Fuentes del Ejército Nacional confirmaron que la captura del máximo jefe del frente 36 de las Farc, alias Leo, fue frustrada por la comunidad luego de que las unidades de la Séptima División lo tuvieran en las manos. Al parecer, más de 100 campesinos se enfrentaron a la Fuerza Pública y el operativo terminó en una asonada.
La minuciosa acción arrancó a las cinco de la mañana de este lunes en la subregión del Nordeste antioqueño donde esta organización armada tiene amplio despliegue. De acuerdo con la información suministrada por la institución, él fue sorprendido en la zona rural del municipio de Anorí fuertemente armado.
Una vez los militares iniciaron el proceso de inspección con miras al traslado hacia la capital del departamento, los vecinos del sector donde se escondía atacaron a los uniformados. El comandante de esa unidad, general Óscar Murillo, detalló que fueron más de cien las personas que les hicieron frente al Estado.
“No tuve más remedio que retirar a las tropas por temas de seguridad, sí hubo una asonada cuando fuimos por este bandido. Nuestra tarea es velar por la tranquilidad de las comunidades, ese es nuestro deber. Seguiremos trabajando por esa tarea”, dijo el alto mando que lideró la operación contra las disidencias de las Farc.
La Personería de Anorí confirmó que la confrontación se registró en la vereda Tacamocho. De momento, el Ministerio Público desconoce cómo aconteció la situación porque el territorio está retirado de la cabecera municipal. En las próximas horas una comisión se dirigirá hasta el sector para verificar los hechos que denunció el Ejército.
Ahora bien, esta entidad envió una alerta a la Procuraduría General de la Nación para que ponga la lupa sobre el incidente donde la comunidad se impuso sobre el Estado, de acuerdo con el mensaje del comandante Óscar Murillo. Mientras que la Fuerza Pública anunció denuncias penales contra las personas que blindaron a alias Leo.
Este hombre empezó a tener protagonismo en los últimos meses cuando las unidades de inteligencia militar lo ubicaron como el máximo jefe del grupo armado que atormenta la tranquilidad de los campesinos de la subregión del nordeste antioqueño. Él heredó el puesto luego de que alias Cabuyo fuera abatido en el Valle de Aburrá el pasado 10 de junio.
Con base en las investigaciones que ha adelantado el Ejército, alias Leo sería el responsable de homicidios selectivos y desplazamientos forzados en ese rincón de Antioquia. Bajo su mando, comandó los combates con el ELN y el Clan del Golfo en el territorio, escenario que vulneró el derecho internacional humanitario porque la comunidad quedó en medio de las balas.
Recientemente, este grupo guerrillero emitió un comunicado donde mostró disposición para acogerse a la política de la ‘paz total’ que impulsa el presidente Gustavo Petro. Para avalar su interés, anunció un cese al fuego de hostilidades en las montañas antioqueñas. Esta confirmación fue emitida luego de que el Gobierno les pidiera señales de adopción al diálogo.
En ocho párrafos, las mismas resumen su interés en pactar su transición hacia la legalidad. Un deseo que, contradictoriamente, dicen que está presente en sus corazones desde siempre. Y aunque tuvieron la oportunidad de cumplir el sueño con el proceso de paz de 2016, criticaron que la negociación no se podía limitar a la entrega de un puñado de armas.
“Hemos confiado infinidad de veces en salidas de negociación y políticas para este conflicto, y así lo dice nuestra historia de resistencia como pueblo azotado en armas, y lo seguiremos haciendo. De cada tropiezo y error hemos aprendido y no cerramos nunca las puertas. Creemos que la paz se edifica sobre la solución de las necesidades”, se lee en el papel.