Un fiscal en Bucaramanga y un agente encubierto se infiltraron en las redes de tráfico de migrantes y lograron destapar toda la cadena criminal. Las pruebas quedaron en decenas de bitácoras que narran una historia que se parece más a un guion de espionaje que a un reporte judicial. Los documentos, conocidos por SEMANA, llevaron a la cárcel a oficiales de la Armada Nacional, señoras de la alta sociedad santandereana, funcionarios de Migración Colombia e integrantes del Clan del Golfo.
Son horas de grabación, videos, chats, documentos, interceptaciones e imágenes en el sitio las que forman parte de estas bitácoras, los documentos redactados por agentes del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) en Santander, la prueba más descarnada de cómo el tráfico de migrantes se convirtió en una fuente de riqueza para las organizaciones criminales y la caja menor de los funcionarios corruptos.
El agente infiltrado estuvo sentado con los criminales, los funcionarios corruptos, los asesinos, en los buses repletos de migrantes, las lanchas rumbo a Nicaragua, en la selva del Darién y hasta en la inteligencia naval. Todo quedó en video: las conversaciones, las risas, las transacciones, el trago, el dinero en efectivo, una cinematográfica historia que incluyó hasta la advertencia de un espionaje a la soberanía nacional.
Los videos y documentos conocidos por SEMANA son reveladores. El agente infiltrado logró ganarse la confianza de los criminales y funcionarios corruptos que hasta terminó metido en un grupo de WhatsApp del Clan del Golfo, como un miembro más de la red criminal. En este compartían la información sobre las rutas, las víctimas, los sobornos a los oficiales de la Armada y los asesinatos a migrantes que no pagaban o llevaban mucho dinero, generalmente de origen chino, que, dicen, siempre iban con buena plata.
El infiltrado en la Armada identificó a los cabecillas, los establecimientos que funcionaban como agencias de viaje, los oficiales de la Armada que facilitaban el zarpe de las lanchas con los migrantes y hasta el encargado de vender las llamadas cartas de navegación, los documentos digitales y de inteligencia con la ubicación de los buques insignias del país, también de las fuerzas navales de Estados Unidos, Francia, Chile y Costa Rica.
El “Gato” en la Armada
El trabajo de infiltración en la corrupta maraña que tejió un funcionario de la Armada en Coveñas fue impecable. La Fiscalía obtuvo videos, imágenes, consignaciones y todo el material de prueba que demostraría cómo los secretos mejor guardados para la soberanía nacional y la lucha contra el crimen transnacional se convirtieron en mercancía de cambio.
Cristian Luz Barrios, un suboficial de la Armada, conocido con el alias del Gato, logró colarse en la inteligencia naval. El agente infiltrado de la Fiscalía lo contactó y en cuestión de semanas estaban sentados en la habitación de un hotel cambiando información de inteligencia por dinero en efectivo.
El suboficial, que fue capturado y judicializado, entregó rutas, detalles y las cartas de navegación. La misma Fiscalía alcanzó a dudar de su veracidad por la importancia que tenían para la seguridad nacional, pero fue la misma Armada Nacional la que confirmó su autenticidad.
“La información suministrada por el funcionario, presuntamente de forma ilícita, ostenta grado de clasificación, correspondiendo a nivel secreto y ultrasecreto, como quiera que comporta información para el desarrollo de operaciones sobre la cual no tienen acceso los funcionarios, sino tan solo los comprometidos con el planeamiento, ejecución y desarrollo de las mismas”, señala la Armada en una respuesta a la Fiscalía.
Alias el Gato, aseguró el agente infiltrado, podría entregar las rutas con la ubicación de los buques y patrulleras, de modo que las actividades de narcotráfico y tráfico de migrantes estarían garantizadas. Las transacciones fueron grabadas y están en poder de SEMANA.
“Finalmente, habida cuenta de lo expuesto en párrafo que antecede, se le pone de presente que en efecto la información suministrada conduce al riesgo y a la vulnerabilidad de las unidades desplegadas, asimismo a las tripulaciones y al éxito de las operaciones toda vez que es de nivel estratégico y es susceptible de un posible espionaje por parte de cualquier Estado”, señala el documento de la Armada que confirma cómo la información “ultrasecreta” estaba en manos de los traficantes.
El teniente Prens
Luego de poner al descubierto al suboficial que vendió la información de inteligencia naval, el agente infiltrado logró meterse en la corrupción de la Armada, en la isla de San Andrés. Grabó los encuentros con los uniformados, la entrega de dinero y hasta un intento por salir del país en una lancha con más de 30 migrantes.
Un teniente de la Armada, Yerson Antonio Prens, capturado por la Fiscalía, según las bitácoras del agente infiltrado, era el enlace con los traficantes de migrantes. El encargado de avisar en qué momento debían zarpar las lanchas y poner en marcha un plan tortuga para evitar la interdicción de esas lanchas con los migrantes a bordo.
