Un grupo de inteligencia de la Policía Nacional descubrió el paradero de alias el Diablo, un temido criminal que acumuló 26 años de trayectoria criminal que lo llevó a liderar una de las organizaciones delincuenciales más temidas del departamento de Antioquia. En el prontuario aparecen más de cien muertos.
Al parecer, se escondió en el centro del municipio de Bello para esquivar los requerimientos judiciales por el delito de concierto para delinquir y una circular azul de Interpol. Supuestamente, él calculó una violenta confrontación que sostuvieron dos estructuras ilegales en las calles del Valle de Aburrá.
La decisión la habría tomado desde un lugar privilegiado, dado que reemplazó al cabecilla histórico de El Mesa, grupo que se mueve entre los municipios de esta subregión y las calles de la capital de Bolívar y Bogotá. Por ello, captura es histórica y calificada como un gran golpe a la criminalidad de Colombia.
El comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, general Rosemberg Novoa Piñeros, reveló que su nombre figura en las investigaciones que se adelantan por la guerra urbana que la organización lideró en el departamento de Antioquia durante dos años y que, como resultado, dejó varias víctimas.
“Esta persona sería responsable de haber dinamizado homicidios, producto de una confrontación con otro grupo en Bello, en 2018 y parte del 2019, donde habrían resultado más de cien personas muertas. Estamos hablando de un golpe a un cabecilla con una amplia trayectoria delincuencial”, afirmó el oficial.
La institución dijo que su detención afecta considerablemente la articulación de esta estructura, dedicada a los delitos de homicidio, secuestro, tráfico de estupefacientes, extorsión y desplazamiento forzado, en su tarea de expansión a otras regiones del país, como Cundinamarca, Caldas y Cartagena.
Disidencias de las Farc imponen nuevo ‘manual de convivencia’ en Antioquia: estas son las indignantes reglas
Las autoridades están investigando la veracidad de un panfleto que habría emitido el frente 36 de las disidencias de las Farc en Antioquia, donde da cuenta de un supuesto ‘manual de convivencia’ que deberían cumplir los habitantes de tres subregiones, tal como lo ordenaron hace unos días las subestructuras 18 y 58.
En el documento se lee que las escandalosas reglas cobijan los municipios de Guadalupe, Carolina del Príncipe, Gómez Plata, Amalfi, Anorí y Bajo Cauca (Caucasia, El Bagre, Nechí, Tarazá, Cáceres y Zaragoza), cuyo objetivo sería “(…) aportar a la construcción de una verdadera paz con justicia social”.
La directriz de la guerrilla está condicionada a altas sumas de dinero. Es decir, si un ciudadano infringe la norma, debería pagar. En dado caso de que no cuente con los recursos, tendría la posibilidad de llegar a un acuerdo con la organización delincuencial para cancelar el ‘comparendo’ en menos de un mes.
En primer lugar, la persona no tiene permitido el consumo de sustancias psicoactivas en las zonas urbanas y rurales de los pueblos señalados. Si es sorprendida, la multa sería de $ 3.000.000. Los presuntos disidentes de las Farc advirtieron en el documento que “seremos implacables con el microtráfico”.
Las invasiones de tierra tienen una sanción de $ 7 millones; los “amanecederos” cuestan $ 3 millones; las riñas $ 2 millones; “a los que les gusta destruir con la lengua” más de $ 1 millón; ingresar animales a los establecimientos comerciales y a menores de edad a sitios donde vendan licor tendría una penalidad de $ 1 millón.
Ahora bien, después de las dos de la mañana, la guerrilla habría restringido el tránsito de carros. Si el conductor no demuestra una emergencia, “debe incurrir 3.000.000 y decomiso del vehículo por un mes. Todos aquellos deudores morosos, han de realizar acuerdos de pago antes de un mes, de lo contrario, 1.000.000″.