La mayor erupción que ha tenido el volcán Nevado de Ruiz ocurrió el 13 de noviembre del año 1985; en ella cerca de 25.000 personas perdieron la vida y la población tolimense de Armero fue literalmente borrada de la faz de la tierra.
La emergencia llenó de dolor a los departamentos de Tolima y Caldas, donde provocó las mayores afectaciones, pero también le dejó varias enseñanzas al país, ya que de haber contado con un sistema de gestión del riesgo adecuado, la dimensión de la tragedia hubiera sido mucho menor.
Desde ese momento se intensificó todo el proceso de vigilancia de los volcanes y nevados que se tienen en Colombia, para verificar los cambios que registran y mejorar los procesos de alertas para las diferentes comunidades, que les permita estar más preparadas ante una eventual emergencia por erupción.
Parte de este proceso es ejecutado en el barrio Chipre de Manizales, punto donde está ubicado el Observatorio Vulcanológico y Sismológico, que es un componente del SGC, y tiene como función la de vigilar y monitorear lo que ocurre con el volcán Nevado del Ruiz.
En el lugar permanece un grupo de profesionales, encargados de revisar las imágenes que llegan a los monitores que están ubicados en una sala especial. Las mismas son observadas, analizadas y estudiadas para determinar si el sistema volcánico presenta cambios en su comportamiento.
Las imágenes y sonidos que llegan a este sitio son transmitidos por una gran cantidad de equipos especiales que están ubicados en el que es también conocido como el León Dormido; y que fue llamado en la época precolombina como Cumanday, Tabuchía y Tama.
De acuerdo con los expertos, el volcán Nevado del Ruiz es el más vigilado del mundo por la actividad que mantiene. Por eso, equipos como cámaras y sensores están localizados en la ladera del aparato volcánico, lo que permite conocer en detalle qué pasa en el mismo.
Entre los equipos que están ubicados en campo y que emiten las señales o datos se encuentran: magnetómetro, monitor para flujos de lodo, sistema acústico, entre otros; los cuales permiten conocer datos relacionados con deformación, sismología, geoquímica, geofísica y convenciones.
Todo lo anterior hace parte de las redes de monitoreo del volcán Nevado del Ruiz que tiene el Servicio Geológico Colombiano y que permiten, al analizar los datos, tomar decisiones con relación a su actividad.
La información es recibida en Manizales, en monitores, y su análisis es ejecutado por profesionales, quienes analizan datos como la variación en la temperatura al interior del volcán nevado, el fracturamiento de roca, la emisión de gases y ceniza, la altura de la fumarola o la intensidad y frecuencia de los sismos.
Una vez realizado este proceso en el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales, la información es transmitida al Servicio Geológico Colombiano para su análisis y toma de decisiones, como la de cambiar el nivel de actividad del sistema volcánico, el cual pasó de III, o amarillo; a II; o naranja; que indica erupción probable en término de días o semanas.
Posteriormente, el SGC genera la información, basada, por ejemplo, en conocimiento geocientífico, lo que permite tomar decisiones y actuar ante eventos probables.
Ese proceso de vigilancia se ha intensificado en las últimas horas por el aumento que ha presentado el volcán en la actividad, lo que incluye, únicamente el día 30 de marzo de 2023, 11.600 eventos sísmicos de fracturamiento de roca al interior del edificio volcánico.
Los mismos alcanzaron una magnitud máxima de 3.1, y su profundidad se ha mantenido en un rango de entre 2 y 4 km. Lo que si ha presentado migración es la sismicidad, puntualmente con dirección al cráter Arenas.