sus días estaban contados tras la ampliación y modernización del terminal aéreo emprendida hace cerca de una década y la segunda etapa de obras que deben finalizar el año entrante.Por eso su demolición comenzó el pasado cuatro de junio. El proceso se hizo manualmente, empleando maquinaria pesada para destruir las estructuras más fuerte. En total se fueron al piso 38.600 metros cuadrados de esta infraestructura.Terminado el proceso, que avanza en un 93 por ciento se liberarán 25.000 metros cuadrados que están siendo adecuados para redes subterráneas. El área, como se señaló será utilizada por el concesionario Opaín para seis nuevas posiciones aéreas.De esta manera se sigue ampliando el terminal aéreo de Bogotá, que tiene alrededor de 180.000 metros cuadrados de construcción. La intención de la Aeronáutica Civil y de Opaín es seguir adelante con nuevas obras para permitir la mayor movilización de viajeros, que en unos pocos años llegaría a 40 millones.Pero el proceso no termina allí. Desde ya se alista la construcción de un segundo aeropuerto para Bogotá que estaría entre los municipios de Madrid y Facatativa (Cundinamarca) y que debería entrar en operación en cinco años.