En la madrugada de este martes, 23 de abril, fue asesinado un oficial de inteligencia del Ejército Nacional en las calles de Medellín. Las autoridades ya tienen una hipótesis que podría explicar el crimen que enluta a las Fuerzas Militares.
La víctima fue identificada como Juan Camilo Moreno Foronda, quien adelantaba misiones especiales para contrarrestar a las organizaciones delincuenciales que aterrorizan a los habitantes del departamento de Antioquia.
Sobre las 3:49 de la madrugada, la víctima salió de un cajero automático y empezó a caminar hacia su camioneta. Justo cuando se estaba montando al vehículo, un delincuente lo intimidó con un arma de fuego y lo obligó a descender.
En medio de esa escena, el oficial fue impactado con un arma de fuego y perdió la vida. Mientras tanto, el criminal tomó el control de su automotor y emprendió la huida por las avenidas del Valle de Aburrá; a esta hora es buscado.
La sospecha que guía la investigación es que, presuntamente, Juan Camilo Moreno Foronda habría sido asesinado en medio de un robo, por lo que no estaría relacionado con su trabajo. No obstante, las autoridades no descartarán hipótesis.
Bajo esta premisa, ya son diez personas las que han perdido la vida de manera violenta en medio de hurtos en la ciudad de Medellín en lo que va corrido de 2024. Frente a las estadísticas del año pasado, hay tres casos menos.
Los delincuentes los intimidaron con armas blancas, pistolas y objetos contundentes para que se desprendieran de sus pertenencias. Así lo denunciaron más de 22 mil personas durante 2023, reseñando nueve modalidades frecuentes:
El primer lugar es ocupado por el atraco: cuando el ladrón amenaza violentamente para que sean entregados los elementos de valor. Este fenómeno ha quedado en evidencia en cientos de videos divulgados en las redes sociales y ocurre, principalmente, en la vía pública, parques, establecimientos comerciales, buses, entre otros escenarios.
Luego está el descuido de las víctimas, el cosquilleo (los intrusos toman los objetos sin que la persona se dé cuenta), el raponazo (cuando los delincuentes arrebatan las cosas y se dan a la fuga), el engaño, el rompimiento de cerradura, el rompimiento de ventana, el halado y el suministro de sustancias químicas para debilitar a la víctima, en este caso, escopolamina.
Los sectores de la capital de Antioquia donde se reporta este delito con insistencia son La Candelaria, El Poblado, Laureles, Belén, Aranjuez y Castilla. El común denominador es que son las zonas del Valle de Aburrá donde más habitantes viven y son atractivas por la oferta económica, gastronómica, cultural y turística, lo que también llama la atención de los ladrones.