El plan para asesinar al auditor Hernán Franco no era una operación fácil. El sicariato se cometió en el Parque de la 93, una de las zonas más exclusivas y custodiadas del país, en la que, por lo general, hay fuerte presencia de policías, escoltas y cámaras de seguridad en todo el sector.
El crimen había sido planeado meticulosamente durante meses para no fallar, no habían dejado ni un solo detalle al azar, pero un celular marcó la caída de los criminales, entre ellos el considerado cerebro de la operación, Pablo Andrés Pachón.
SEMANA revela detalles inéditos de la investigación que, con la caída de Pachón, avanza rápidamente para dar con los autores intelectuales y otros sicarios que participaron en el homicidio que escandalizó al país.
Un error está revelando todo lo que hay detrás de la muerte de Franco. Ese día, uno de los sicarios, Jean Karlo Bermúdez, el encargado de manejar la moto, no pudo prenderla y fue atrapado. Trató de ocultar lo que llevaba encima, pero las autoridades encontraron su celular, que se convirtió en una caja de Pandora.
“De acuerdo con la información legalmente obtenida en el presente caso, que da cuenta que la persona que utilizaba el abonado 311002540** registró para el día 21 de febrero de 2024 ubicación similar a la de uno de los abonados que participó en la llamada grupal para la coordinación de la comisión de los hechos investigados; se requiere realizar análisis integral con el fin de establecer el rol que tuvo la persona que utilizaba esta línea celular en la comisión de los hechos en donde perdió la vida Hernán Franco”, así empezaron a armar el rompecabezas del crimen.
Incluso, el informe narra en detalle que “el agresor pretendía abordar una motocicleta que era conducida por su cómplice Jean Karlo Bermúdez, pero dicho vehículo presenta fallas mecánicas, logran retener al señor (...) y se logra la incautación de una motocicleta y un equipo celular que portaba el capturado”.
Este equipo reveló, como si se tratara de una crónica, el paso a paso del accionar criminal: “La primera de estas llamadas inicia a las 06:49:26 horas, con una duración de 1 hora, 13 minutos y 47 segundos; cabe resaltar que de acuerdo con su duración debió finalizar siendo las 08:03:13 horas, este tiempo corresponde al antes, durante y después de la muerte de Hernán Franco, por lo que se puede inferir que el capturado se encontraba en línea con los interlocutores de los otros números telefónicos”.
El asunto estaba tan bien planeado que incluso los diálogos entre los criminales se hacían con diferentes líneas de teléfono para no dejar rastro.
“De acuerdo con lo expuesto, se puede concluir que los números celulares (…) fueron activados días previos a los hechos, así mismo se puede inferir que las personas que utilizaban estos abonados celulares llegaron al sector del Parque de la 93 sobre las 06:30 horas, esto teniendo en cuenta el registro de ubicación de cada una de estas líneas telefónicas; y que permanecieron en este sector hasta las 07:30 horas, ya que posterior a esta hora todos abandonaron el sector”.
Los cuatro números mediante los cuales se comunicaron los sicarios el día del crimen fueron apagados aproximadamente a las nueve de la mañana del mismo día y, para la Fiscalía, se puede deducir que “estas líneas telefónicas fueron adquiridas únicamente para ser utilizadas en la comisión del hecho punible”.
Pese a que los números usados para coordinar el crimen eran nuevos, en el intercambio de llamadas, al hacer un rastreo de las comunicaciones en la zona, fue ubicado un teléfono que resultó ser del eslabón perdido y cerebro de la operación, Pablo Andrés Pachón.
“Cabe resaltar que las celdas en las cuales registró actividad el número celular 31122540**, en su recorrido desde la localidad de Usme hasta llegar al sector del Parque de la 93, coincide con las celdas y horas que registró el número celular 32045153**. Se puede inferir que la misma persona portaba las dos líneas telefónicas o, en su defecto, las dos personas que utilizaban estos números se movilizaban juntas”, concluyó la investigación.
Al llegar a Pachón descubrieron que, pese a ser un hombre joven, era en realidad un curtido criminal. Los investigadores no dejaron ningún cabo suelto, y en agosto, en una llamada, detectaron que “el 17/08/2024, el interlocutor de la línea habla con un hombre desconocido y entre la conversación menciona ‘eso toca es ir con el animal’, que de acuerdo al contexto de la conversación se podría estar refiriendo a un arma de fuego”.
Poco a poco las autoridades fueron construyendo el perfil de este peligroso hombre, que además, según las interceptaciones, tendría una habitual participación en casos de sicariato. “Andrés le manifiesta a un hombre que va para el centro, para la 17, Plaza España y después San Victorino, que si va a ir, el hombre le contesta que va a ir solo, que el man le dijo que va a exterminar todo el clan de la familia, entonces toca pararlo. Andrés le consulta que si tiene el ‘animal encima’, eso toca es ir con el animal y una moto, eso no se puede amenazar en carro por los trancones”. Esta fue una de las principales pistas para los investigadores, que permitió dejar claro que quien mandaba era Pachón.
Las cámaras del sector también fueron clave y dejan claro que los asesinos no solo se movían en una moto. Al revisar todo el material, en el edificio Futura, que queda en la zona, fue detectado un vehículo marca Kia color blanco, el cual abandona el lugar al dejar al sicario. A los móviles les hicieron seguimiento, y como se ha narrado, tomaron rumbo hacia la localidad de Suba. Todo coincide con la versión del mensajero que tuvo que trasladar encañonado al sicario que mató a Franco.
Este hombre se presentó a las autoridades tan pronto dejó al criminal y contó lo que tuvo que pasar en el trayecto del Parque de la 93 a Suba, con una pistola en la espalda. Alcanzó a escuchar varias llamadas en las que afanosamente el sicario pedía que lo recogieran.
Los últimos cruces de llamadas, en estos hallazgos, dejan clara una nueva reunión de los delincuentes, esta vez para ejecutar el escape, apagan los celulares y creen que lograron la misión para la que fueron contratados. Pero las pistas y cabos atados por los investigadores lograron la caída de Pachón, quien no aceptó cargos, pero las pruebas lo señalan como el jefe de sicarios y el eslabón que llevaría a dar con quienes dieron la orden.