Al mejor estilo de la mítica Virgen de los sicarios, a la que estos comandos criminales en Medellín se encomendaban antes de cometer un asesinato, en una vereda escondida del municipio de Rionegro, apenas a unos minutos de la capital antioqueña, fue encontrado un sitio al que denominan ‘la catedral’, en el que parece reeditarse la historia. Se trata de una casa escondida en campo en la que hacían ritos de santería y magia negra, y a donde asistían miembros de una de las más peligrosas bandas criminales de la región, conocida como El Mesa.

El oscuro lugar estaba ubicado en la vereda Mampuesto y pasaba completamente desapercibido para las autoridades, aunque por las calles y en voz baja los vecinos de la zona se referían a este como un lugar del diablo, que solo inspiraba miedo. Temor que además era alimentado por las extrañas visitas de hombres aparentemente peligrosos que llegaban en taxis y motocicletas, por lo general, a altas horas de la noche y en la madrugada.

El hallazgo de este lugar, que ya se conoce como ‘la catedral de los sicarios’, se dio en medio de la cacería a los principales jefes de la banda El Mesa. Un comando de hombres de inteligencia de la Policía de Antioquia llegó hasta el municipio de Marinilla, donde, en medio de las vendettas, fueron asesinados por sicarios dos ciudadanos venezolanos que pertenecían a otra organización llamada Los del Alto de San José, ahí fue capturado un criminal llamado Carlos Duque.

En este lugar había altares de magia africana, conocida como yoruba. También de varios santos a los cuales se encomendaban los sicarios de El Mesa.

Esa fue la primera pista. La fachada de Duque era que trabajaba como taxista, pero en realidad, según las investigaciones de la Policía y de la Fiscalía, era el encargado de hacer las “vueltas” y transportar las armas y a los sicarios de El Mesa, a quienes llevaba a sus cambuches a ocultarse y también a este macabro lugar.

Los hombres de inteligencia se dieron cuenta de que este lugar era frecuentado continuamente por criminales, por lo que silenciosamente empezaron a investigar, vigilar y hacer seguimiento. La información era certera, la Policía y la Fiscalía acudieron ante un juez para obtener las órdenes de allanamiento y registro de ‘la catedral’.

Fue así como esta semana un comando especial de la policía de Antioquia llegó al sitio.En el operativo fueron capturadas nueve personas, el asunto no resultó violento, pero sí generó mucho temor en los agentes por lo que encontraron. El lugar estaba lleno de altares para santería alusivos a san Gregorio, yoruba (magia africana), altar de La Santa Muerte y altar de la abundancia. Las figuras de la Virgen de Guadalupe y del arcángel San Miguel se mezclaban con calaveras, cráneos, muñecos representando brujas y pequeñas esculturas del diablo.

Las personas dedicadas a esta actividad utilizaban nombres bíblicos de santos y apóstoles, entre los que se encuentran Zacarías, Iscariote, Saúl y Jeremías.

Otro macabro hallazgo fueron las fotos de personas iluminadas con velas en los diferentes altares, que, según las indagaciones, era para quienes supuestamente iban dirigidos los tenebrosos ritos. Los elementos llamaban la atención: había cartas del tarot, muñecos de vudú con amarres, velones y, lo más impactante, el altar de un satanás con grandes cuernos de color rojo y negro.

Uno de los hombres que participaron en el operativo contó lo impactante del lugar, al que se refirió como “un sitio frío, que da miedo, incluso mirar cada altar produce escalofrío, no queríamos tocar nada, cuando salimos nos fuimos a bañarnos. Cada uno se fue a rezar, a pedirle a Dios, a la iglesia, uno no sabe de esos temas, pero era como para que no se nos pegara nada de esas cosas diabólicas”.

Las personas dedicadas a esta actividad utilizaban nombres bíblicos de santos y apóstoles, entre los que se encuentran Zacarías, Iscariote, Saúl y Jeremías y usaban como fachada una página en Facebook denominada “Conexiones espirituales”, mediante la cual hacían publicidad y despliegue a los múltiples rituales, rezos y trabajos, para que así sus peligrosos visitantes pasaran desapercibidos, como venía ocurriendo, de los escuadrones criminales de El Mesa. También prestaban los servicios por conexión digital y, por eso, les fueron incautadas 38 tarjetas sim y 16 celulares.

Entre el material que se encontró había un “libro de instrucciones” en el que se detallaba la manera como realizaban los rituales.

Los miembros de la Policía registraban el lugar con temor, debido a los altares que se encontraban. Sin embargo, en el registro fueron encontrando las armas de propiedad de los escuadrones de El Mesa, munición, cocaína, base de coca, marihuana, y hasta un menor de edad, que era encargado de fabricar, disponer las dosis e incluso venderlas.

Y es que este lugar escondido, de una vereda de Rionegro, funcionaba también como un centro de producción y distribución de estupefacientes.

En el allanamiento fueron encontradas bolsas selladas, grameras para pesar las dosis y diferentes tipos de drogas listas para enviar a Medellín y a Bello, en donde El Mesa ejerce sus actividades delictivas. Justamente, seis de los capturados fueron identificados por la Policía de Antioquia como sicarios de la organización, “encargados de la materialización de homicidios selectivos y coordinación para la distribución de sustancias estupefacientes, encargados de los asesinatos selectivos”, señalaron las autoridades.

Las personas que están en las fotos, al parecer, son las mismas víctimas de la organización criminal a quienes iban dirigidos los oscuros rituales que hacían en este santuario de El Mesa.

Entre el material que se encontró había un “libro de instrucciones” en el que se detallaba la manera como realizaban los rituales. Además de unas fotos que hoy son claves para la investigación contra los hombres de El Mesa.

Las personas que están en las fotos, al parecer, son las mismas víctimas de la organización criminal a quienes iban dirigidos los oscuros rituales que hacían en este santuario de El Mesa. Por eso, la Policía está rastreando sus identidades para establecer si forman parte de las víctimas de sicariato o si tienen alguna relación con la organización criminal, y, finalmente, su paradero.