El agente infiltrado, camuflado como un migrante más, estaba en una lancha rumbo a Nicaragua y la Fiscalía tuvo que exigir a la Armada la interdicción, porque el teniente Prens, según el reporte, le bajó la velocidad a su embarcación para evitar, al parecer, la captura de los traficantes.
“De vuelta y cuando ya nos traían hacia la Estación de Guardacostas, observé cuando le quitaron los GPS a la embarcación y junto con los celulares de los dos pilotos los empacaron en una bolsa plástica y el teniente que iba al mando la lanzó al mar, seguidamente se acercó otra embarcación particular y recogió dicha bolsa”, relata la bitácora del infiltrado.
Los audios, conversaciones y los videos muestran a los funcionarios de la Armada, al mando del teniente Prens, mientras se reparten el dinero que entregan los traficantes. Son absurdamente descarados. Hasta en las peluquerías, en las mismas instalaciones de la Armada, parten las ganancias criminales. A pesar de la contundente evidencia, ninguno aceptó cargos.
El “grupo” del Clan
El trabajo, que desarticuló la red criminal conocida como la Agencia, llegó al llamado Tapón del Darién y los tentáculos que tiene el Clan del Golfo con el tráfico de migrantes. Hubo un “agente infiltrado virtual”, así lo denominan.
Los fiscales de la Unidad de Estructura y Apoyo de la sección Santander lograron infiltrar al Clan del Golfo a través de un abonado celular que estaba en un grupo de WhatsApp y por el que compartían todo tipo de información relacionada con el tráfico de migrantes.
En las conversaciones, que conoció SEMANA, se advierte cuáles son las rutas, los funcionarios a corromper y las víctimas que, de acuerdo con el dinero y nacionalidad, aparecen en un macabro listado para asesinar. Las imágenes de las víctimas son compartidas en el grupo sin ninguna clase de filtro, pero con advertencias directas.
“No existe un estándar en los precios y esto genera en el interior del grupo discusiones y diferencias entre ellos, asimismo a través de este grupo compartieron en alguna oportunidad una imagen de una persona que murió en la selva”, señala la bitácora del agente infiltrado virtual.
En las conversaciones, los traficantes advierten que los migrantes, luego de pagar, son marcados con stickers en sus pasaportes antes de arrancar su recorrido por la selva. Algunos consiguen documentos con funcionarios corruptos de Migración Colombia, que les otorgan un estatus temporal.
Las tres señoras
Una alerta de la Embajada de los Estados Unidos, que conoció SEMANA, advierte sobre la existencia de una organización criminal que desde Bucaramanga y Santa Marta “asesoraba” a personas que buscaban una visa norteamericana. “Consiste en diligenciar solicitudes en línea e incluir en ella datos falsos, como salarios elevados, tiempo de empleo y todo aquello que haga parecer que los solicitantes tienen intenciones legítimas de utilizar la visa de turismo para viajar temporalmente a los Estados Unidos y regresar posteriormente a Colombia”, señala el documento de la embajada.
Las tres mujeres fueron identificadas como Nancy Franco Vallejo, María Helena Franco de Santa y María Carolina Serpa Gómez. Las dos primeras, muy conocidas en la alta sociedad santandereana y que quedaron en el radar de las autoridades norteamericanas. A ellas el agente infiltrado se presentó como un estilista venezolano que buscaba llegar a los Estados Unidos.
Las dos mujeres quedaron en los videos de cámaras escondidas y explicaban en detalle cómo es el procedimiento, lo que tenían que hacer y decir cuando estuvieran frente a los agentes consulares de la embajada. Los documentos que tenían que falsificar y las mentiras que debían repetir.
“Yo le entreno los niños, cómo deben hacer que saluden, que sonrían, yo viendo un niño muerto de la alegría, cómo le digo que no (...), pero a él sí le toca irse con perfil inventado porque como estilista no, no ve que eso da mucha plata allá”, advierte la bitácora del agente infiltrado.
La Fiscalía adelantó allanamientos en las oficinas y en la casa de las tres señoras, que luego fueron capturadas. La información recolectada tiene a varios clientes, algunos conocidos en Bucaramanga, muy nerviosos, pues sus nombres están en los listados que fueron aportados a la embajada y con seguridad serán llamados a responder.
Fueron 24 las personas capturadas por la Fiscalía en esta redada registrada en video contra las mafias del tráfico de migrantes. Los dos años de investigación revelaron un entramado corrupto que incluso atentó contra la seguridad nacional.
La evidencia fue contundente y los resultados se convirtieron en un duro golpe a las finanzas criminales, también en un alivio para el turismo en sitios como San Andrés Islas. Ahora el reto está en manos de las autoridades civiles, que mantengan el orden que hace años se perturbó con el favor de los corruptos.