Tres reconocidos abogados están en graves problemas judiciales por, presuntamente, haber ejercido presiones y ofrecido millonarios sobornos para que la excongresista Aida Merlano renunciara a colaborar con la justicia de cara a esclarecer el plan de compra de votos que se llevó a cabo en La Casa Blanca, su sede política en Barranquilla, para las elecciones de marzo de 2018. Por este hecho, Merlano fue condenada y el excongresista Arturo Char está siendo investigado en la Corte Suprema de Justicia.
SEMANA revela detalles del expediente que cursa en la Comisión de Disciplina Judicial en contra de los abogados Diego Muñetón, Raúl Cadena Lozano y Teodoro Antonio Deyong, quienes tienen una relación de vieja data con las familias Char y Gerlein, dos de los clanes políticos más poderosos de la Costa.
El caso, que ha pasado desapercibido, ha avanzado hasta el punto de estar citados para el próximo 1 de diciembre a la audiencia de juzgamiento. La Comisión ya cuenta con varios testimonios y pruebas documentales. ¿Por qué son investigados y a qué sanción se exponen?
“Que guardara silencio”, esta fue la frase que pronunció el 31 de enero de 2022, en una de sus extensas declaraciones, la excongresista Aida Merlano en la que dijo que la frase se la había dicho, de manera certera, el abogado Diego Muñetón, a quien calificó como un “emisario de la familia Char”.
El encuentro entre el jurista y la excongresista tuvo lugar en la cárcel El Buen Pastor, de Bogotá, el 28 de septiembre de 2018, cuando Merlano ya había hecho pública su manifestación para delatar a quienes participaron en el estratégico plan para comprar votos de cara a las elecciones de ese año.
Muñetón fue claro y directo en esa oportunidad. Le dio tres opciones: no seguir declarando; contar lo que sabía, pero sin mencionar por nada del mundo a los hermanos Alex y Arturo Char, así como al empresario Julio Gerlein. La tercera opción era seguir colaborando y atenerse a las consecuencias.
Si aceptaba una de las dos primeras opciones, la iban a ayudar con su anhelada libertad y le entregarían 3.000 millones de pesos para que empezara una nueva vida donde quisiera, así como asesoría y apoyo jurídico para librarla de cualquier tipo de responsabilidad.
Para demostrarle el “compromiso”, señala el expediente en poder de SEMANA, el jurista le puso de presente una carta firmada por Alex Char, actual alcalde electo de Barranquilla y pareja clandestina de Merlano para esa época. En la carta le pedía perdón por todo y le manifestaba que todavía la amaba y que estaba dispuesto a mover cielo y tierra para lograr sacarla del lío. Tras esto, la carta fue destruida.
Un documento de la oficina Visitor de esa cárcel dejaba en claro que, en efecto, el abogado Muñetón ingresó y estuvo durante varias horas visitando a Merlano. Pero la declaración de la excongresista fue más allá y citó el inesperado encuentro que sostuvo con los abogados Raúl Cadena Lozano y Teodoro Antonio Deyong, a quienes calificó como muy cercanos al poderoso empresario Julio Gerlein, el mayor financiador de su carrera política y con quien sostuvo una larga relación sentimental.
El encuentro ocurrió pocos días antes de su cinematográfica fuga, en octubre de 2019. Los juristas, con un libreto que parecía calcado, le pidieron que pensara si quería colaborar con la justicia porque ella iba a ser la única perjudicada. Y hasta ahora lo es, pues es la única condenada por el escándalo.
Este detallado testimonio y el documento redactado con el puño y letra de una guardiana del Inpec fueron suficientes para que el magistrado Francisco Javier Farfán, cuyo nombre ha salido a relucir recientemente por otro escándalo de corrupción en el Cesar y que compromete a la poderosa Cielo Gnecco y al senador José Alfredo Gnecco, ordenara el 11 de febrero de 2022 investigar a los tres abogados.
“Fueron señalados por Aida Merlano Rebolledo como los abogados presuntamente enviados tanto por la familia Char como por Julio Gerlein Echeverría a su lugar de reclusión, con el fin de transmitirle a ella ofertas de dinero y colaboración a cambio de su silencio, y quienes supuestamente también la intimidaron o amenazaron con el objeto de lograr que esta no incriminara a Arturo Char Chaljub en los hechos delictivos en que habría incurrido”, indica el documento de 13 páginas firmado por el magistrado Farfán.
El testimonio de Merlano coincide con lo dicho en entrevista con SEMANA, cuando se encontraba detenida en Venezuela y afirmó: “Recibo la visita del abogado Muñetón, en donde me propone que no declare en contra de Arturo, que tenía todas las de perder, que eran los únicos que podían ayudarme. Alex me mandó muchos afectos, que quería ayudarme con mi hijo y con la Corte (...) me pintaron mil pájaros en el aire, y yo, de una manera desesperada, creí que ellos eran la salvación”.
Tan solo tres meses después de la compulsa de copias empezó a dar sus frutos. La Comisión de Disciplina Judicial abrió un proceso disciplinario.
Una fuente le confirmó a SEMANA que ya se pudo recolectar evidencia suficiente para demostrar la presencia de los abogados en la cárcel, así como el intento por borrar evidencia de esos encuentros.
En esta investigación, pese a que fue citada con anticipación, Aida Merlano no asistió a la diligencia programada para el 18 de octubre. Sin embargo, por medio de un oficio se consideró que con las declaraciones dadas ante la Corte Suprema, la Procuraduría y la Fiscalía no era necesaria su comparecencia.
Julio Gerlein y los abogados tienen también una imputación de cargos pendiente por los delitos de soborno en actuación penal y falso testimonio. Igualmente, en la decisión que ordenó la captura del expresidente del Senado Arturo Char, en septiembre pasado, la Corte Suprema tuvo en cuenta el envío de un emisario para ejercer presiones a la excongresista.
Los tres abogados ―Muñetón, Lozano y Deyong― están en problemas y pueden, incluso, ser sancionados e inhabilitados para continuar ejerciendo su profesión, pero ese coletazo retumbaría en la Corte Suprema, donde el proceso contra Arturo Char avanza, y esta podría ser la pieza que pruebe que trataron de silenciar a Merlano para evitar que la justicia les cayera encima por la compra de votos.