Una crisis sin precedentes se está cocinando a fuego lento en el fútbol colombiano. El asunto tiene que ver con la participación de jugadores que se han prestado para favorecer las casas de apuestas deportivas ilegales. Se han vendido.
Cinco de los llamados equipos ‘chicos’ han sido los primeros en poner sobre la mesa la grave situación. Denunciaron, con nombres y apellidos, a jugadores de su propio plantel para que sean investigados por amañar, léase bien, jugadas y sucesos dentro de los partidos.
Entre estos, tiros de esquina, faltas, tarjetas amarillas, remates al arco de determinado jugador, saques de banda, que son de trámite en cada partido, pero para las casas de apuestas son dinero contante y sonante. El tema del resultado final pasó a un segundo plano en estas apuestas ilegales que premian con millones de pesos acciones en el campo de juego.
SEMANA les siguió la pista a las denuncias presentadas ante la Fiscalía y la Dimayor a lo largo de este año por equipos como Patriotas, Jaguares, Envigado, Boyacá Chicó y Unión Magdalena; así como a las acciones para prevenir esta situación, que se les ha salido de las manos a los dirigentes.
Una fuente cercana a un club profesional, que pidió reserva de su nombre y cargo, aseguró que desde 2021, con la reactivación de los encuentros con público tras la pandemia, algo empezó a “oler muy mal en el desarrollo de los partidos. Se veían jugadas forzadas, búsqueda constante de tarjetas, lentitud en la reacción ante opciones de gol, tiros de esquina constantes, uno tras otro”.
Lo que está condimentando el problema son las casas de apuestas que funcionan en bodegas y garajes, cuentan con “plataformas, aplicaciones y páginas web que son totalmente piratas, no cuentan con el control de Coljuegos ni de las autoridades. Lo más llamativo es que pagan dos o tres veces más de lo que pagan las casas de apuestas que uno ve normalmente en los comerciales y que incluso patrocinan equipos de la liga de fútbol colombiano”, explicó.
Como si fuera poco, las casas de apuestas de China y Corea del Sur están en el panorama. “Registrándose apuestas de millones de dólares por partidos, no llamaban la atención en el escenario local, pero que por extrañas razones tenían todos los focos en estas casas de apuestas”. Frente a esta situación, Colombia cuenta con mecanismos muy débiles de detección, control y sanción. Esto fue descubierto en el Boyacá Chicó.
SEMANA conoció el caso de un jugador que, militando en el club Fortaleza, le escribió por WhatsApp al arquero del club “para convencerlo de que se dejara anotar un gol antes de los 15 minutos en el partido que iban a disputar contra un equipo que estaba en la parte media-baja de la tabla y que peleaba el descenso en la tabla de reclasificación”.
El mensaje era claro, y aunque no tenía cifra, sí aseguraba que existía “una buena cantidad de dinero sobre la mesa”. El caso fue puesto en conocimiento de las autoridades, pero hasta el momento no ha ocurrido nada. Igualmente, se abrió un proceso y el equipo está recopilando evidencia para tomar una decisión de fondo. Las dos partes ya fueron escuchadas.
Este caso se suma al denunciado en octubre pasado por las directivas del Envigado ante Fiscalía General, que señalan a un jugador que está en condición de préstamo de ofrecer 5 millones de pesos a uno de los defensores para que realizara una falta de pena máxima en un partido clave.
El delantero fue denunciado por el delito de corrupción privada, el cual, según el Código Penal, tiene una pena de entre los seis y diez años de cárcel. Directivos de clubes como Boyacá Chicó, Unión Magdalena, Jaguares y Patriotas han advertido sobre la gravedad del asunto y la falta de respuesta de las autoridades competentes. Hecho por el cual se han visto obligados a tomar drásticas decisiones contra jugadores que, sospechan, están inmersos en estas conductas.
Sin embargo, la complejidad del asunto es mucho mayor por la dificultad para detectar estos comportamientos. Un investigador de la unidad de lavado de activos de la Fiscalía, que ha participado en casos emblemáticos, le contó a SEMANA que por la misma manera en como están diseñadas las apuestas se permite abrir el espectro.
“Antes el amaño solamente estaba relacionado con el marcador final, ahora todo ha cambiado, las jugadas, tiros libres, penaltis, también forman parte de las ofertas de las casas de apuestas y resulta casi indetectable”, afirmó el investigador.
Para esto puso como ejemplo los catálogos de estas casas que brindan varias opciones. “Apuestan millones de dólares o euros por resultados o combos en partidos en las primeras divisiones de la Primera A y de las divisiones menores en países como Argentina, Chile y Colombia, principalmente”, explicó.
El mismo investigador de la Fiscalía aseguró que el problema es de una “magnitud enorme” y es “mucho más grande de lo que se ha planteado”, pues estas casas ilegales cuentan con expertos que les permiten mover el dinero fácilmente en la web realizando triangulaciones. Igualmente, las páginas cuentan con códigos muy bien elaborados que impiden su restricción en Colombia. Advirtió que en este tipo de investigaciones también se necesita el apoyo de la unidad de delitos informáticos para restringir estas páginas y el fortalecimiento de la unidad lavado de activos.
En lo corrido de 2024 se han presentado varias denuncias públicas de amaño de partidos y jugadores que están inmersos en el mundo de las apuestas. Nelson Soto, presidente de Jaguares de Córdoba, anunció en mayo que se habían retirado a seis jugadores de la institución por conductas “sospechosas de amaño de partido” relacionadas con las apuestas.
En noviembre de este año, el club Boyacá Chicó puso en conocimiento otro grave caso: “Se está realizando el estudio de presuntas apuestas en contra del club por parte de unos jugadores pertenecientes a la plantilla profesional del equipo”.
Igualmente, SEMANA consultó en la Fiscalía General sobre el estado de estas denuncias y encontró que no existen muchos avances debido a varios factores. Entre ellos, la gran cantidad de expedientes que manejan los despachos que han recibido estas denuncias; dos, la complejidad de los casos y la gran cantidad de elementos materiales probatorios que tienen que recolectar; y tres, la actitud de los mismos futbolistas para asistir a las diligencias y entregar su información sobre el ofrecimiento de dinero.
Han pedido aplazamientos alegando compromisos profesionales y personales. “Parece que lo están tomando como un chiste”, indicó una fuente de la Fiscalía que entregó información sobre los avances de estas investigaciones. Por el momento, y pese a la evidencia, solamente se ha emitido una sanción en Colombia contra un jugador por intentar amañar partidos. SEMANA conoció la resolución de la Comisión Disciplinaria de la Dimayor que en agosto pasado dejó en firme la sanción de dos años contra el jugador Carlos Augusto Rivas.
El jugador les pidió insistentemente a cuatro de sus compañeros de Patriotas que generaran situaciones de tiro de esquina en el partido que iban a disputar el 25 de enero de 2024 contra Fortaleza en el estadio de Techo. De aceptar esta propuesta, les iba a dar 5 millones de pesos.
Por su parte, el presidente de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro), Carlos González Puche, puso de presente varios factores que agravan el panorama. Entre ellos, las presiones y coacciones que pueden sufrir los futbolistas de parte de “estas mafias, que prácticamente amenazan para lograr sus pretensiones”.
“No se puede perder de foco que estas redes de apostadores representan un riesgo para la integridad de los denunciantes, pues llegan hasta a amenazarlos con atentar contra sus familiares si los mencionan”, afirmó Puche.