La premeditación del crimen de Valentina Trespalacios es evidente. El estadounidense le había dicho a ella que quería venir al país a instalarse para que vivieran juntos. Sin embargo, arrendó un apartamento en el norte de Bogotá por tan solo unos días y, previamente, había contratado un investigador privado para que comprobara en Colombia lo que él sospechaba de lejos: ella tenía otro hombre en su vida.
Los investigadores del caso no tienen dudas de que Poulos actuó solo y que no tuvo ningún cómplice. De acuerdo con fuentes cercanas a la Policía, el hombre al que le pagó por acechar a la joven descubrió que esta se fue de viaje, aparentemente romántico, con otro sujeto a Aruba. Y que ese viaje fue el detonante que motivó a Poulos a decidir aparecerse en Colombia y tomar venganza.
La mamá de Valentina, Laura Hidalgo, dijo en entrevista en Vicky en Semana que el extranjero parecía una persona tranquila y comprensiva, pero que constantemente peleaban con su hija debido a que era bastante celoso. Además, explicó cómo tenía una obsesión enfermiza por ella.
“Ella era una niña hermosa, extrovertida y amorosa. Él fue la última persona que la vio con vida y no tenía que hacerle daño. Si tuvo celos por algo, pues era una niña muy hermosa y sonriente, no debió hacerle daño. Solo debió alejarse y ya. Él no se veía una persona agresiva, era muy tranquilo. Se obsesionó mucho con mi hija”, precisó la mujer.
Era tan claro el plan que tenía Poulos que incluso le dijo lo que pensaba hacer al empleado del negocio de alquiler de carros donde sacó el vehículo para los pocos días que estaría en el país. “Yo tengo una novia aquí, pero sé que me está engañando y la voy a descubrir”, dijo a quien le completaba los formularios para el alquiler del vehículo.
SEMANA reveló en su última edición las piezas sueltas de la investigación. Lea la historia
Valentina Trespalacios fue asesinada de forma brutal y despiadada. De eso no hay duda. La investigación de la Policía en Bogotá logró identificar rápidamente al presunto responsable del feminicidio: John Nelson Poulos. El dictamen de Medicina Legal fue demoledor. La DJ fue ahorcada, asfixiada, golpeada, envuelta en una maleta y arrojada a la basura. Esta es la macabra historia.
Antes de su asesinato, Valentina celebraba un “nuevo inicio” a sus escasos 23 años. Tenía una relación virtual desde hace un año con Poulos, un hombre que parecía generoso y, desde Estados Unidos, le enviaba detalles y hasta dinero, supuestamente, para construir lo que sería su vida en pareja fuera de las redes sociales. Pero en vez de eso ella se encontró con la muerte.
Las sospechas de infidelidad se clavaron tanto en Poulos que de su apariencia de hombre enamorado surgió uno celoso dispuesto a confirmar sus dudas, sin importar el precio. Desde el exterior contrató los servicios de un investigador privado para seguir a Valentina, conocer sus actividades, con quién se reunía y, principalmente, si tenía otro hombre en su vida.
El reporte del investigador confirmó las dudas. Mientras John Poulos le consignaba en Estados Unidos, Valentina disfrutaba en Colombia. Lo hizo en compañía de su novio colombiano, con quien incluso hizo algunos viajes a hoteles en el Caribe. Fue en ese momento en el que Poulos decidió hacer una tercera y última visita a Bogotá. Llegó el 19 de enero a las 8:00 p. m. Desde que aterrizó en la capital dejó entrever sus intenciones. En las declaraciones que conoció SEMANA, se lee una que llamó la atención de los investigadores de la Sijín de la Policía Metropolitana de Bogotá.
Un funcionario de la empresa que le alquiló el carro a Poulos aseguró que el estadounidense venía a Colombia con la firme convicción de sorprender a su novia en la mentira. “Yo tengo una novia aquí, pero sé que me está engañando y la voy a descubrir”, dijo a quien le completaba los formularios para el alquiler del vehículo.
Aunque la promesa a Valentina era que llegaba dispuesto a radicarse en Colombia, el alquiler del apartamento y del carro lo hizo apenas por cuatro días. Además, llegó con equipaje para ese mismo espacio de tiempo. El plan estaba en su cabeza, y el crimen, en sus manos. Los episodios que posteriormente se escribieron en esta tragedia quedaron en video.
SEMANA obtuvo en exclusiva horas de grabaciones con el minuto a minuto del crimen. Desde que Poulos llegó al apartamento alquilado en el norte de Bogotá hasta que sacó el cuerpo de Valentina en una maleta y lo transportó en un carrito de mercado. También cuando huyó de Colombia (ver línea de tiempo).
¿Otra víctima mujer?
Una imagen del 19 de enero llamó la atención de los investigadores. Poulos llega con otra mujer, y no es Valentina Trespalacios. Permanece en el apartamento por cerca de dos horas, luego vuelven a salir. Incluso, de acuerdo con las declaraciones de los vigilantes, el estadounidense solicitó permiso para ingresar con ella.
Los videos registran la entrada y la salida de la mujer, pero no ha sido posible ubicarla, saber quién es y si se encuentra bien luego de compartir en el mismo espacio que se convirtió en la escena del crimen. Su declaración es importante para reconstruir los hechos y conocer los planes de Poulos.
Con las uñas
Medicina Legal tiene en su poder las uñas de Valentina Trespalacios. Las cortaron y rotularon con el objetivo de hacer análisis posteriores que indiquen, quizá, un mecanismo de defensa de la joven al momento del ataque. Justamente, en las imágenes de la captura de Poulos en Panamá se observaron algunos rasguños en el costado izquierdo de la cara.
De acuerdo con los forenses, las uñas de Valentina podrían arrojar evidencias importantes a la hora de establecer la responsabilidad del presunto feminicida. Serán una prueba que en escenario de juicio contribuya a una condena ejemplar.
La investigación
Lo macabro del crimen generó una indignación nacional. También demostró toda la capacidad de investigación de la Fiscalía y la Sijín de la Policía Metropolitana de Bogotá. Un grupo de hombres se encargó, en tiempo récord, de identificar a la víctima, al victimario y reescribir la tragedia por medio de videos, declaraciones, pruebas técnicas y seguimientos, hasta lograr la captura.
Fueron tres días sin dormir. Al menos 18 investigadores, al mando del general Carlos Triana, comandante de la Policía Metropolitana, se dedicaron a analizar evidencia, revisar 920 horas de videos, escuchar dos docenas de declaraciones y descubrir lo que el asesino trató de ocultar.
“Son equipos especiales de investigación, policías verificando, organizando elementos de prueba consecuentes con lo que estábamos buscando… Un trabajo de exploración rápido, muy eficiente de nuestros hombres”, dijo el general Triana a SEMANA.