Levantarse a trabajar, ser víctima de un atraco en el que casi lo matan, y en solo unos minutos concluir que todo lo construido en la vida se fue al piso. Esta es la historia de Luis, a quien nadie le ha visto la cara y es la primera vez que habla con un medio de comunicación sobre su caso. Sin embargo, en redes sociales se hizo famoso por ser el conductor de un lujoso vehículo marca Audi, color verde, que terminó en el separador de la avenida Rojas con calle 49, en el sector de Normandía. Se llevó por delante a un motociclista que minutos antes lo había robado y casi acaba con su vida.
Luis pasó de víctima de un robo muy cerca de donde funciona su empresa, en el que casi lo matan, a estar en un proceso judicial por la muerte de uno de los motoladrones que le quitaron sus pertenencias y hasta le propinaron una puñalada. Sólo un par de minutos duró la persecución por cinco cuadras en Normandía, tiempo suficiente para que ante la justicia pasara de víctima a victimario.
Está a punto de entrar a un juicio en su contra mientras, irónicamente, ni la Fiscalía ni la Policía han hecho nada por encontrar al otro ladrón involucrado, ni a los demás miembros de la banda de fleteros. SEMANA logró determinar que eran cuatro los motoladrones que tienen aterrorizados a los vecinos de Normandía, y pese a las denuncias, todo va a paso de tortuga.
El robo
Luis llegó pasadas las diez de la mañana a su oficina, como todos los días. Parqueó su carro, el ya famoso Audi verde, modificado y con capacidad para acelerar de cero a 100 kilómetros por hora en cuatro segundos. Era un día como cualquier otro, pero todo terminó en tragedia.
A los pocos minutos, mientras Luis estaba sentado en el garaje de una casa, cerca a donde funciona su empresa, aparecieron dos motociclistas que pasaron lentamente por el frente, campaneando, lo identificaron como su próxima víctima. Avanzaron por la 71B hacia la calle 49, ahí giraron a la izquierda y uno de los criminales dejó su moto parqueada para, esta vez como pato, regresar a donde estaba Luis y atracarlo.
Así sucedió. Los dos atracadores se montaron en la moto, fueron hasta donde estaba Luis, uno de ellos se bajó del vehículo y con arma en mano gritó: “Al que se mueva le pegamos un tiro, al que se mueva le pegamos un tiro, le pegamos un tiro; el anillo, el anillo, pase el anillo, el anillo, el anillo”. Corrieron hacia la moto y emprendieron la huida.
Luis, cuenta, estaba aterrorizado, muerto del miedo, pero no quedó paralizado, su reacción fue diferente, pero no premeditada, aún le rondan las dudas, todo fue muy rápido.
Tan pronto salieron huyendo, corrió hacia su carro y empezó la persecución. Los ladrones, pensando que habían coronado su trabajo sucio, arrancaron a toda velocidad hasta donde habían dejado parqueada la otra moto a unos 50 metros, sin saber que Luis venía detrás.
Mientras el ladrón que iba de pato se montaba a la otra moto, Luis tuvo tiempo de alcanzarlos, los quería detener, el miedo y la impotencia se habían apoderado de él y no sabía qué más hacer, sólo aceleraba. Uno de ellos hábilmente giró a la derecha, pero Luis siguió detrás del otro. En ese momento sintió temor por un disparo del motociclista que quedó atrás y no paró de acelerar.
Todo pasó en segundos. Recorrieron a toda velocidad las cuatro cuadras que hay entre la carrera 79B y la avenida Rojas. Luis miraba el retrovisor, el motoladrón frenó y se lo llevó por delante, terminó en el sardinel de la avenida. El resultado: el criminal muerto, el carro destruido, un hombro fracturado, una puñalada que casi lo mata y lo más “jodido” para él: un proceso judicial sobre los hombros.
La versión
Esta es la primera vez que Luis habla de su caso desde que se hizo viral en redes sociales, prefiere no mostrar la cara por miedo. Está aterrorizado, sabe que el robo lo cometió una banda que tiene azotados a los vecinos del sector, al motoladrón que falleció le encontraron tres celulares robados diferentes. Con lo ocurrido le han hecho llegar mensajes que toma muy en serio, lo podrían matar.
