El pasado miércoles 2 de agosto, durante 12 extensas horas, Nicolás Fernando Petro Burgos le entregó información precisa e inédita a la Fiscalía General sobre lo que hizo con los cientos de millones de pesos en efectivo que presuntamente le entregaron personas como Samuel Santander Lopesierra, más conocido como el Hombre Marlboro, y uno de los hijos del cuestionado e investigado empresario Alfonso ‘el Turco’ Hilsaca.
Petro Burgos no titubeó cuando le afirmó a los fiscales que una parte de estos dineros los utilizó para financiar la recta final de la campaña presidencial del 2022 de su padre, Gustavo Petro, en la costa Caribe, contrario a lo que había afirmado hasta el momento.
La confesión dejó asombrados a los delegados porque, hasta ese momento, solo tenían certeza de que el dinero girado había sido utilizado para extravagantes gastos, entre estos, la compra de joyas, un apartamento en una zona exclusiva de Barranquilla, un lujoso vehículo y ropa de marca.
La información fue calificada inmediatamente como “relevante” por el fiscal Mario Burgos, quien está al mando de la investigación. En el interrogatorio que rindió después de manifestar públicamente su deseo de colaborar con las autoridades, el hijo mayor del presidente de la república aseguró que contaba con información documental para demostrar lo dicho frente al ingreso de estos dineros que reviven el escándalo del Proceso 8000.
Tras ser cuestionado, Petro –abogado de profesión– confirmó que, pese a que sabía que debía reportarle al Consejo Nacional Electoral (CNE), no lo hizo y empleó una serie de estrategias para ocultar el rastro de estos ingresos.
La vida que le gustaba
Las extravagancias de Petro Burgos ya habían quedado más que registradas en las conversaciones que tenía con su entonces esposa, Day Vásquez, cuando hablaban con total naturalidad del movimiento de 100 o 200 millones de pesos para sus compras, entre estas, el lote en Villa Palmarito, anillos de esmeralda, coches de lujo último modelo y viajes. “Anda, no joda, esta es la vida que a mí me gusta”.
Lo que quedó en la caja fuerte pasó a ser utilizado para “inyectar” capital a la campaña del Pacto Histórico, la cual había presentado varios tropiezos por la falta de apoyo y los escándalos que la marcaron en varias etapas. En mensajes de audio y chats, Nicolás Petro, quien era diputado por el Atlántico, asumió las banderas de la campaña en la región para buscar apoyo político.
En su interrogatorio –según pudo confirmar SEMANA–, el diputado manifestó que intentaba hablar y hacer las más mínimas referencias a la financiación de la campaña. Por ejemplo, cuando en agosto de 2021 le aseguró a Day Vásquez que parte de un dinero que habían girado dos empresarios por un contrato firmado entre la Gobernación del Atlántico y la Fundación Conciencia Social iban a ser utilizadas para “los periódicos”, como luego contó el fiscal Mario Burgos.
“Recuerda que vamos a dar 15 para los periódicos, estos periódicos, efectivamente, y corroborado por el señor Nicolás, eran para la campaña”, relató el fiscal Burgos durante las audiencias que se realizaron esta semana y que dejaron más que claro la coordinación para la desviación de los recursos.
Las pruebas entregadas por Nicolás Petro y Day Vásquez permitieron identificar a 27 personas cercanas a este entramado, de algunas no manifestó ninguna relación.
“Esas personas al inyectarle capital, de una u otra forma, ingresaron dineros a la campaña presidencial de nuestro actual presidente, Gustavo Petro”, afirmó el fiscal Burgos al poner de presente el presunto entramado criminal. La avaricia de la entonces feliz pareja Petro-Vásquez los llevó a “incrementar su patrimonio económico de manera injustificada, no solamente que ingresen a sus arcas, señor juez, sino que de otra forma conseguir la consecución de dineros y que estos mismos ingresen a la campaña presidencial y no sean reportados ante las autoridades electorales”.
Los actos de corrupción van más allá de los encuentros citados en marzo del presente año por Day Vásquez, quien concretó la reunión que se registró en su apartamento en Barranquilla, a la cual fue un hijo del Turco Hilsaca y donde se entregaron 400 millones de pesos en efectivo.
En el organigrama armado por el ente investigador, luego de la confesión del hijo del presidente Gustavo Petro, aparece el empresario Euclides Torres, quien, en palabras de Nicolás “le financió toda la campaña” a Petro en la costa. Este apoyo también generó otro negocio raro, la entrega de un apartamento en una exclusiva zona de Bogotá a Nicolás Petro. Otra propiedad era tan llamativa que su mamá no dejó de catalogarlo como “traqueto”.
A la lista se suman, como señaló el fiscal, “al señor Pedro Flórez (…) al señor Máximo Noriega; al señor Gabriel Hilsaca; a Santander Lopesierra, el Hombre Marlboro; a Jorge Robayo; Mónica ‘Kiki’ Lopesierra, ¿a nombre de quién está el Mercedes? Blanca Torres. Gustavo de la Ossa; Pedro Name; César Emilio Vásquez, tío de la señora Daysuris; Camilo Burgos; Germán Londoño”, están en la larga lista de colaboradores. La Fiscalía General los tiene actualmente en la mira en una nueva línea de investigación que, desde ya, promete que sacudirá las próximas elecciones.
Por el momento, la gran pregunta que queda en el aire es si, como afirma su hijo, Gustavo Petro sabía sobre el ingreso de este dinero a su campaña por parte de personas tan cuestionadas con las que él, en su discurso, quiso mantener distancia. Por ahora, Nicolás Petro detalló que parte del dinero sí llegó a las arcas de la aspiración presidencial, pero no ha dicho si se lo contó alguna vez a su papá, si este le preguntó, al menos, o si le manifestó dudas sobre el origen.
Con la versión entregada por Nicolás Petro –quien tiene más lana de lo que se cree– ya se radicó la primera denuncia ante la Comisión de Acusación de Representantes. Igualmente, un nutrido grupo de personas ha alzado su voz para que el jefe de Estado presente su renuncia. El terremoto político parece que seguirá sacudiendo el país.