La corrupción llegó a altamar. Una investigación de la Fiscalía y autoridades norteamericanas reveló cómo algunos funcionarios de la Armada Nacional convirtieron documentos reservados, de inteligencia naval, en mercancía de cambio. Hay un tráfico con las cartas de navegación que termina revelando todos los secretos de las operaciones y presencia de autoridades, dejando el espacio absolutamente libre para traficar.
La captura de cinco funcionarios y dos exfuncionarios de la Armada, solicitados en extradición por Estados Unidos, destapó una delicada situación de seguridad nacional. Las cartas de navegación, usadas por las autoridades marítimas, cayeron en manos de las organizaciones criminales y los responsables de revelar este secreto naval serían quienes algún día juraron proteger la soberanía nacional en el mar.
La investigación, que garantizó un asiento en el avión de la DEA para los cinco uniformados colombianos, advirtió cómo los documentos que son redactados por la inteligencia naval, y que son tan delicados y reservados que pasan en sobres sellados al jefe de operaciones de la Armada, se perdieron o copiaron en el camino, quedaron a la deriva y terminaron en poder de los delincuentes.
Fuentes de la Fiscalía le explicaron a SEMANA la gravedad de los hechos que son materia de investigación y la preocupación entre las autoridades de Estados Unidos porque la herramienta que tenían para hacer interdicción marítima, la forma de anticiparse a los traficantes de droga y migrantes, terminó contaminada. Ahora son los delincuentes quienes llevan la delantera.
El tráfico con las cartas de navegación resultó ser un problema de alcance internacional. Los documentos digitales son la radiografía de lo que está haciendo la Armada de Colombia y las fuerzas navales de otros países por proteger su soberanía y frenar la avanzada de los narcos y coyotes, que ahora usan la ruta VIP, por San Andrés, para cruzar inmigrantes ilegales a Centroamérica por el mar.
“Con las cartas de navegación, que hoy día son una radiografía digital de los movimientos, de los operativos navales, los traficantes prácticamente pueden adentrarse en el mar a ciegas, sin el temor de ser identificados por las autoridades, pues con la información disponible conocen y se anticipan a los puntos exactos de control”, dijo una fuente de la Armada que resaltó la importancia de esas cartas de navegación y la gravedad que representa que estén cayendo en poder de los delincuentes.
Ni siquiera los submarinos quedan ocultos con las cartas de navegación. Los delincuentes, que pagan hasta 10 millones de pesos por cada dato o ubicación, los tienen en sus radares y pueden enviar semisumergibles cargados de droga sin la preocupación de caer en un control o las actividades de interdicción de la Armada de Colombia o Estados Unidos.
La información en poder del Cuerpo Técnico de Investigaciones-CTI de la Fiscalía, las agencias norteamericanas y la propia Armada Nacional resulta delicada, de carácter confidencial y es objeto de verificación con el propósito de identificar de qué manera los datos redactados y señalados en esas cartas de navegación terminan en manos de narcotraficantes. Es prioridad para las instituciones avanzar en las investigaciones.
Tanto en la Fiscalía como en la Armada, la respuesta a SEMANA fue la misma: “Es una investigación muy delicada y en curso, por lo que no se pueden revelar detalles”. Sin embargo, las fuentes consultadas no dudan en señalar que la filtración de las cartas de navegación se convirtió en un millonario negocio para los funcionarios corruptos en la Armada Nacional y un beneficio para los grupos criminales. Lo más grave es que muy pocos tienen acceso a estas, y en especial llegan a los más altos mandos de la Armada.
“Para entenderlo, las cartas de navegación son herramientas de tal importancia que son consideradas ultrasecretas. Como si en tierra un grupo de narcos, que necesita llevar un cargamento de droga entre Cauca y Chocó, tuviera un GPS con la ubicación exacta de los puestos de control de la Policía y el Ejército, pero además con los atajos para llegar más rápido”, señaló una fuente de la Armada que reveló la preocupación en las unidades de inteligencia.
Las mismas fuentes advierten que incluso, en ocasiones, la Armada comparte información con autoridades de otros países, en caso de tener las coordenadas de rutas para el tráfico de migrantes y estupefacientes. De ahí el carácter internacional y el afán, en especial de Estados Unidos, por encontrar la fisura por donde naufraga la inteligencia naval.
Los cinco uniformados de la Armada que esperan su tiquete de extradición, al parecer, trabajaban para el Clan del Golfo, tenían la capacidad de obtener información de inteligencia, las cartas de navegación y llevarlas a los criminales. De esta forma resulta prácticamente imposible saber cuánta droga pasó por los mares de Colombia y otros países con destino al golfo de México y de ahí a Estados Unidos.
“De acuerdo con las investigaciones realizadas por la Fiscalía, estas personas, al parecer, eran las encargadas de filtrar información operacional de la ubicación de las unidades estratégicas de la Armada de Colombia que desarrollan operaciones contra el delito transnacional del narcotráfico en el Caribe colombiano”, explicó la Armada al confirmar la captura de los cinco funcionarios de la institución requeridos por una corte federal en Estados Unidos.
Los detalles que entregó la Armada, respecto de la investigación por narcotráfico, coinciden con un reciente operativo contra el tráfico de migrantes, en el que también resultaron capturados otros cinco funcionarios activos. “Son señalados de omitir los controles de navegación marítima y de alertar a la red criminal sobre la ubicación de los buques de la Armada Nacional para facilitar el tránsito de las embarcaciones con los migrantes”, señaló la institución.
Lo que advierte con tanta contundencia la Armada, según pudo conocer SEMANA, es apenas la proa de una embarcación corrupta que zarpó hace varios años y que, según fuentes de la Fiscalía, se convirtió en un verdadero cartel del narcotráfico que inundó la ética de los uniformados y facilitó el envío de toneladas de cocaína a Estados Unidos.
El comandante de la Armada Nacional, el almirante Francisco Cubides, se refirió al caso, sin entrar en detalles de las investigaciones en poder de la Fiscalía, y aseguró que el asunto terminó siendo relevante para las autoridades norteamericanas, por lo que hicieron la solicitud formal de extradición de sus hombres.
“Tienen orden de extradición y serán llevados a Estados Unidos a que paguen por sus delitos enfocados en narcotráfico y que afectan a la comunidad. Estados Unidos conoció el tema y los ha pedido en extradición, es una medida ejemplarizante para que todo aquel individuo de la Armada que decida no hacer lo correcto, será llevado a buen recaudo para que pague por sus delitos”, dijo el almirante Cubides.
El tráfico con las cartas de navegación es una realidad. Así lo advierten las investigaciones y es la razón principal para tener a las autoridades de Colombia y Estados Unidos en una alerta constante. La corrupción se convirtió en la piratería que amenaza la seguridad nacional y que llevó de crucero a los narcos.