La Policía Metropolitana del Valle de Aburrá reveló que, en lo corrido de ese año, se han instaurado cerca de 187 denuncias donde las personas advierten que fueron víctimas de los ladrones con el uso de la escopolamina.
Frecuentemente se observan en redes sociales videos donde los transeúntes pierden misteriosamente el control de sí mismos y, cuando reaccionan, tienen fuertes síntomas de malestar y no tienen sus pertenencias.
Una mujer, por ejemplo, estaba en un restaurante de un sector exclusivo de Medellín cuando fue abordada por un hombre que sacudió sobre ella un saco. Minutos más tarde, tuvo mareos que la desestabilizaron. De acuerdo con su queja, desapareció su celular y el responsable sería el sujeto que se le acercó.
Cuando acudió a un centro hospitalario de la ciudad, los médicos diagnosticaron intoxicación producida por una sustancia psicoactiva que es extraída de un árbol: la escopolamina que habría aspirado tras la agitación de la prenda.
Como este caso, diariamente se reportan más de cinco casos en los municipios del Área Metropolitana. El fenómeno se está presentando con más frecuente en Medellín, donde el incremento, frente a las estadísticas del año pasado, es del 30 %.
“Esta modalidad delictiva se desarrolla donde tenemos estos entornos sociales: fiestas, restaurantes y bares. Hay un aumento importante y el llamado que le hacemos a las comunidades es que conozcan las medidas que se deben tener en cuenta frente a esta situación en la cual se ve en riesgo la persona y sus bienes”, comentó el subcomandante de la Policía Metropolitana, coronel Rolfy Jiménez.
Las quejas que se han recibido en la institución tienen puntos en común: la sedación se produjo luego de consumir productos suministrados por desconocidos intencionalmente para tenerlas bajo su dominio y cometer los hechos delincuenciales que, incluso, han llegado a abusar sexualmente de las víctimas.
Guillermo Castaño Pérez, coordinador de la maestría en Drogodependencia de la Universidad CES de Medellín, explicó que el mecanismo más utilizado por los ilegales es la reducción del fruto al polvo y luego se agrega a los productos que son consumidos por la vía oral. Mientras que otra de las posibilidades es inhalarla por medio de vaporizadores e inyectada con agujas pequeñas.
“Lo que sí no es muy cierto, es la vía tocada -dérmica- porque se necesitarían dosis muy elevadas para que el cuerpo absorbiera eso y uno tuviera problemas”, explicó el médico a la par de la enumeración de los síntomas: somnolencia, visión borrosa y mareo. Sin embargo, esos malestares podrían ser causados por otras sustancias.
Ante este escenario, el especialista recomendó como medida urgente de respuesta la instalación de un botón de emergencia en los teléfonos móviles donde las víctimas den cuenta a sus allegados de que están en riesgo porque, más tarde, se entra en un estado de indefensión donde los delincuentes cumplen los objetivos.
“Llega una persona que le habla y empieza a darle órdenes que fácilmente cede: entrégueme el dinero, vamos al banco, vámonos para allí. Y como pierde la percepción del riesgo, se va dejando llevar y es donde aparecen los robos y violaciones”, detalló el doctor.
Cuando se presente una emergencia de esta índole, los consejos científicos indican que no es beneficioso darle algo a la víctima, acompañarla hacia un sitio seguro y, si hay complicaciones, acudir al servicio de urgencias porque se podrían alterar gravemente los sistemas por la cantidad de dosis suministrada.
Ahora bien, al largo plazo, las personas que estuvieron expuestas pueden quedar con efectos si tienen antecedentes biológicos y psíquicos: “Secuelas de tipo psiquiátrico que pueden ir desde un trastorno de ansiedad, estrés postraumático o depresivo. No es que se lo haya provocado esto, sino que lo tenía dormido y esta sustancia se lo brotó”, concluyó el investigador de la Universidad CES.