La lucha contra las drogas, liderada por Estados Unidos (EE.UU.) y en trabajo conjunto con Colombia, siempre ha estado marcada por el enfoque policivo y de la interdicción del flujo de droga hacia el gigante norteamericano. El Plan Colombia materializó, en 1999, las aspiraciones del Gobierno estadounidense para que Colombia, el mayor productor de coca del mundo, se convirtiera en su aliado, contrarrestando esa realidad. Ahora, 20 años después de un fracaso que resulta evidente, parece ser que el enfoque de esa pelea ha cambiado.
Con Barack Obama, en 2016, nació el plan Paz Colombia, materializado después de un encuentro entre Juan Manuel Santos y el secretario de Estado de ese entonces, John Kerry. Los pilares de este enfoque eran la lucha contra el crimen organizado, el apoyo al proceso de paz, el desarrollo rural y la erradicación de minas antipersonal.
Ahora, Estados Unidos pretende modificar la manera en que ambos se aproximan a la problemática de los narcóticos, pues la realidad del país ha cambiado. La nueva estrategia tiene tres pilares: disminución de oferta, desarrollo rural con seguridad, justicia y protección del medioambiente.
Aún así, la erradicación sigue siendo fundamental en la aproximación, pero dada la complejidad de la problemática de la producción y comercialización de drogas ilegales, el enfoque pretende ser multidimensional. Según Heide Fulton, subsecretaria adjunta de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley de EEUU, Joe Biden respeta la autonomía de Colombia y por eso, insiste en que será decisión del Gobierno si decide o no asperjar con glifosato.
Si bien todavía no es claro el costo que tendrá ni la forma precisa en que los dos países seguirán trabajando de la mano, definieron que los primeros proyectos serán implementados en Cáceres, Antioquia; Tumaco, Nariño y Sardinata, Norte de Santander, a modo de piloto, para después ampliarlos a otros municipios o zonas del país.
Fulton visitó Colombia para acercarse a al Gobierno presencialmente y visitar algunos de los territorios afectados. En las zonas mencionadas, de todas maneras, también habrá trabajo en eliminación de minas, formalización de la propiedad de la tierra, incentivar el crecimiento de cultivos legales, mejorar la infraestructura vial, entrenamiento en prácticas de agricultura, capacitaciones en leyes de protección del medio ambiente y trabajo con la Policía.
En el Plan Colombia de Pastrana, jamás se mencionó el medioambiente, pero la funcionaria norteamericana reconoce ahora que quienes producen cocaína, también están detrás de las afectaciones a la naturaleza, por la contaminación de los recursos hídricos, la minería ilegal, entre otras.
Con respecto al trabajo con la institución policial, Heide Fulton resaltó, quizás desviándose del enfoque de drogas, las dificultades que atraviesa a nivel reputacional, tanto en Colombia como en Estados Unidos.
Las protestas dejaron un sabor agridulce en boca de la ciudadanía, pues mientras algunos defienden su labor, otros la cuestionan y esperan resultados en las investigaciones por los abusos cometidos durante las protestas que tomaron lugar hace algunos meses y en 2020. El Gobierno de Estados Unidos, de acuerdo con Fulton, apoya los esfuerzos de la Policía por investigar a los responsables de estas acciones.
“Estamos apoyando a la Policía colombiana en su proceso de transformación”, explicó la funcionaria, quien dijo que esta se basa en la responsabilidad, la transparencia y los derechos humanos. “Es una manera para fortalecer la capacidad institucional de la Policía y mejorar la seguridad ciudadana y su capacidad de enfrentar a las organizaciones que trafican los narcóticos”, añadió y dijo que a institución merece un reconocimiento fuerte por sus esfuerzos por mejorar en todo el país.
Después de la visita de la representante de Joe Biden, se espera un anuncio formal por parte del Gobierno Duque, así como que se concrete en el corto plazo el plan y sus tres pilares, que significarán un cambio en el enfoque de la lucha antidrogas.