Octubre de 2017 es la fecha en la que se habrían consumado los delitos electorales que hoy tienen en aprietos a una de las familias más ricas e influyentes de la costa Caribe. Para esa época se diseñaron y estructuraron las campañas políticas de los candidatos que querían una curul en el Congreso de la República que tenía vigencia de 2018 a 2022. Arturo Char, Julio Gerlein, Aida Merlano, Lilibeth Llinás y Alejandro Char habrían acordado cómo moverían las fichas para lograr que varios de ellos cumplieran su objetivo de ser electos sin importar las alianzas que tuvieran que hacer.
Aida Merlano, quien para ese entonces era representante a la Cámara por el Partido Conservador, aspiraría al Senado, pero su fórmula a la Cámara sería Lilibeth Llinás, quien tenía aval de Cambio Radical. A ese mismo partido ya pertenecía el senador Arturo Char, y la Alcaldía de Barranquilla estaba en manos de la misma colectividad. Pues Alejandro Char se desempeñó como primer mandatario de la capital del Atlántico, de 2016 a 2019.
Por su parte, Roberto Gerlein, uno de los más veteranos del Partido Conservador, no participaría en la contienda para ese periodo, pero tendría una ficha clave dentro del parlamento, ella sería Aida Merlano, quien según los relatos de los testimonios recolectados por el alto tribunal, para ese entonces llevaba varios años siendo pareja sentimental de Gerlein.
Incluso era él quien patrocinaba económicamente la vida política de Merlano. Ella también recibiría apoyo de Alejandro Char, con quien sostuvo una relación amorosa, lo que habría facilitado el apoyo de los partidos políticos. En el documento se lee textualmente: “Desde hace varios años, Aida Merlano Rebolledo era la compañera sentimental de Julio Gerlein Echeverría, reconocido empresario del Caribe colombiano, financiador y soporte económico de Merlano en sus diferentes aspiraciones políticas. De la misma manera, Merlano tenía o había tenido una relación sentimental con el alcalde Alejandro Char Chaljub, lo cual supone que entre los dos existiera un vínculo cercano y estrecho”.
Todos eran cercanos uno con otros. Lilibeth, por ejemplo, era una de las amigas “entrañables” de Arturo Char, según lo describen en el documento de la Corte; incluso el hermano de ella, Adalberto Llinas también había logrado proyectarse en la política regional con el apoyo de Arturo Char. El poder de la familia Char y el deseo de que su Partido Cambio Radical lograra el mayor número de curules no solo habría motivado sino facilitado la comisión de delitos contra los mecanismos de participación democrática.
Con lo que pretendían hacer al lograr la mayor cantidad de aliados en el legislativo, se les facilitaría impulsar a su candidato presidencial Germán Vargas Lleras, y luego a Alejandro Char, según se lee en el documento de más de 200 páginas. Tanto los Char, como Gerlein y Merlano habrían “configurado una estructura delictiva, focalizada, entre otros, en la comisión de delitos electorales y concretamente en la compra de votos, con intermediación en el espacio y en los comportamientos ilegítimos a realizar para que Aida Merlano y Lilibeth Llinás alcanzaran una curul en el Congreso”, describe en el relato recopilado por el magistrado que ha estudiado el caso.
El pacto ilegal, al parecer, fue financiado por un contratista de la administración del alcalde Alejandro Char, el hombre es identificado como Faisal Jacobo Cure. Además, se inyectaron recursos de los dos hombres que fueron pareja de Merlano; por un lado, Gerlein, quien también fue contratista de la administración de Barranquilla, y del mismo alcalde Char. Hay videos que demostrarían el apoyo en la sede de campaña de Merlano, conocida como la Casa Blanca. Cuando todo empezó a salirse de control y se dio la captura de Merlano, ella habría recibido amenazas de los Char, e incluso se habla de que ellos habrían ayudado a planificar la fuga de la polémica mujer.