En las diligencias de registro y allanamiento que se desarrollaron en Aranzazu, Caldas, durante la Operación Odisea, la Fiscalía Seccional Caldas, en coordinación con la Policía Nacional, capturó a seis personas por los delitos de concierto para delinquir agravado, en concurso con tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y uso de menores de edad para la comisión de delitos.

“De acuerdo con las investigaciones realizadas, declaraciones juradas, seguimientos, y reconocimientos fotográficos estas personas, al parecer, desde enero del 2022 presuntamente se dedicaban a la distribución y comercialización dosificada de estupefacientes en barrios y sectores como: Niño Jesús de Praga, El Callejón, La Morocha, El Platanal y el polideportivo de Aranzazu”, según el comunicado de prensa de la Fiscalía Seccional Caldas.

Los capturados fueron Jhon Alejandro Salazar Bedoya, alias Lapicero; Luis Fernando Agudelo Martínez, alias Sombra; Elkin Fernando Ospitia Bedoya, alias Memín; Jhon Jaider Gómez Noreña, alias El Mocho; y Cristian David Grajales Bedoya, alias El Negro, quienes ya tenían orden de captura, además de Henry Rodríguez Bedoya. Un juez de control de garantías los cobijó con medida de aseguramiento intramural. Ninguno de los delincuentes aceptó los cargos.

Mediante las investigaciones se presume que el líder de la organización, sería alias Lapicero, quien a su vez compra, almacena, dosifica y provee los estupefacientes a los integrantes del grupo delincuencial, para que los comercialicen en las calles, instituciones educativas y parques. En las tres diligencias de registro y allanamiento fueron incautados tres celulares, bazuco, cocaína, marihuana, una gramera, una escopeta y dinero en efectivo.

Estudiantes serían instrumentalizados por jíbaros para ingresar estupefacientes a colegios de Bucaramanga

En otros hechos, Jaime Andrés Beltrán, concejal de Bucaramanga, lanzó una alerta en las últimas horas por la modalidad en la que se estaría camuflando las drogas al interior de los colegios de la capital del departamento de Santander, poniendo en riesgo la salud de los menores.

Los delincuentes y expendedores estarían camuflando las drogas, como marihuana, pepas, sintéticas e incluso pastillas para tratamiento psiquiátrico, dentro de brownies, dulces y forros de los celulares, para evitar ser descubiertos por los directivos de los planteles educativos.

“Lamentablemente, las redes de microtráfico hoy no solo merodean las instituciones educativas de Bucaramanga, sino que utilizan a los jóvenes para comercializar droga de diferentes tipos al interior de los colegios. Son varios padres de familia quienes han denunciado estas situaciones”, dijo el concejal Beltrán.

Todos elementos son muy fáciles de vender y de adquirir al interior de las instituciones, por lo cual tanto niños de primaria como de bachillerato se están viendo afectados. Inclusive uno de los casos revelados por el funcionario da cuenta cómo un estudiante terminó en el hospital tras recibir un dulce, el cual consumió sin saber que estaba mezclado con una droga sintética.

“Una niña se le acercó a brindarle su amistad, ella lo incitaba a consumir drogas, pero como no quiso, intentó convencerlo a la fuerza. La niña le regaló en el colegio una colombina, la cual estaba mezclada con una sustancia que hasta el momento no hemos sabido qué era, mi hijo llegó en mal estado a la casa y nos tocó llevarlo a la clínica”, contó la madre de un estudiante según reveló el concejal.

De acuerdo con Jaime Beltrán, más allá de que los microtraficantes hayan penetrado los colegios, preocupa que los directivos de los colegios estaría “ocultando estas situaciones para no poner en riesgo el nombre la institución”.

“Los chicos que denuncian luego terminan siendo amenazados y esto representa deserción escolar. Hoy salen del colegio, no los que venden la droga, sino los que denuncian al vendedor, porque muchas son víctimas de agresiones”, agregó Beltrán.

En cuanto a las drogas sintéticas o papeletas, el concejal, aseguró que los jóvenes que están siendo instrumentalizados deben esconderlas en los forros del celular y venderlas cuando los docentes no los vigilan.