La Gobernación de Antioquia encendió las alarmas por el desplazamiento de 300 personas que esquivaron los enfrentamientos de las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo en Segovia. Al fuego cruzado de ambas estructuras delincuenciales, se sumó la instalación de artefactos explosivos.
Aunque el Ejército Nacional ya hace presencia en las zonas donde ocurrieron los combates para dar garantías en el retorno de los afectados, en las últimas horas se conoció que los ilegales sembraron minas en diferentes puntos del territorio, lo que aumentó el terror entre las comunidades.
Los campesinos y la fuerza pública sostienen esa tesis con la muerte de varias reses de ganado que, accidentalmente, caminaron sobre las minas y las activaron. Esto se ha identificado en varios terrenos ubicados en el sector de Arenales. Pero se tiene certeza de que hay explosivos en otros tramos.
Hay máxima alerta en las veredas Arenales, Jagua, El Aguacate, Montefrío y San José del Pescado, allí los grupos armados tienen una “guerra a muerte” por el control de las economías ilícitas. Los estragos que han dejado fueron reconocidos por el gobernador Aníbal Gaviria:
“Ha habido presiones de los grupos al margen de la ley para que la gente no regrese y, por supuesto, por estos hechos sienten temor. Como parte del incumplimiento de todo el derecho internacional humanitario, han instalado explosivos en las zonas donde ellos han estado presentes”, anunció el mandatario.
Frente a este escenario, se redobló la presencia de las Fuerzas Militares y la Gobernación acompaña a las víctimas que están refugiadas en la vereda Rancho Quemado. Allí también hacen presencia delegados de la Defensoría del Pueblo.
Combates en Ituango
En las montañas que rodean Hidroituango se escondía alias Primo Rogli, uno de los cabecillas de las disidencias de las Farc más peligrosos de Antioquia, custodiado por menores de edad reclutados. El delincuente fue dado de baja cuando se enfrentó a las tropas del Ejército Nacional en la noche del pasado lunes.
Yeverson Peña tenía a cargo a una parte de los hombres de los frentes 36 y 18 que se unieron en el norte del departamento para hacerle contrapeso al Clan del Golfo. Aunque empezó siendo un guerrillero raso, escaló rápidamente en la línea de mando.
Bajo su liderazgo, se habría involucrado en siete acciones terroristas que fueron contabilizadas por los agentes de inteligencia: “confrontación, proselitismo, reclutamiento, quema de vehículo, homicidio y amenaza” en los municipios de Briceño e Ituango.
Yeverson Peña perdió la vida en las últimas horas en un intento por dominar el territorio. Uno de sus subalternos fue detenido, conocido con el alias de Kevin. Mientras que otros tres tomaron la decisión de someterse a la justicia tras la presión de los militares.
En medio del operativo, los oficiales descubrieron a siete menores de edad que fueron enfilados en las disidencias. Sus edades oscilan entre los 14 y 17 años, quienes fueron puestos a disposición de las autoridades para el restablecimiento de derechos.
Mientras se tomaba el control de la situación cerca de Hidroituango, dos soldados profesionales fueron asesinados. Ellos pertenecían al batallón de infantería número diez: Luis Alberto Cárdenas Guzmán y Yeferson Andrés García Marulanda.
El Ejército Nacional lamentó el suceso: “A sus familiares y amigos, nuestro respetuoso saludo de solidaridad y apoyo en este difícil momento”. También advirtió que las operaciones militares continuarán en la zona para devolver la tranquilidad.