El mundo entero lleva años en alerta por la crisis de los medios de comunicación. Han abundado las discusiones sobre los desafíos que el frenesí de la era digital y el furor de las redes sociales han impuesto sobre los periodistas, y aunque muchos de estos, en efecto, han tenido que vivir enormes dificultades, no han faltado los pesimistas que incluso anuncian la muerte de la prensa tradicional. En este debate, Colombia no ha sido la excepción. Pero hay que detenerse y mirar una fotografía de la actualidad para entender que el apocalipsis que muchos han venido imaginando, por lo menos por ahora, no se cumple. Todo lo contrario: los medios de comunicación siguen muy vivos en el país y no han perdido la influencia que los ha legitimado durante décadas como un bastión de la democracia y la libertad. Quizás esta es la reflexión más importante que deja la séptima versión de la encuesta Panel de Opinión que acaba de divulgar la firma Cifras & Conceptos. La empresa se dio a la tarea de pedirles a 2.362 líderes de opinión del país decir cuáles son los medios que más leen para informarse, cuáles son los columnistas en los que creen, cuáles son las páginas web que más visitan, cuáles son los medios de televisión y radio a los que más atención les ponen y a qué comentaristas siguen en la red social Twitter. Las respuestas, en su mayoría, señalan hacia las marcas más tradicionales del periodismo nacional: las grandes cadenas de noticias en radio y televisión; los diarios El Tiempo y El Espectador y la revista SEMANA, y los columnistas y portales en internet de estos medios. Vistos bajo la lupa los resultados permiten algunas conclusiones. Entre los diez medios más consultados para buscar información se encuentran dos de esta casa editorial, que no pertenecen al club de la prensa diaria y cuya función principal no es la de informar. Se trata de la revista Dinero y de SEMANA. La primera es quincenal, y la segunda, semanal, y ambas tienen un carácter analítico. La tendencia podría estar dejando claro que los líderes de opinión, avasallados por el mar cada vez más vasto de información disponible en esta era digital, tienden hoy a buscar guías que les ayuden no tanto a saber qué sucede en el mundo que los rodea, sino a entenderlo mejor. Por su parte, las columnas de opinión y las caricaturas permanecen en el centro de atención de los líderes de opinión. Los diez más leídos pertenecen a casas tradicionales como El Tiempo, El Espectador y esta revista. En las cinco primeras posiciones aparecen cuatro de SEMANA. Y algo similar sucede con el humor gráfico: Vladdo, Matador y Osuna, los tres pertenecientes a estos tres periódicos, son los caricaturistas más populares. Vladdo, de esta revista, en el primer lugar. En el terreno de internet se ven tendencias importantes. Los portales digitales de las grandes cadenas televisivas y radiales no producen el impacto que tienen los de los medios escritos. Semana.com ocupa el segundo lugar. Y llama la atención que propuestas innovadoras de años recientes como La Silla Vacía y Las2Orillas se encuentren entre los cinco más consultados, por encima de varias marcas más tradicionales. Por otro lado, los tuiteros más influyentes son, en gran parte, periodistas o, por lo menos, están vinculados a algún medio de comunicación. Once de los 20 usuarios más populares de Twitter para los líderes de opinión trabajan en un medio o escriben columnas de opinión. Y es llamativo, por ejemplo, que Daniel Coronell –columnista de esta revista, tercero en el escalafón general y primero entre los periodistas-tuiteros más influyentes– solo esté 3 puntos por debajo de una figura tan poderosa como el presidente Juan Manuel Santos. Todo esto deja claro que la demanda persiste: quien desde el sector público, la empresa privada o la sociedad civil toma decisiones relevantes para el país necesita formar su opinión. Y esto último permanece, sin duda, como una labor propia del periodismo. Más allá de cuánto tenga este último que cambiar la forma en la que informa, analiza e investiga en los tiempos del ‘like’, el tuit y el iPhone, el periodista y su oficio seguirán siendo muy necesarios.