Por décadas, Gustavo Sastoque trató de demostrar que era inocente. Fue condenado por el asesinato de Hernando Pizarro Leongómez, exmiembro del frente urbano Ricardo Franco de las Farc y hermano de quien fuera el comandante del M-19, Carlos Pizarro Leongómez.
Su caso fue un montaje. Corría 1995, el país estaba aterrorizado por la violencia y aún operaba la justicia sin rostro. En ese momento, testigos no identificados lo señalaron como el autor y acabaron con su vida.
Sastoque era un joven agente del CTI, quien, pese a que testigos aseguraron que lo vieron en la escena del crimen, demostró que en ese momento estaba comprando unos zapatos en el sector del Restrepo, en Bogotá, pero no valió nada. Lo condenaron a 45 años. La pena bajó a 25 años, pero estuvo 10 años, 9 meses y 28 días en la cárcel.
Le prometió a su mamá, quien falleció mientras estaba tras las rejas, que demostraría su inocencia y por eso el caso llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que le dio la razón y reconoció que se cometieron gravísimos errores.
“Hubo pruebas científicas, documentales y más de 30 testimonios entre familiares, personas, particulares, miembros de la Fiscalía y las mismas personas que me atendieron en el almacén de los zapatos, quienes en forma extraña a los pocos meses cerraron el negocio”, cuenta Sastoque, poniendo de manifiesto la injusticia.
Y agrega: “Un testigo afirma que a mí me escogieron dentro de varios álbumes de funcionarios del CTI. Llenaba las expectativas que requerían para el chivo expiatorio, era el apropiado para sindicarlo y luego condenarlo basados en un solo testimonio de testigos falsos. Nadie está exento de un carcelazo en este país”. Ahora lo que todo el mundo sabía es confirmado por las Farc.
Sastoque es inocente y la verdadera autora del crimen fue la guerrilla. El hoy congresista Julián Gallo, conocido por su alias de Carlos Antonio Lozada, contó ante la JEP cómo comulgaron con esta mentira, no reconocieron el asesinato y lo condenaron.
“Es la persona que terminó condenada por el caso de Hernando Pizarro (...). A través de los medios tuve conocimiento del caso del señor Sastoque y le hice la propuesta (a Jorge Briceño) que debía reivindicarse porque había sido condenada una persona inocente. Me dijo: ‘Espere yo hago una consulta’, y nunca más volvió a tocarse el tema”, es la trascendental confesión de Lozada, que tiene a Sastoque en la Corte Suprema reclamando lo que un día prometió: su inocencia.
Sastoque, detenido cuando llevaba seis años como agente del CTI, hoy es mensajero y dice que el daño ya está hecho: “Lástima que haya tardado tanto tiempo para confesar ese crimen, fueron casi 11 años que estuve privado de la libertad por un delito que no cometí. Perdí a mi madre, mis proyectos, mis sueños, todo, porque la justicia quería demostrar que era eficiente sin importarles el daño. No les interesaba saber quién es realmente el asesino del señor Pizarro”.
Ahora, casi 30 años después, la Corte Suprema escuchará a Lozada, Pastor Alape y Pablo Catatumbo, quienes confirmarán que todo fue un montaje. Sastoque espera justicia, es lo único que le queda en el camino de esta tragedia, pero es consciente de que difícilmente logrará saber quién estuvo detrás del montaje.
“Es claro que hubo fuerzas oscuras y complicidad de los fiscales y jueces sin rostro para desviar la verdadera investigación y encubrir a los verdaderos asesinos. Hasta la familia Pizarro sabía que yo era inocente”, afirma este hombre que contra viento y marea por fin lo logró, demostró su inocencia y espera que la Corte Suprema la ratifique.