La bandera del ELN sobre el ataúd de Andrés*, un menor que murió empuñando armas en nombre de esta organización criminal, es la prueba que contradice de tajo al máximo comandante de esa guerrilla, alias Antonio García, quien de forma descarada afirmó que no reclutan menores de edad y que quienes están en sus filas lo hacen por voluntad, así se trate de personas entre los 11 y 17 años.
Andrés era de una región humilde y campesina de Tame (Arauca). Un menor valiente, guerrero para enfrentar la vida, parado, como se les conoce a las personas de carácter fuerte, cualidades que vio el ELN para reclutarlo.
Fuentes de inteligencia indicaron que, mediante engaños, fue seducido por la guerrilla. Le ofrecieron un mejor futuro para él y su familia. Ilusionado, accedió a iniciarse en la subversión sin saber que allí se encontraría la muerte, dejando un enorme vacío entre sus familiares y amigos.
El reclutamiento de menores por el ELN resulta descarado. Tras su muerte, el menor fue homenajeado por una de sus mejores amigas con un emotivo video que publicó en sus redes sociales, con frases como “mi niño precioso”, y ambientado con la canción Como quien pierde una estrella, de Alejandro Fernández.
En el video se ve al menor montado en caballos, correteando el ganado, actividad propia de la cultura llanera. También se le ve acompañado de sus mejores amigas, siempre con una sonrisa en su rostro, la misma que se apagó tras el reclutamiento forzado que sufrió por parte de la guerrilla del ELN cuando apenas tenía 15 años de edad, aseguran los informes de inteligencia de las Fuerzas Militares.
En las filas de la guerrilla no fue orientado para desarrollarse como un joven de su edad. Le enseñaron de la guerra, de armas y a matar. Aprendió a poner explosivos para acabar con la vida de quienes se convirtieron en sus enemigos sin que él supiera por qué.
Estuvo en la guerra hasta los 17 años, cuando murió prematuramente en un combate contra la fuerza pública en Tame. El joven, adoctrinado por la guerrilla, atacó con ráfagas de fusil a los uniformados que llegaron en la madrugada del pasado 21 de marzo para capturar a un peligroso cabecilla del Frente de Guerra Oriental. Infortunadamente, por el entrenamiento que había recibido, en lugar de deponer las armas, dio la pelea. El caso de Andrés desmiente también las declaraciones de Otty Patiño, jefe negociador del Gobierno Petro en los diálogos de paz con esa guerrilla, quien afirmó que dudaba que el ELN reclutara a menores de edad de manera forzosa.
Quien sí arremetió contra el ELN por su descarada declaración fue el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, quien calificó a García como cínico y afirmó: “Cobardes todos aquellos que reclutan a niños y niñas para la guerra. Se ha entregado información y denuncias a la Fiscalía que hablan de una intención de reclutamiento de entre 10 y 12 menores”.
También fue tajante el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, quien dijo: “Negar que el ELN ha reclutado niñas, niños y adolescentes es negar una realidad evidente y preocupante para quienes habitan y son víctimas en los territorios”.
Las estadísticas que maneja la Defensoría del Pueblo señalan que, entre 2021 y lo que va de 2023, se han conocido 199 casos de reclutamiento en el país. De ese total, 24 tienen como presunto responsable al ELN. Sin embargo, hay un alto subregistro por el temor de las familias a denunciar.
De los 24 casos, seis ocurrieron en 2020, tres en 2021 y 15 en 2022, siendo Arauca el departamento con nueve casos. Le siguen Nariño, con cinco; Norte de Santander, con tres; Antioquia, con dos; Valle del Cauca, con dos, y Bolívar, Boyacá y Caldas con un reporte cada uno.
En lo corrido de 2023, la Defensoría ha emitido ocho alertas tempranas que advierten sobre el riesgo de reclutamiento ejercido por el ELN en los departamentos de Cauca, Arauca, Chocó, Guainía, Nariño, Norte de Santander y Putumayo.
Escudo de guerra
El caso de Andrés refleja lo que viven hoy decenas de adolescentes en las regiones. Por la ausencia del Estado, los criminales sacan provecho. Inteligencia militar aseguró que el joven habría sido obligado por el ELN a ingresar a las filas bajo un denominado servicio militar que prestan durante dos años. Les prometen un sueldo fijo para salir de la pobreza y les dicen que, a través de su lucha, tendrán oportunidades para educarse. Además, les dicen que tendrán respeto en la población por portar un fusil.
Solo hasta que están en las filas de esa organización criminal se encuentran con la realidad: son víctimas de abusos sexuales, terminan convirtiéndose en alcohólicos a temprana edad, son maltratados física y verbalmente por sus superiores, y se les aleja de sus familias.
Detrás del caso de Andrés, en Arauca, está, según las fuentes, la estructura Capitán Pomares, compañía del batallón Héroes y Mártires del ELN. Ese grupo, de forma despiadada, el día del combate contra los militares, usó al joven como escudo de guerra. Lo pusieron como centinela para que se enfrentara en la primera línea contra la tropa.
Andrés estaba cuidando a Carlos Mantilla Moreno, alias Leonel, quien cuenta con una trayectoria criminal de más de 30 años en el ELN. Dice el Ejército que se trata del encargado de sostener la guerra que ha dejado decenas de muertos contra las disidencias del frente 10 de las Farc.
Para el día del enfrentamiento con el Ejército, Leonel tenía un grupo de al menos 30 escoltas, entre ellos Andrés. Las fuentes aseguraron que, en horas de la madrugada, al sector de la Horqueta, en Tame, llegaron los militares. Lo que hizo este cabecilla fue enviar al adolescente como carne de cañón mientras él escapaba, como finalmente sucedió.
Detrás del reclutamiento de menores por parte del ELN en esta región hay otros dos hombres cuyos nombres son desconocidos en la esfera pública, pero que generan temor en Arauca. Y no es para menos. Son quienes llegan a llevarse a sus hijos para usarlos con engaños o amenazas. Se trata de Isidro López Serrano, alias Gavilán, por quien se ofrece una recompensa de más de 100 millones de pesos, y Luis Albeiro Cortez Buriticá, alias Culebro Viejo, por quien se ofrece una recompensa de 200 millones de pesos.
De Andrés solo quedan los recuerdos que tienen sus familiares y amigos. El menor fue obligado por el ELN a vestirse de camuflado, portar un fusil y renunciar a sus sueños. Murió en las filas de esa guerrilla que, aún después de muerto, lo siguió merodeando, al punto de que fue enterrado con la típica bandera de color rojo y negro.
Cifras de las Fuerzas Militares señalan que, desde el 7 de agosto del año pasado a la fecha, van 124 menores de edad que se han entregado de manera voluntaria a las autoridades o que han sido recuperados en medio de operaciones de la fuerza pública. De ellos, 41 pertenecieron al ELN y han entregado crudos testimonios a las autoridades judiciales sobre los vejámenes a los que los obligan los despiadados criminales.
*Nombre cambiado.