La Policía Metropolitana del Valle de Aburrá asumió las investigaciones para esclarecer el atraco que sufrió el reconocido cantante de vallenato ‘Mono’ Zabaleta, ocurrido este fin de semana en la carretera que une al aeropuerto internacional José María Córdova del municipio de Rionegro con la capital de Antioquia.
El mismo artista acudió a sus redes sociales para informar la situación: “Me acaban de atracar en pleno norte de Medellín. Qué inseguridad la que hay en este país. Por poco me matan”, se lee en una publicación en X. Al parecer, él habría sido interceptado por delincuentes que lo intimidaron y le arrebataron sus pertenencias.
Zabaleta también emitió una dramática recomendación a los ciudadanos que se movilizan por esa zona del departamento: “No lleguen con prendas de valor al aeropuerto José María Córdova de Rionegro. Ahí está una mafia grande de atracadores, ayudados por los choferes de taxis y otros (medios de) transporte”.
Las autoridades rastrean las posibles alianzas criminales que existirían en las inmediaciones de la segunda terminal aérea más importante de Colombia, no solo las que se dedican a robar a los pasajeros, también a los que participan en las redes de trata de personas y la explotación sexual de menores de edad.
Según las estadísticas de la Policía Nacional, en lo que va corrido del año, al menos 12 mil personas denunciaron ser víctimas de los ladrones en Medellín. En la mayoría de los casos, los delincuentes los amenazaron con armas cortopunzantes y armas para que las víctimas se desprendieran de sus objetos valiosos.
En cuanto a las modalidades, el primer lugar es ocupado por el atraco: cuando el ladrón amenaza violentamente para que sean entregados los elementos de valor. Este fenómeno ha quedado en evidencia en cientos de videos divulgados en las redes sociales y ocurre, principalmente, en la vía pública, parques, establecimientos comerciales, buses, entre otros escenarios.
Luego está el descuido de las víctimas: el cosquilleo (los intrusos toman los objetos sin que la persona se dé cuenta); el raponazo (los delincuentes arrebatan las cosas y se dan a la fuga); el engaño, el rompimiento de cerraduras, el rompimiento de ventanas, el halado y el suministro de sustancias químicas para debilitar a la víctima, en este caso, escopolamina.
Los sectores de la capital de Antioquia donde se reporta este delito con insistencia son La Candelaria, El Poblado, Laureles, Belén, Aranjuez y Castilla. El común denominador es que son las zonas del Valle de Aburrá donde más habitantes viven y son atractivas por la oferta económica, gastronómica, cultural y turísticas, lo que también llama la atención de ladrones.