Aún confundido y sin tener claros los detalles de lo que ocurrió, cuenta cómo fue el robo. “Me abordan abruptamente dos sujetos en motocicleta, uno de ellos se me lanza con un cuchillo, me lanza una puñalada, considero yo a nivel de muerte; al mismo tiempo, amenazan con una pistola, afortunadamente no terminó con mi vida en ese momento. Posteriormente, suceden los contextos que en su momento se van a aclarar”.
Reconoce que mientras todo pasaba estaba aterrorizado, “no es miedo, es pavor, en este momento estoy angustiado. Mi vida hubiera podido fácilmente acabar ahí, y ahora los temas de seguridad afectan, las amenazas, las represalias que puedan tomar estos delincuentes; definitivamente, más que temor, estoy aterrado, nunca había sufrido una situación tan desafortunada como esta”.
Matar o morir, esa era la encrucijada que enfrentó Luis en ese momento. Sin embargo, por su persecución a los ladrones, la realidad es que está cerca de un proceso penal; podría no solo perder su carro, también su empresa, a la que no ha podido volver por miedo; aun peor, podría perder la libertad, algo que considera injusto. Y mientras tanto, la Fiscalía no ha hecho nada para dar con los responsables del robo, ni desarticular a la banda.
En el sector de Normandía viven con temor de ser robados por la banda de cuatro hombres de la que, según las primeras pesquisas, formarían parte los atracadores de Luis. Hay una cifra muy diciente sobre lo que sucede en la zona, en la localidad de Engativá. Con corte a julio de este año, se han presentado 7.037 atracos, con un alto subregistro, porque las víctimas no denuncian.
Por eso, Gustavo Moreno, abogado defensor de Luis, es radical y afirma que “fue víctima de hurto calificado y agravado y de lesiones personales, porque fue atacado con arma cortopunzante; censuro la actuación de la Fiscalía porque la investigación solo va dirigida a judicializar a mi defendido, cuando él es víctima, se le está negando el acceso a la reparación y a la verdad. No solo eran dos atracadores, ellos forman parte de una organización criminal que además, al parecer, se dedican también al expendio de drogas y otros crímenes. Censuro este deniego de justicia porque se está procesando a la víctima y no a los responsables”.
El concejal Ángelo Schiavenato, quien en mayo de 2022 iba en su carro BMW en la carrera quinta con calle 71, fue atracado y les echó el carro encima a los ladrones, decidió apoyar a quienes han tenido que vivir su situación, pero no son abogados penalistas como él. Es decir, no encuentran o no saben cómo defenderse.
Sobre su respaldo a Luis, afirma que se da por varias las razones. “Porque soy abogado penalista, porque yo también fui víctima de la inseguridad en Bogotá y porque en este caso es más que claro que se configura la legítima defensa”.
A ese concepto y al del miedo insuperable se apega Luis, quien no sabe de leyes, pero por sentido común tiene claro que fue una víctima, que casi lo matan y no tendría por qué ir a la cárcel. “No puede ser víctima y victimario, no tiene ningún sentido, lo que pasó en este caso es que una persona se defendió y así lo permite la ley, tanto así que tenemos una ley de seguridad ciudadana que permite incluso el uso de fuerza letal. No lo digo yo, lo dice la ley. Todos los ciudadanos nos podemos defender”, afirmó Schiavenato.
Mientras en redes sociales celebraban a rabiar la decisión de Luis de perseguir a los motoladrones sin importar el desenlace fatal, él vive su propio viacrucis, su vida se desmorona, sólo le queda la confianza en la justicia, por eso asegura: “Confío plenamente en la justicia de Colombia, que me dé la razón en este contexto desafortunado. Que no les dé la razón a los delincuentes, ellos se mofan de esta clase de situaciones; roban, atracan, ellos son los pillos y no sucede nada, los que la Policía captura, desafortunadamente, terminan libres para continuar delinquiendo”.