En los próximos días, 188.000 oficiales, suboficiales, soldados, alumnos y retirados del Ejército recibirán las tradicionales bolsas de moral, una especie de anchetas que llegan con 12 productos. Contienen un arequipe, galletas surtidas navideñas, maní con sal, masmelos, ponqué negro navideño, néctar de fruta, bebida gaseosa de 1.000 mililitros, cábano, duraznos en mitades, bizcochos de achira, botana crujiente a base de papa y la bolsa de empaque.

Los gramos de los productos van desde los 60 hasta 700. Las anchetas son entregadas por lo general durante esta época por el ministro de Defensa, la cúpula militar y los altos mandos en los viajes a las unidades y batallones. Allí saludan y envían mensajes de Navidad y fin de año a los soldados, la población priorizada para entregar las bolsas.

Los contratos

Para este año, el Ministerio de Defensa y el Ejército celebraron el contrato 037-DIADQ-INTR-2023, cuyo objeto es “la adquisición y entrega de 177.597 bolsas de moral para los integrantes del Ejército”. El valor adjudicado por el Ejército fue de 16.226 millones de pesos (16.226.505.099.00, valor exacto del contrato), es decir que los colombianos pagaron por cada bolsa de moral 91.367 pesos, aproximadamente.

En los dos contratos de 2022 y 2023, se observa que las anchetas tienen similares productos. Sin embargo, para las de este año, el Ejército pagó casi el doble del valor del año pasado.

La situación no tendría nada de particular o llamativa hasta que se revisa con lupa el contrato 037 y se compara con el contrato 030-SUADQ-INTR-2022, que firmó el Ejército para la compra de las bolsas de moral del año pasado con productos muy similares a los de este año. Para el año anterior, las bolsas de moral tenían la misma cantidad de productos que las de este año: 12. Solamente hubo unas simples variaciones.

Las del año pasado incluían un arequipe de 220 gramos, mix de pasabocas de 165 gramos, maní con sal de 180 gramos, galletas cubiertas con sabor a chocolate de 93 gramos, galletas dulces de 220 gramos, salchichas enlatadas de 150 gramos, lechona enlatada por 170 gramos, pollo enlatado por 160 gramos, néctar de fruta por 300 mililitros, bebida de malta de 330 mililitros, gaseosa de 400 mililitros y una bolsa estampada.

El Ejército contrató para 2022 la adquisición de 199.988 bolsas de moral para los soldados por un valor de 7.263 millones de pesos (7.263.359.445.88, valor exacto). En las cláusulas en el contrato se establecía que el contratista se comprometía a hacer llegar las anchetas a 26 unidades militares ubicadas en diferentes regiones, como Casanare, Chocó, Cesar, Antioquia, Norte de Santander, Putumayo, entre otros departamentos.

Adicionalmente, en el contrato del año pasado el Ejército le exigía al contratista que la entrega de los elementos que componían las bolsas de moral se realizara de forma higiénica y en el menor tiempo posible, con el fin de garantizar el mantenimiento de las temperaturas de los productos que lo requerían hasta el momento del consumo.

El proceso de 2022 se realizó sin contratiempos y las bolsas de moral llegaron a los soldados por un precio promedio de 48.895 pesos cada una.

También pedía que el contratista garantizara el recurso humano necesario en cada uno de los puntos de entrega previstos para el oportuno y adecuado cumplimiento de los protocolos de entrega, desde su alistamiento, despacho, transporte, entrega, recepción, almacenamiento y distribución.

El proceso de 2022 se realizó sin contratiempos y las bolsas de moral llegaron a los soldados por un precio promedio de 48.895 pesos cada una. Al comparar el contrato 039 del año pasado y el 037 de este año, la diferencia es considerable. Se puede observar que este año el Ejército terminó pagando cerca de 9.000 millones de pesos de más que el año pasado y por menos cantidad de anchetas para los soldados.

Mientras que en 2022 adquirieron, según el contrato, 199.988, este año el número fue de 177.597, es decir, 22.391 anchetas menos. Para Daniel Briceño, concejal electo de Bogotá, llama la atención que siendo un proceso de subasta inversa, en el que se comienza por el valor más alto y se empieza a bajar el precio del contrato, el Ejército haya terminado pagando la licitación al precio inicial, obviando el objetivo real de esta forma de subasta.

Ejército Nacional.

“El llamado a la Fiscalía, la Contraloría y la Procuraduría es para que revisen si se trató de una licitación conocida como pliego sastre, es decir que se dio a dedo y se simuló la subasta inversa para dar apariencia de legalidad al contrato”, explicó Briceño.

Otro de los elementos que llamó la atención del contrato es que el Ejército, a diferencia del año pasado, incluyó como requisito especial que para la adjudicación se iba a tomar como mayor puntaje la experiencia, pero no la de la empresa proveedora de los alimentos, sino la de la compañía encargada del transporte de las bolsas de moral. Con ese requisito habrían quedado por fuera de la puja dos de las tres empresas que se postularon, característica de un contrato tipo sastre, a la medida del ganador.

Luego de surtidos los trámites legales, el contrato fue firmado el pasado 22 de noviembre por el director de Adquisiciones del Ejército, el coronel Carlos Andrés Aguilar Ballesteros. SEMANA consultó con el Ejército, pero al momento del cierre de esta edición no se había obtenido respuesta.