Eran tan contundentes las investigaciones y pruebas que presentaba el fiscal Mario Andrés Burgos, que varias veces el país tuvo que ver, en vivo y en directo, cómo a los protagonistas de los más escandalosos hechos judiciales no les quedaba más remedio que reconocer su responsabilidad. Aun así, desde la llegada de la fiscal general, Luz Adriana Camargo, lo han arrinconado, le quitaron el caso de Nicolás Petro, hijo del presidente, investigado por lavado de activos y enriquecimiento ilícito; acabaron el Grupo de Tareas Especiales del que formaba parte y lo mandaron a atender delitos contra el medioambiente.
Nadie se explica por qué el proceso contra Nicolás Petro hoy está durmiendo, cuando hay todo un arsenal de pruebas reveladas por el mismo Burgos que lo incriminan, a tal punto que en una de sus maratónicas audiencias, en la legalización de la captura, al hijo del presidente no le quedó más remedio que contar la verdad: “Quiero anunciar a Colombia que iniciaré un proceso de colaboración en la que me referiré a nuevos hechos y situaciones que ayudarán a la justicia. Lo hago por mi familia y por mi bebé que viene en camino”.
Finalmente, fue el mismo presidente Petro quien al parecer logró torcer la voluntad de su hijo, que se echó para atrás y dejó de colaborar con la justicia. Sin embargo, las pruebas lo tenían listo para la anunciada imputación, pero la Fiscalía cambió de mando y no pasó nada más, aunque el país sabía que todo estaba listo incluso, supuestamente, para retirarle el beneficio de detención domiciliaria y enviarlo a un penal.
Burgos era reconocido por otra confesión que no dejó duda y que fue seguida por miles de colombianos, la de Jhonier Leal, quien, luego de una investigación al mejor estilo CSI, confesó que era el responsable de la muerte de su hermano, el reconocido estilista Mauricio Leal; y de su mamá, Marleny Hernández. Leal también se echó para atrás, pero Burgos, con base en esa investigación, logró una condena de 55 años.
Los hechos muestran que Burgos resulta incómodo para la actual administración de la Fiscalía. Primero, lo sacaron del caso de Nicolás Petro, teniendo como excusa el pliego de cargos que le impuso la Comisión Nacional de Disciplina Judicial.
La determinación final fue: “La delegada para la Seguridad Territorial determinó que la decisión disciplinaria del pasado 7 de junio constituye, por sí sola y de manera objetiva, causal de impedimento para el doctor Burgos Patiño. Por ello, este fiscal ante el Tribunal Superior de Distrito no podrá continuar como delegado para adelantar la investigación contra el ciudadano Nicolás Petro”.
Esto se dio luego de múltiples intentos del hijo del presidente y de sus abogados para sacar del camino a Burgos, aun en la etapa de juicio. La Fiscalía de Camargo terminó dándole gusto a Nicolás Petro.
A los pocos días, la Fiscalía acabó con el Grupo de Tareas Especiales que se había creado para investigar todo lo relacionado con la corrupción, irregularidades e ingreso de dinero no reportado a la campaña de Petro. El caso pasó a reparto y el jueves se supo que lo asumió Lucy Marcela Laborde, fiscal tercera especializada de la Dirección de Lavado de Activos.
Pero como si esto no fuera poco y sus actuaciones no le dieran los méritos, vino una última estocada. Con esta decisión, Burgos no será más el protagonista de investigaciones de complejo calado en materia penal, ahora tendrá que dedicarse a asuntos medioambientales.
SEMANA conoció en exclusiva la Resolución 5920, con la que se decidió reubicar a Mario Andrés Burgos Patiño, de la Unidad Especial de Investigación a la Dirección Especializada para los Delitos Contra los Recursos Naturales y el Medio Ambiente.
“Remitir por conducto de la Subdirección de Talento Humano, copia de la presente resolución, al despacho de la señora fiscal general de la nación, a la Unidad Especial de Investigación, a la delegada contra la Criminalidad Organizada, a la Dirección Especializada para los Delitos contra los Recursos Naturales y el Medio Ambiente, para los fines pertinentes”, se lee en el documento.
Investigado, arrinconado y en un despacho que poco tiene que ver con el trabajo que venía realizando, así está el fiscal Burgos, dejando en el aire uno de los procesos más importantes para la justicia en el país: el juicio contra Nicolás Petro, quien sin lugar a dudas está ganado tiempo. Es incierto si las audiencias preparatorias se desarrollarán, como estaba previsto, para los días 5 y 6 de agosto, o si se postergarán, logrando dilatar un caso en el que toda Colombia quiere que se haga justicia.