Así registraba SEMANA el atentado al Club El Nogal en Bogotá el 7 de febrero de 2003: "Sobre el asfalto había escombros desperdigados y en el costado oriental de la séptima, en dirección norte-sur, se veían carros retorcidos. Pero lo peor era ver la gente que salía herida o con la cara negra por el humo. En las ventanas se asomaban personas agitando pañuelos blancos en forma mecánica y se oían los gritos anónimos que pedían la ayuda de los bomberos. Ciudadanos que llegaron al lugar del atentado comenzaron a ayudar a quienes caminaban heridos y desorientados por la calle. En ese momento personal especializado, policías y bomberos, les prestaron los primeros auxilios a quienes parecían tener las heridas más graves, entre estos el conductor de un Mercedes-Benz que murió minutos después. Entre todos los que habían acudido al lugar movieron los carros que habían quedado varados frente al club como consecuencia de la onda explosiva para crear un corredor de acceso a las ambulancias y los carros de bomberos. La presencia de éstos era prioritaria para apagar las llamas que amenazaban con consumir todo el edificio".  Puede leer la nota completa aquí: Viernes negro